El Grupo Cántico de
Córdoba
Uno de los movimientos literarios de los años 40 que navegó a contracorriente de la poesía existencial y testimonial fue el grupo de artistas y poetas reunidos en torno a la revista Cántico de Córdoba.
El Grupo Cántico (García
de la Concha, 1987: 772-794) tiene su origen en la tertulia del
profesor del Conservatorio don Carlos López de Rosas hacia 1941.
Este grupo de creadores lo forman : Juan Bernier (1911-1989), Ricardo
Molina (1917-1968), Mario López (1918-2003), Julio Aumente
(1921-2006), Pablo García Baena (1924- ) y los pintores Ginés de
Liébana y Miguel del Moral.
Una vez constituido el
grupo realizan un trabajo colectivo que consiste en un
cuaderno-homenaje manuscrito a don Carlos López de Rojas. Dicho
cuaderno contenía: “Sinfonía italiana, “Concierto de Aranjuez”,
“Cuarteto de las Arpas” y “Cuarteto de la convalecencia” de
Ricardo Molina; “Pastoral y el soneto, “Estaba yo detrás de un
verde” de Pablo García Baena y “Las Valquirias” de Julio
Aumente.1
La elección de la
palabra Cántico como nombre de la revista, epónima del grupo, se
debe a una representación teatral del Cántico Espiritual de
San Juan de la Cruz, realizada por Pablo García Baena, con motivo de
la celebración del Centenario de San Juan de la Cruz, el 23 de
noviembre de 1942.
El grupo se va reuniendo
en varios lugares por eso Juan Bernier lo bautiza como “Peña
Nómada”. Enseguida aparecieron los frutos y los primeros fueron de
Ricardo Molina, que publicó, El río de los ángeles, en la
revista Fantasía, agosto de 1945 y Pablo García Baena dio a
la estampa, Rumor oculto, también en Fantasía en
enero de 1946, ambos libros con dibujos de Ginés de Liébana.
Y ya en 1947 decide todo
el grupo presentarse al premio “Adonais”, Juan Bernier con Aquí
en la tierra; Ricardo Molina con Estrella de ajenjo; pablo
García Baena con Junio; Julio Aumente con Nisán y
Mario López con Tierra confundida. Obtiene el premio José
Hierro, con su libro Alegría. Ante el escaso reconocimiento
de su obra deciden lanzar una revista propia; aunque parece ser que
Ricardo Molina llevaba tiempo con la intención de sacar una revista
de poesía.
Una hoja volandera
anunciaba en septiembre de 1947:
La aparición
en Córdoba de la revista Cántico el próximo octubre responde a la
aspiración de representar poéticamente el Sur, cuyo genio creador e
innovador rigió tan brillantemente toda la lírica contemporánea.
Cántico recogerá la producción de los nuevos poetas andaluces y
las manifestaciones representativas de la actual poesía española.
Igualmente reflejará a través de traducciones y críticas el
panorama de la poesía extranjera en sus más indiscutibles valores y
con preferencia aquellos no vertidos hasta ahora en nuestra lengua.2
La
revista Cántico (1947-1949): I Época
(8 números)
En octubre de 1947
aparece Cántico. Hojas de Poesía, dirigida por Ricardo
Molina, Juan Bernier y Pablo García Baena, pues Mario López vivía
ya en Bujalance y Julio Aumente en Madrid.
En la portada del primer
número figuraba un ángel con una tela en la que está el nombre de
la revista: CÁNTICO, y debajo los cuatro puntos cardinales, que
sugerían el alcance universal que quería tener la revista, nacida
en el sur de España y cuyo autor fue Miguel del Moral. Y en la
contraportada (a partir del nº 2) aparece un verso lorquiano sobre
un capitel corintio: “Celeste córdoba enjuta”, verso final del
romance “San Rafael”, perteneciente al Romancero gitano de
Federico García Lorca: “San Rafael (Córdoba)”, A Juan Izquierdo
Croselles y termina así: “Un solo pez en el agua. / Dos Córdobas
de hermosura./ Córdoba quebrada en chorros./ Celeste Córdoba
enjuta”3.
El título de la revista
se asocia con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz
(Centenario) o el Cántico de Jorge Guillén, ambos poetas
admirados por el grupo cordobés; pero también quería referirse al
canto o cántico de la belleza en todas sus manifestaciones.
Los primeros ilustradores
de Cántico fueron Miguel del Moral y Ginés de Liébana.
También enviaron sus dibujos Manuel Aumente, Adriano del Valle y
Gregorio Prieto.
Ocho fueron los números
de Cántico de esta primera época. La revista tenía trece
páginas (menos los ejemplares 1 y 3). Se dedicaba el mayor número
de páginas a las colaboraciones de poetas españoles y en las
últimas páginas se publicaban traducciones de poetas extranjeros y
notas críticas.
La intención de Ricardo
Molina, al sacar Cántico, fue la de agrupar en la revista a
los mejores poetas cordobeses del momento como puede leerse en el
boletín de suscripción. Además de los cinco fundadores colaboraron
en Cántico Octavio Díaz-Pinés, Juan Carandell, Leopoldo de
Luis y Luis de Góngora y Argote. También colaboraron otros poetas
andaluces como Rafael Laffón, Adriano del Valle, José Antonio Muñoz
Rojas, Rafael Montesinos, Carlos Edmundo de Ory. Publicaron sus
poemas Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y Luis Cernuda con tres
poemas de su libro Como quien espera el alba, en el nº
5, que eran los primeros que publicaba en una revista española
después de la guerra.
Acogieron a poetas del
resto de España y con tendencias estéticas dispares: garcilasisitas
como Jesús Juan Garcés, existencialistas como José Mª Valverde y
de tendencia religiosa como Luis Felipe Vivanco. Por lo tanto podemos
decir que Cántico es una revista ecléctica, como la mayoría
de las revistas poéticas de posguerra (F. Rubio, 1976:10).
Se abre el primer número
de Cántico con el poema de Juan Bernier, “Canto del Sur”.
Publican sus poemas
Ricardo Molina, Pablo García Baena y Mario López. Se añaden
traducciones de W.H. Auden, de Lubics Milosz y de Paul Claudel.
Conviene resaltar de este
primer número el énfasis que se pone en el ‘canto’, incluso en
los títulos de los poemas: “Himno a Santa Cecilia”, “Canto del
Sur, “Sinfonía de septiembre”.
Cerraba el número el
apartado “Notas”, que firmaba Uriel, como el rótulo
angélico de la portada (Ricardo Molina, el teórico del grupo), en
el que denunciaba la decadencia de la imagen, y dice así:
Nuestra
poesía contemporánea fue hasta hace poco una poesía de imágenes
con Juan Ramón Jiménez, Gabriel Miró, Aleixandre, Guillén, Dámaso
Alonso. La joven poesía española parece, al contrario, atacada de
una pasmosa esterilidad. Este empobrecimiento repercute a su vez en
el verbo, en el tema y sobre todo en el metro, acortándolo y
restringiéndolo a frases hechas, clichés musicales, rítmicos,
sabios, nimbados por una hermosa tradición, pero incapaces para
enmascarar la nebulosidad, el vacío, el raquitismo poético
interno.4
El número tres de
Cántico, febrero de 1948, comienza con una carta de Vicente
Aleixandre a los fundadores de Cántico, dándole el espaldarazo a la
publicación, esto escribe V. Aleixandre:
Debajo de
los pies tienen ustedes tierra árabe y más abajo tierra romana (…),
y más abajo, en fin, la tierra sin nombre que sube hasta ustedes
vieja (…), sazonada en su lenta ascensión por muy viejas culturas
(…).
Un lenguaje
largo, de inclinación lujosa, a veces con cierto tornasol variable o
purpúreo, parece ondular por estas páginas donde los mejores de
ustedes concurren con una Andalucía no geográfica, y también
geográfica, sensorial (…). En algunos de ustedes, poetas
cordobeses, una densa melancolía lucha con la sensualidad luminosa
(…) Hay una consagración de los sentidos en la irrupción
espiritual (…) Es un Sur que mira hacia Oriente. (O. C. p. 36)
La cuarta entrega va
dedicada a la poesía de tema religioso. El número 5 de junio de
1948 destaca por la publicación de tres poemas de Luis Cernuda de su
libro, Como quien espera el alba.Y así llegamos al número 8,
que cierra esta primera etapa, diciembre de 1948-enero de 1949, en el
que se publican poemas de estos poetas catalanes: Joan Vinyoli, Joan
Triadú, Joseph Paláu y Joan Perucho; además de un poema de Adriano
del Valle (“Loa al pintor Gregorio Prieto”) y otro poema de T. S.
Elliot.
Guillermo Carnero,
primer estudioso del Grupo Cántico, señala que las características
de la poesía del Grupo son:
Presencia
abrumadora de un intimismo de carácter culturalista, heredado del
Modernismo y de los poetas del 27.
Refinamiento
formal, búsqueda de la palabra rica y justa. Pontenciación del
análisis introspectivo mediante la selección léxica. Barroquismo.
Tratamiento
vitalista del tema amoroso, en clara continuidad con la actitud de la
Generación del 27, contrastando marcadamente con el impersonalismo
garcilasista o el agonismo existencial y reliogioso. Ausencia de
formas de amor dentro del orden, como el conyugal.
Presencia de
poesía de tipo religioso: Poesía sacra, poesía intimista
religiosa, poesía de correlato religioso
Acaso la
característica más relevante de Cántico sea la abrumadora
presencia de un intimismo que, si bien procede de las emociones y
experiencias de la vida cotidiana, se expresa al margen de todo
realismo y de todo descriptivismo directo de sensaciones o sucesos.
Por esa razón puede aplicársele el calificativo de culturalista.
Esta manera de expresar el yo lírico será uno de los elementos
diferenciales de la poesía castellana a partir de 19605.
Resumiendo encontramos en
la poesía del Grupo Cántico un profundo vitalismo, hedonismo y
religiosidad, tono elegíaco, relevancia del paisaje urbano y rural y
también leves implicaciones sociales. Y en cuanto a los rasgos
estilísticos: tendencia a lo hímnico (tono invocativo, abundantes
exclamaciones), culturalismo, importancia de las imágenes, léxico
suntuoso, esteticismo (heredado del Modernismo) y versolibrismo,
aunque también cultivaron el soneto.
El cierre de la revista
de esta primera época (enero de 1949), parece que tuvo mucho que ver
con la censura, si nos atenemos a los escritos personales de Ricardo
Molina.
CÁNTICO: Segunda
Época (1954-1957) (13 números)
CÁNTICO, Editado
por R. Molina, P. García Baena y J. Bernier, Córdoba, Abril, 1954,
II Época.
En la primavera de 1954
reinicia su singladura la revista Cántico, sin el subtítulo
“Hojas de Poesía”. Será de periodicidad bimensual y mejorará
en su presentación, mejor calidad de papel y de las tintas y con
tipografía más moderna, pues contará con el patrocinio del
Ayuntamiento de Córdoba y de la Diputación (en el nº 6).
Se amplió la extensión
de los números ordinarios que pasaban de las 20 páginas, frente a
las 13 de la primera época; y los números dobles eran mucho más
extensos, el número 9-10 dedicado a Luis Cernuda tiene 61 páginas.
Los ilustradores siguen
siendo Miguel del Moral y Ginés Liébana, a los que se unen Rafael
Álvarez Ortega, Pedro Bueno, Guinovart, Francisco Nieva y el propio
Mario López.
En cuanto a los
colaboradores Cántico abre, de nuevo, sus páginas a los
poetas de Córdoba, pero esta vez con un número monográfico (10 y
11) dedicado a la poesía cordobesa del momento en homenaje a Antonio
Cruz Conde (Alcalde de Córdoba). Se publican poemas de Manuel
Álvarez Ortega, Mariano Roldán, Vicente Núñez, Luis Jiménez
Martos, Antonio Gala, Concha Lagos, Rafael Millán y poemas de los
cinco fundadores de la revista.
En otros números
publicaron sus poemas otros poetas andaluces como Fernando Quiñones,
José Mª Pemán, Alfonso Canales y los andaluces del 27: Lorca,
Aleixandre, Altolaguirre y Cernuda y otros poetas nacionales de
diversas tendencias, garcilasistas como José García Nieto,
espadañistas como Victoriano Crémer, poetas de la generación del
50 como Blas de Otero, Gabriel Celaya y Carlos Bousoño.
Cántico también
prestó atención a la poesía catalana, publicando poemas de Joan
Perucho, Carles Riba, Salvador Espriu y a la poesía gallega
contemporánea (nº 3) con poemas de Aquilino Iglesia, Álvaro
Cunqueiro y Manuel Antonio y con un artículo de Álvaro Cunqueiro
titulado: “Carta sobre la actual poesía gallega”.
También dedicó espacio
a la poesía inglesa, francesa, italiana y hasta china.
Otra novedad es la
publicación de ensayos críticos, realizados por escritores no
pertenecientes al grupo, como el citado Álvaro Cunqueiro, Francisco
López Estrada (“Noticia de los actuales poetas cordobeses”),
Mariano Manent (“Carta sobre la actual poesía inglesa”), el
hispanista italiano Oreste Macrí o Marcela de Juan sobre la poesía
china.
Otro número monográfico,
el 5, está dedicado a la poesía religiosa, que se abre con
“Letrilla de la Virgen Blanca” de Gerardo Diego y se publican
poemas de Luis de Góngora, Francisco de Rioja, Pedro Soto de Rojas,
Pedro de Espinosa y Lanza del Vasto :Litanies a la Vierge.
Pero el número
monográfico estrella (9-10, agosto-noviembre de 19559) es el
dedicado a Luis Cernuda con una vistosa portada de Miguel del Moral y
supone, según Abelardo Linares, el símbolo de la normalización de
la poesía española; pues se inicia, entonces, el reconocimiento de
la obra del poeta sevillano exiliado en Méjico. Colaboran con sus
poemas José Mª Pemán, Julio Aumente, Fernando Quiñones, Manuel
Álvarez Ortega, Ricardo Molina y Mario López. Escriben artículos
evocadores sus compañeros de generación: Lorca, Aleixandre y
Altolaguirre y unas cuantas aproximaciones críticas a la obra de
Luis Cernuda: “Oscura noticia de Luis Cernuda” de Adriano del
Valle; “Recuerdo de Luis Cernuda” de José Antonio Muñoz Rojas;
“La poesía de Luis Cernuda” por Ricardo Gullón y otros. El
número homenaje concluía con una selección de once poemas y dos
fragmentos en prosa, como representativos del la producción de
Cernuda hasta la fecha.
Desde el número 3
reinicia Ricardo Molina sus colaboraciones críticas, ahora bajo el
epígrafe: Ita et nunc, ahora más elaboradas y rigurosas que
en la primera época (Uriel).
Podemos distinguir cuatro
tipos de colaboraciones críticas:
- La poesía comprometida (nº 3), desdeña este tipo de poesía, que la distingue de la “poesía-mensaje”, que no es rechazada por Molina, sino que “cumplió (…) la función transmisora esencial de valores culturales y religiosos, mientras que la poesía comprometida al estar al servicio de una doctrina restringe el horizonte poético”6.
- Defiende en “Justicia poética: Luis Cernuda”, la obra del sevillano, frente a la injusticia de ciertos críticos o el silencio.
- En “Asociaciones” (nº 8) reflexiona sobre las posibilidades que otorga la imaginación a los poetas para asociar, de manera intuitiva, términos reales e imaginarios en las metáforas.
- En el nº 12 recoge apuntes biográficos y confesionales a modo de diario: “Yo y los otros”, “Guardia en las Quemadillas” (Orillas del Gualdalquivir).
Ricardo
Molina fue el verdadero director de Cántico, asesorado por
Bernier y Baena. Él diseñó la portada, seleccionó las
colaboraciones, ejerció la crítica literaria y se ocupó de la
administración.
En
esta segunda etapa, Cántico (1954-1957) siguió con su línea
de eclecticismo, sin ser nunca un grupo cerrado (se admitió al grupo
a Vicente Núñez, cordobés de Aguilar de la Frontera); pero, a vez,
fue una revista independiente con respecto a las de signo realista de
los años 50.
Fanny
Rubio habla de equidistancia como virtud principal de Cántico,
donde era frecuente el maniqueísmo:
“Equidistancia
con relación al papel representado por Espadaña,
Garcilaso y Postismo. Ni era estrictamente
pura, ni neorromántica, tal vez culturalista (…), su apuesta por
el canto individual (de un específico erotismo y una marcada
intimidad a la vivencia religiosa) aloja una parte muy sustancial de
la memoria de la modernidad aportándole a ésta la fragilidad del
espacio difícil que le cupo cubrir.”7
La
desaparición definitiva de la revista se debió, según Abelardo
Linares, al agotamiento de Ricardo Molina por problemas personales y
por su frenética actividad. José Mª de la Torre propone otras
causas: “Ricardo Molina descubre horizontes culturales nuevos,
entre ellos los que se encuentra en el mundo telúrico y ancestral
del flamenco”8.
El
grupo poético Cántico adoptó una postura no comprometida en lo
político y apostó claramente por la estética. Cántico no
sólo llevó a cabo una aventura poética en la época, sino también
moral y marginal, esto dice Luis Antonio De Villena al respecto:
La
poesía de Cántico,
muy vitalista y queridamente pagana (…), una poesía mucho más
reivindicativa de lo que parece, porque se sitúa al margen de la
mayoría moral. En una posguerra de estrictas normas católicas trata
sin tabúes la materia homoerótica y paganizante9.
Esta
poesía alejada, alejada de los tonos neorrománticos (Fortuño,
2008:63), de los tonos tremendistas, de la suavidad formal de
Garcilaso y de la preocupación testimonial de Espadaña,
mostró una exquisita sensibilidad, incorporó el mundo andaluz y
grecorromano, el gusto por la belleza y el refinamiento, la fruición
de los sentidos, impregnada de tintes barrocos, nostálgicos y
elegíacos.
Pablo
García Baena, el único superviviente del grupo, sintetiza así el
papel de la revista: “Nosotros intentamos hacer poesía cuando se
estaba haciendo otra cosa. Nuestros maestros fueron Juan Ramón
Jiménez, los del 27, Mallarmé, los simbolistas y los parnasianos”.10
Abelardo
Linares señala las aportaciones del grupo Cántico a la poesía
española, así:
Lo
que Cántico aporta a
la poesía española es la conciliación de dos tradiciones poéticas
distintas (…): por una parte la poesía literaria (una poesía con
imaginación y anécdota, bella y refinada formalmente); y por otra,
la poesía de experiencia (una poesía de lo concreto humano (…),
vital ). Estas dos tradiciones podrían resumirse entre nosotros, una
en el modernismo, la otra en la línea que va de Luis Cernuda a
Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma y el Valente de los 60. (…)
Buena parte de lo más granado y avizor de la poesía joven andaluza
y española en general haya significado su admiración o su deuda con
los poetas de Cántico (…): Guillermo Carnero, Pere Ginferrer, Luis
Antonio de Villena, Antonio Colinas, Francisco Bejarano, Fernando
Ortiz, Felipe Benítez Reyes. 11
La
revista Cántico, al fin, representó el nexo de unión entre
la poesía posterior de los Novísimos y la Generación del 27, así
como el Postismo respecto de la s Vanguardias y la posmodernidad
actual.
A
partir de 1960 los poetas de Cántico sufren un eclipse de una
decena de años y el rescate y la justa valoración se produjo en los
años 70, cuando los “Novísimos” reconozcan su deuda con el
Grupo. El libro primerizo de Guillermo Carnero: El Grupo
Cántico de Córdoba, Editora Nacional, Madrid, 1976 abrió la
brecha y otros jóvenes poetas como Pere Ginferrer, Fernando Ortiz,
Luis Antonio de Villena, Abelardo Linares, Alfonso Canales, José
Infante siguieron su estela.
Los
miembros de Cántico, después de este estímulo, han
publicado sus obras con normalidad, han recibido la atención de la
crítica y figuran en los manuales de literatura y en las antologías.
Incluso la Obra poética completa (2 vols.) de Ricardo Molina,
que murió prematuramente en 1968, fue editada por la Diputación de
Córdoba en 1982 y más recientemente Obra poética (1945-1967) y
Obra poética. Poesía póstuma, Madrid, Visor, 2007 del mismo
autor.
Conviene
destacar que “Cántico fue una suma de individualidades, un
archipiélago de islas cercanas al paraíso, pero unidas por amor a
la palabra, al arte y la vida”, según declaraciones de Pablo
García Baena a Rosa Luque Reyes.12
Por
lo demás en 1983 se publicó el facsímil de la revista Cántico
por la Diputación de Córdoba y se reeditó en 2008.
Pablo García Baena recibió el Premio Príncipe de Asturias de las
Letras en 1984, que en cierta medida sería un reconocimiento a todo
el Grupo Cántico. También fue galardonado con el Premio Andalucía
de las Letras, 1992 y el Premio Reina Sofía de Poesía
Iberoamericana, 2008.
En
1997 se celebró un seminario con el título: “Cincuenta años de
Cántico en Córdoba” (1947), cuyas actas se publicaron en 2003, en
el que destacados especialistas presentaron sus investigaciones sobre
el Grupo.
Por
último el Ministerio de Cultura (SECC), la Junta de Andalucía y el
Ayuntamiento de Córdoba organizaron la Exposición CÁNTICO, 2010
(abril-mayo) en el Palacio de la Merced, siendo su comisario Rafael
Inglada y con asistencia de los dos supervivientes: Pablo García
Baena y Ginés Liébana. Esta Exposición también se pudo ver en el
Palacio Episcopal de Málaga. La muestra gira en torno a tres ejes:
libros, documentos y obras de arte en torno a Cántico.
Libros: se exponen las primeras ediciones del Grupo y los estudios
realizados en torno a Cántico. Documentos: cartas,
fotografías y manuscritos originales de los miembros de Cántico.
Y dibujos y cuadros de los pintores Miguel del Moral y Ginés
Liébana, así como de otros artistas relacionados con Cántico.
Ofrecemos,
a continuación, una breve muestra de la poesía de Cántico:
RUMOR
OCULTO
Quiero
que sea mi verso
Como
luna de abril,
como
las rosas blancas,
Como
las hojas nuevas.
Que
mi cítara suene
Como
el agua en la yedra,
Que
mi canto sea nada
Para
que lo sea todo
Y
que mis versos caigan
Heridas
las estrellas.
Pablo
García Baena
(de
Rumor oculto)
A LA
LUNA
Suspiro
de la noche, perla fría
Que
el estival ardor cambias en nieve.
Fuente
donde la alondra trinos bebe,
Azor
de la nocturna cetrería.
Alas
que navegáis la helada ría
Del
cielo en brazos de la brisa leve.
Rosa
dormida en luz, de donde llueve
Frescura
de silencio y melodía.
Amantes
que en la noche serenada
Empañáis
los cristales de la luna
Con
el suspiro que os destroza el seno:
Besad,
que ya la aurora viene alada,
Antes
que Febo salte de su cuna
Y
que el olvido vierta su veneno.
Pablo
García Baena
(de
Almoneda)
*** *** ***
OH
SUSPIROS GLORIOSOS
Oh
suspiros gloriosos del amante
Que
tanta dulce música esparcían
Por
largas galerías virginales.
Oh
luces en negrura recogidas
Y en
indecible noche que celaban
Los
muros del secreto sentimiento.
Oh
sentimiento mudo, luz y lágrimas,
Que
escalaba los muros de la noche
Como
el divino salteador de plata.
Ricardo
Molina
(de
Elegía a Medina Azahara)
*** *** ***
DESEO
PAGANO
Dioses
innúmeros perdidos en los campos
Entre
hierba y mirto, paciendo los sonidos d los vientos suaves.
Inmóviles
escuchas de la tarde
Puros
dioses de mármol sobre el verde,
Marfil
amarillento a los rayos del ocaso,
Dioses
azules en las sombras casi, más tarde fundidos en la noche.
Yo
os invoco: que mi voz resucite vuestros restos deshechos,
Vuestros
torsos desnudos que se bañan en las lágrimas húmedas
y soñolientas
de los prados.
(…)
¡Oh
siglos, volved!
¡Volved,
pues os esperan los dioses,
Los
dioses del amor y la alegría
Del
sol, la luz, las fuentes y los prados,
Los
dioses vivos de la carne y los deseos!
Juan
Bernier
( de
Aquí en la tierra)
*** *** ***
MUSEO
DE CARROZAS
El
viento esparce y se lleva
La
juventud, la hermosura,
Años
en los que he vivido
En
inconsciencia o amores.
El
viento se lleva todo,
Todo
lo que conocimos,
Lo
que amamos, la frialdad
De
la belleza imposible…
(…)
Si
miras alrededor
De
ti, de cuanto tuviste,
Los
que quisiste y te amaron
En
otros jóvenes días,
El
viento los barre. Nada
Queda
ya de todo aquello.
Inmóviles,
pétreas, frías
Sólo
quedan las carrozas.
Julio
Aumente
(de
Las criaturas de la noche)
BIBLIOGRAFÍA:
AA.
VV. El libro de don Carlos. Cántico (Córdoba, 1940), Exma.
Diputación de Córdoba, 1993 (Edición facsimilar)
Carnero
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Facsímil
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de Marie Christine del Castillo y Abelardo Linares, Diputación de
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García
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Villena,
Luis Antonio de, El fervor y la melancolía. Los poetas de Cántico
y su trayectoria, Colección Vandalia, Fundación José
Manuel Lara, Sevilla, 2007.
1
.- Este cuaderno-homenaje se creyó perdido; sin embargo, fue
publicado en edición facsímil en los años 90: El libro de don
Carlos. Cántico (Córdoba, 1940), Exma Diputación de Córdoba
y Caja Provincial de Ahorros, 1993.
2
.- García de la Concha, Víctor, La poesía española de 1935 a
1975 II, Cátedra, Madrid, 1977 (p. 774)
3
.- García Lorca Federico, Romancero gitano. Poema del cante
jondo, Espasa- Calpe, Madrid, 1977, p.45
4
.- Uriel, en Facsímil de Cántico. Hojas de Poesía,
1947-1957, Prólogo e índices de Marie Christine del Castillo y
Abelardo Linares, Diputación de Córdoba, 1983, p. 14
5
.- Carnero Guillermo, El Grupo Cántico de Córdoba. Un episodio
clave en la historia de la poesía española de posguerra,
Visor Libros, Madrid, 2009 (2ª edición) pp. 52-53
6
.- Facsímil de Cántico, p. 209
7
.- Rubio Fanny, “Las revistas contemporáneas (Homenaje a la
revista Cántico)”, en Cincuenta años de Cántico.
Estudios críticos, Edición de Celia Fernández, Diputación de
Córdona, 2003, p. 63
8
.- De la Torre, José Mª, Ricardo Molina, biografía de un
poeta, Caja Sur, Córdoba, 1995.
9
.- Villena, Luis Antonio de, “Cántico y sus poetas, entonces y
ahora”, en El fervor y la melancolía. Los poetas de
Cántico y su trayectoria, Colección Vandalia, Fundación José
Manuel Lara, Sevilla, 2007
10
.- García Baena, Pablo, El País, 12/IV/1986, p. 56
11
.- Prólogo a la edición facsimilar, pp. 10-13 y 15
12
.- Luque Reyes, Rosa , Cántico. Resistencia y vanguardia de los
poetas de Córdoba, Ediciones Alfar, Sevilla, 2011