En pleno
solsticio de verano y leyendo la autobiografía de RAMÓN Gómez de
la Serna, que él titula, como es sabido, Automoribundia,
oigo que tocan con los nudillos en una de las puertas de mi domicilio
en Madrid. Me tomo las debidas precauciones; observo por la mirilla e
inicio un breve diálogo a través de la puerta y antes de abrir, le
pregunto, si es un hombre de bien, a lo que responde afirmativamente.
Le abro la
puerta, se presenta, me dice su nombre: Enrique Merino, que vivió
con sus padres en mi domicilio actual en los años 40 y que después
fueron a vivir a Menorca por el destino de su padre y el piso lo
ocupó su tía, Manuela Cano MERINO, a quien yo se lo compré hace
ya 25 años.
Le muestro
la casa, muy cambiada en cuanto a su morfología y él iba recordando
el lugar e incluso el daño de alguno de los muebles de entonces.
Entre tanto
iniciamos un diálogo fluido y le pregunto por su profesión, lugar
donde vive, así como yo le digo la mía; me manifestó que era
profesor emérito de Geología de la universidad de Bloomington
(Indiana), que había estudiado Ingeniería de Minas en Madrid y el
doctorado en Geología en EE. UU. Yo le manifesté que tenía alguna
referencia de la universidad de Bloomington en el campo de las letras
y en un momento dado llamó por el móvil a su mujer, que se quedó
en la acera por no atreverse a ‘invadir’ un domicilio particular.
Se presentó
con su nombre y apellido compuesto: Consuelo López-Morillas, y
claro, yo le dije, si era hija del hispanista y catedrático Juan
López-Morillas (Jódar, Jaén, 1913- Austin, Texas, EE. UU. 1997),
me contestó que sí; le mostré un libro de su padre, cuando pasamos
a mi gabinete: Kausismo: Estética y
Literatura, Antología, Selección y Edición
de Juan López-Morillas, E. Labor, Barcelona, 1973.
Ella, a su
vez, me dijo que era profesora universitaria emérita del
Departamento de Español y Portugués de la universidad de
Bloomington y especialista en literatura aljamiada.
Y al
preguntarle por la carrera universitaria de su padre, me dijo que
había profesado en la universidad de Brown en Providence (Rhode
Island) como catedrático de Literatura Española y Literatura
Comparada hasta su jubilación en 1978. Después aceptó una
invitación de la universidad de Texas en Austin para ocupar la
cátedra de Ashbel Smith Profesor of Spanish y se jubiló en 1989 a
los 75 años.
Después de
jubilado se dedicó a traducir a los grandes novelistas rusos del
siglo XIX, mientras que su mujer, Frances Mapes había traducido al
inglés obras de Pérez Galdós, Camilo José Cela, Delibes y Jorge
Luis Borges.
Juan López-Morillas
El profesor
hispanista Juan López- Morillas centró su campo de investigación
en el movimiento krausista español, la Generación del 98 (Unamuno),
la Institución Libre de Enseñanza (Francisco Giner de los Ríos) y
la Literatura comparada.
Y como
estamos en el tiempo de las cerezas (el temps
de les cireres), si tomamos la imagen del
puñado de cerezas cogido de un cesto de mimbre, tendríamos primero
la ciudad de Bloomington en Indiana y en el mismo estado y a pocas
millas, se encuentra la ciudad de Nashville, donde hay un museo
dedicado a Dillinger (Enemigo público Número 1) con objetos y
fotografías de víctimas, cómplices y secuaces.
Como es
sabido, y coincidiendo con la gran depresión de 1929, Dillinger
asalta bancos, secuestra y asesina a un total de 14 personas, por lo
cual era considerado el enemigo público número 1, pero la Dama de
Rojo (Anna Sage) le denunció con el fin de evitar su deportación,
la siniestra rumana servirá de cebo al antihéroe en la emboscada
que le costará la vida. Fue abatido por la policía en 1934.
Una urna de
cristal contiene el canotié, las gafas rotas, las entradas del cine
y las prendas de vestir manchadas de sangre.
Victoriano Crémer
Pues bien,
el poeta leonés, nacido en Burgos, Victoriano Crémer (Burgos 1907-
León, 2009) le dedica un poema al famoso gánster, tras la película
de W S. Van Dyke, John
Dillinger, emenigo público número 1
de 1934, titulado “Fábula de persecución y muerte de Dillinger”,
el poema pertenece al libro: Tacto sonoro,
León, 1944.
El poema
comienza con una serie de metáforas irracionales e imágenes
visionarias:
"Las
plataformas de los rascacielos vuelan
en una
embriaguez desorbitada de espejos y cristales",
en las que
podemos sentir los ecos lorquianos de Poeta en
Nueva York y cuando describe al personaje,
resuena algo del Romancero gitano:
"¡Dillinger!
–Vara de acero,
ojos de
lagarto al sol-
entre un
salva de balas
se quebró
como una flor".
Además, el
largo poema responde a una estructura cinematográfica con una puesta
en escena de voces corales, cuyo objetivo es ensalzar al personaje,
mostrar el espacio en que suceden los hechos e intensificar la
proximidad de la tragedia; al final vuelve la irracionalidad poética
y las imágenes surrealistas y termina el poema con la subasta del
sombrero de Dillinger en el club del banquero Vanderville, como
esguince irónico del orden establecido ( la noria del dinero que no
se detiene):
"Y en el club
del banquero Vanderville
-sudorosas
papadas en reposo-
subastan un
sombrero verdi-claro
en millares
de dólares…"
Ricardo Gullón
Retirando
otra cereza traería a don Ricardo Gullón (Astorga, 1908- Madrid,
1991), que precedió Juan López-Morillas como profesor en la
universidad de Texas en Austin
Profesó de
1960 a 1975, pasando luego a la de Chicago, hasta su jubilación en
1983; y todavía con 80 años daba cursos de doctorado en la
universidad de Davis (California).
Don Ricardo
Gullón, además de escritor y crítico literario, como profesor
centró sus investigaciones en la teoría de la literatura (estudios
sobre la novela), galdosiano primigenio y estudioso de Juan Ramón
Jiménez, Antonio Machado, Unamuno y Cernuda.
Luego le
tocaría el turno a Consuelo López Morillas, maestra en Jódar
(Jaén) de varias generaciones, hija y nieta de maestros, fallecida
en Jódar en 1993, toda una saga de docentes, que se prolonga ya más
de un siglo.
Doña
Consuelo era hermana del hispanista y catedrático Juan
López-Morillas, suegro de Enrique Merino, inquilino de mi piso en
los 40/40 y padre de su mujer, la también hispanista, Consuelo
López-Morillas. Además el Instituto de Enseñanza Secundaria de
Jódar lleva el nombre de “Juan López-Morilas”; y como hemos
visto, la labor docente se lleva a cabo a uno y otro lado del
Atlántico.
Luisa Sofovich y RAMÓN
Y ya por
último para cerrar el círculo o gastar la última cereza prendida,
por aquello de la lectura de Automoribundia
de RAMÓN, sería la visita que Horacio J. Spinetto (Boletín RAMÓN,
nº 20, 2010) realizó en 1989 a la casa que habitaron RAMÓN Gómez
de la Serna y su esposa Luisa Sofovich en la calle Hipólito
Irigoyen, nº 1974, 6º “LL” de Buenos Aires.
Pues el
inquilino, que ocupaba el departamento de RAMÓN, Luis Francisco
Borra, con su esposa e hijo, le mostró la casa y, orgulloso, le
regaló un recibo del gas, que continuaba llegando a nombre de Ramón
Gómez de la Serna.
Vemos, pues,
que, pesar del paso del tiempo transcurrido (muere en 1963), el
espíritu de RAMÓN continua rondando por el barrio de Balvanera.
Yo no puedo
mostrar ningún recibo de los suministros de luz y gas, porque las
compañías españolas, más eficientes, obligan a cambiar el nombre;
lo que si heredé de Manuela Cano MERINO, fue el número de teléfono.
Hasta aquí
este, ya prolongado, excurso, fruto de la grata visita inesperada.
Consuelo y
Enrique, ¡Hasta la próxima!
Anastasio
Serrano
Madrid, 29
de junio de 2016
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