Por Anastasio Serrano
Ramón Gómez de la Serna, Madrid, 1888. Buenos Aires, 1963
La primera edición de “La Nardo” se publicó en Madrid en 1930 por la editorial Ulises, que había fundado Julio Gómez de la Serna. RAMÓN comenzó a escribir “La Nardo” en Paris, en un pequeño estudio del Impasse du Rouet. No fue esta una buena época para RAMÓN , pues el estudio citado no reunía buenas condiciones de habitabilidad y tuvo que aliviar los rigores del invierno parisino echando periódicos y revistas al chubesqui para calentarse.
“La Nardo”está escrita en plena madurez de la producción ramoniana, aparece precedida de “El caballero del hongo gris”(1928) y seguida de “Policéfalo y señora” (1932).
El manuscrito de la novela comenzado en París y continuado en la primavera de Madrid, fue enviado por RAMÓN a su editor (su hermano Julio) desde Buenos Aires, donde se hallaba pasando una temporada. Una vez en imprenta el original, el autor pidió las primeras pruebas e hizo bastantes añadidos y correcciones, dice Julio Gómez de la Serna: “Sentía como nunca un acuciante afán por “La Nardo”.[1]Salió a las librerías y la crítica le fue favorable.
En la portada de esta primera edición puede verse un fantástico cartel de aire futurista. Allí aparece representada “La Nardo” como una cupletista de vanguardia con la nariz puntiaguda, los brazos muy largos y un mantón de diva de la escena y si nos fijamos bien con un insólito clavel naciéndole del cuello. Esta portada procede de un cartel y está firmado por Roberto.
Después viene un retrato del autor y en la página siguiente: LA NARDO (Novela grande) por Ramón Gómez de la Serna. (Primera Edición, 1930), ediciones Ulises con el anagrama: una barca griega y una sirena con la melena al viento y la dirección de la casa editora, Ayala, 144.Madrid, 1930.
Y precediendo al texto de la novela viene “Una entrevista con Ramón Gómez de la Serna, poeta y novelista español” por Federico Lefèvre. (Entrevista publicada en Les Nouvelles Litteraires, traducida por Julio Gómez de la Serna; luego ya viene el comienzo de “La Nardo”: “Tenía un puesto de porcelanas, muebles, cacharros y ropas en la Ribera de Curtidores”[2], y este es su argumento: Aurelia es una castiza madrileña que recibe el sobrenombre de “La Nardo” por la blancura de su piel (“Era una blancura mate, sana y olorosa, verdadera blancura de nardo” pag.7). “La Nardo” se entrega a Samuel, su novio, una noche en la que se había anunciado una catástrofe estelar (el choque del cometa Asor con la tierra). El embaucador planea vivir a costa de ella y la exhibe por Madrid, “para meterla bien por los ojos de los otros, ansioso de especular con su belleza” (pag. 63). Camina con tales fines, vigilada por Samuel. Pasa por diversos amantes que provocan su adicción a la morfina. Pero éstos huyen alarmados. Federico está en el jurado de un concurso de belleza en el que Aurelia triunfa y se enamoran con pasión. Es ya tarde para romper con su respectivos mundos. Como no hay solución se suicidan con una sobredosis de morfina: “Sólo mueren amándose los que se rematan juntos” (pag. 124). Como Federico teme que sobreviva su amante y pueda entregarse a otros y el amor no fuera perfecto, la apuñala: Es “el sacramento supremo de la muerte” (pag. 127), el único capaz de reparar el pecado llevado a tal extremo.
Estructura:La primera edición de “La Nardo” consta de 28 capítulos breves de 2 ó 3 páginas, sólo tiene dos capítulos extensos el 6 y el capítulo final. Pero en la edición de la Editorial Ercilla , Santiago de Chile, 1943, RAMÓN añade dos capítulos nuevos, que intercala a partir del capítulo 23 y así la novela pasa a tener 30, en vez de los 28 de la 1ª edición. En esta edición se ofrece sólo “La Nardo”, dice el editor chileno: “añadimos ahora esta reedición de “La Nardo”, convenientemente adicionada y remozada por su mismo autor” (pag.8). La adición de estos dos capítulos no añaden nada sustancial a la trama, si acaso el cambio de la morfina por la cocaína y el conato de desintoxicación. En la edición de José Janés (1951), en las OBRAS COMPLETAS XII (2000) y en la Visor (2007) también se ofrece sólo“La Nardo” con los 30 capítulos ; aunque la mayoría de las ediciones se reproducen los 28 capítulos de la 1ª edición y añaden las cuatro novelas cortas:La hiperestésica, Las consignatarias, Se presentó el hígado y Pueblo de morenas.
RAMÓN dedica los 9 primeros capítulos para presentarnos la peripecia vital y erótica de Aurelia y Samuel, que esperan la muerte ante el posible choque del cometa Asor con la tierra el 18 de agosto.
A partir del capítulo 10 Samuel comienza a exhibir a “La Nardo” por la ciudad para especular con su belleza. “La Nardo” consciente de su poder de seducción, de su magnetismo con los hombres comienza su insatisfactoria carrera de prostituta con Samuel como actor secundario en tercerías amorosas o chulo de baja intensidad.
La segunda parte abarca desde el capítulo 10 al 28 y en ella “La Nardo” encadena una serie de relaciones en las que se prostituye, y más o menos a la mitad de esta segunda parte, ya intuimos que el final será trágico. En el capítulo 20 vuelve otra vez al amor con su chulo, Samuel, tienen como un interregno amoroso, aprovechando las pausas del amor mercenario. Esta relación con Samuel es positiva, pues Aurelia se apoya en Samuel, que no le falla en los días malos y gozan de la vida popular madrileña, aunque en el capítulo siguiente Samuel queda como chulo cesante, pues “La Nardo” encadena otra relación, ahora con un venezolano millonario, descendiente de madrileños, que encontraba en Aurelia la belleza que resumía la ciudad añorada. “La Nardo” era el epítome de la belleza de Madrid. Después de esta nueva humillación regresa Samuel con “La Nardo” y olvida su condición de rufián.
La tercera parte comienza en el capítulo 28, en el que se celebra el concurso de belleza del distrito de Lavapiés. “La Nardo”, Aurelia Rojo gana el concurso: “Quedó como erigida en representación de la belleza de Madrid- síntesis de luna, de sol y de prostitución- y el caballero más formal del jurado don Federico(…) la sacó a bailar” (pag. 116). Se produce el enamoramiento entre Federico y “La Nardo”. Aurelia encuentra por fin el verdadero amor. Hasta Samuel, su sombra, que nunca le había fallado, trataba de comprender aquel amor, quizá para seguir especulando con su belleza. Tanto la situación de Federico, hombre casado y con hijos, más Samuel impedirán el desarrollo normal de la pasión verdadera, del amor sincero.
Entonces pensaron los dos al mismo tiempo. “que si no podían organizar una nueva vida podrían organizar una nueva muerte”(pag.120). Y ya en el capítulo final se produce el desenlace apoteósico del doble suicidio. Uno de los capítulos largos de la novela y el de más calidad literaria, lleno de naturalismo y tremendismo adelantándose a los postulados tremendistas de la novela de los años 40. El doble suicidio se produce con una sobredosis de morfina- ella le confesó que había incurrido en la morfina: “El sacramento supremo de la muerte les ponía el anillo que unía sus almas en el mismo círculo” (pag.127). Federico le aplica otra dosis pensando que le sobreviviría y el amor no fuera perfecto y no contento con esta segunda dosis, aún le asestó una puñalada en el lado del corazón y él recargó otra vez la jeringa y murió con la aguja dentro de la vena.
Personajes: RAMÓN puso el sobrenombre de “La Nardo” a Aurelia (aunque su nombre de pila ya la revaloriza), protagonista de la novela homónima, porque la imaginó con la blancura especial de los nardos, dice: “Era una blancura mate, sana y olorosa, verdadera blancura de nardo”(pag.7), y porque, además, es una de las flores más representativas del verano madrileño, de ahí el pasacalles de “Las Leandras”:
Por la calle de Alcalá / la florista viene y va (…)/ Nardos, nardos/ No cuestan dinero / Y son los primeros/ para convencer
“La Nardo”, como dice su autor, “es hija de la luz de Madrid”, una hembra de rompe y rasga, una mujer de bandera, una hembra de tronío. “La Nardo” no tiene nada que ver con la “cocotte” parisién, inteligente ,calculadora y cosmopolita. “La Nardo” es poco interesada y su universo es Madrid. Es una arrabalera apasionada, que posee una agudeza y un gracejo innatos. Cuenta, sobre todo, con su belleza y su atractivo, que son la esencia de su encanto. Es una pasional, que no se somete a su destino, sino que lo crea. Es una anarquista del amor.
“La Nardo” es la protagonista indiscutible de la novela y la que siempre lleva la iniciativa y a lo largo de la novela va evolucionando del amor puro a la pasión sexual. Pero enseguida empieza a perder su dignidad, dejándose explotar por un chulo espontáneo, Samuel, que también se denigra, pasando de ser su novio a representante en tercerías amorosas.
Samuel la pervierte para poder chulearla (vivir de ella) y cae en manos de un degenerado que goza enviciándola en la morfina- anuncio de un suicidio a dos liberador de una vida de la cual no supo o no pudo liberarse nunca-.
“La Nardo” del puesto del Rastro va a la prostitución y a la muerte como arrastrada por un destino fatal, que ella misma ha creado.
El protagonismo de “la Nardo” es tan grande, que el resto de los personajes, incluso Samuel, quedan en un plano secundario. Ella está presente en casi todos los capítulos. Esta protagonista de la sensualidad evoluciona en angustiosa desesperación sobre el paisaje urbano de Madrid.
Samuel, aunque es un personaje desdibujado y funcional para el desarrollo de la trama, sin embargo no es un canalla explotador, la iniciativa la lleva ella y él sabe retirarse oportunamente (chulo cesante). Pero cuando aparece es bien recibido por su “partenaire”; parece que sin su última intervención, al llevarla al concurso de belleza con la esperanza del triunfo, que la pusiese otra vez en el candelero para poder vivir de ella, no hubiera concluido la novela. Y Samuel cuando “La Nardo” se enamora de verdad de Federico, no lo soporta. ¿Es amor o afán de seguir explotándola?.”La Nardo” por su parte, ya no puede soportar a Samuel, todo su amor lo vuelca en Federico y el amor se proyecta más allá de la muerte.
Espacio. “La Nardo”, protagonista de la sensualidad evoluciona en angustiosa degeneración sobre el paisaje urbano de los barrios bajos de Madrid. La vida de “La Nardo” tiene como telón de fondo el panorama de Madrid: la Ribera de Curtidores con sus puestos y sus gentes, ya glosados por Ramón en “El Rastro”; la Plaza del Progreso- hoy de Tirso de Molina-, todo un aguafuerte con sus comercios, transeúntes y verbenas.
Se aleja “La Nardo” del centro, va hacia el paseo del Canal, a la taberna del “Tío Coronas”, donde se inicia en la vida amorosa, regresa Aurelia al tráfago ciudadano, a los bares, a las quermeses típicas, a las casas de huéspedes de dudosa reputación y a las casas de citas, donde concluye su periplo amoroso.
Referente al estilo, RAMÓN elude el realismo manido y el costumbrismo, sin que por ello los momentos más crudos de la narración, como el último capítulo pierdan intensidad narrativa. Cabe destacar la descripción del ambiente del cometa, que pesará sobre el destino de “La Nardo” y su último amante, don Federico. Así mismo debemos destacar el amanecer en Madrid en el capítulo 7 y la triste francachela del depravado don Damián (“en su copa de chanpagne dejó caer la media luna proterva de sus dientes” pag.91); y sobre todo el final de la novela con el doble suicidio., apoteósico cuadro cruel del horror humano de tintes tremendistas.
En cuanto a la técnica narrativa de RAMÓN dice Gaspar Gómez de la Serna: la construcción de la novela ramoniana “es discontinua por esencia” y su método narrativo consiste en ir provocando explosiones atomizadotas y reveladoras de toda realidad. Dentro de esas explosiones atomizadotas estarían las greguerías intratextuales, que van dentro de los capítulos de la novela, que no son diferentes de las autónomas, es decir las colecciones publicadas, como tales, por RAMÓN, pero son algo así como disimuladas o clandestinas, aunque el procedimiento literario es el mismo. Se ofrece una breve muestra de ellas:” La mano que levanta la hoja del treinta y uno de diciembre es nada menos que el aldabón del año siguiente” (pag.9), “Los rebaños de ovejas parecen aborregadas nubes que hubiesen caído en el suelo” (pag.24), “Esos huecos redondos que se ven en la luna son plazas de toros que hay por allá”(pag.24), “Las alpargatas de los obreros que pasan son como las ratas de la calle”(pag.48), “Seno de mujer: el más dulce bolinche de pasamanos”(pag.127).
En las novelas de RAMÓN el mundo, el personaje y el argumento se entrelazan y se complementan sobre la base de la acumulación y la repetición. Francisco Umbral, tan entusiasta de la figura de RAMÓN, tiene sus reservas: “Ramón no puede ser novelista, porque no cree en los conflictos humanos (..).Así los argumentos de sus novelas son siempre caprichosos y marginales”. Ramón hace buena literatura, pero no buenas novelas”.[3]
RAMÓN, generalmente, se desinteresa del argumento y lo sustituye por cuadros y divagaciones, en su novela libre, siguiendo siempre una técnica acumulativa como en el itinerario erótico de “La Nardo”, que seguro que le sobran algunos capítulos y por ende algunos amantes.
Significación: Aurelia Rojo (cuyo nombre la avalora y el apellido denota la pasión) abandona el puesto del Rastro, que había heredado de su padre y sale a buscar una vida propia para convertirse en “La Nardo”. El primer amorío entre Aurelia y Samuel con ribetes de folletín castizo, tiene la virtud de presentar un conflicto entre los dos personajes, dominador y dominado (chulo y prostituta), que jamás se resuelve. Así pues, ¿quién utiliza a quién?, ¿quién se aprovecha más de sus poderes: Samuel o Aurelia?. En un principio, “La Nardo” se deja engatusar por la labia interesada de Samuel; pero enseguida toma la iniciativa, como empujada por un fatalismo y va hacia la prostitución y Samuel no deja de ser un pelele con ademanes de rufián.
El escenario de la novela es –como se ha dicho- el Madrid castizo, pero la auténtica ciudad que recorre Aurelia es la que ella sueña o pervierte con su conducta. Y si bien “La Nardo” sería la puta castiza más representativa de Madrid y al ser ella el epítome de la ciudad, la que se prostituye realmente es la ciudad de Madrid, que sería el personaje colectivo de la novela.
La novela, por otra parte, responde a las características de la narrativa de RAMÓN: el personaje fatalizado por un rasgo de su fisonomía (el color de su piel), la sexualidad activa y la visión del amor como pasión destructiva y experiencia insatisfactoria.
La crítica ha tratado a “La Nardo” de auténtico vendaval erótico, con ciertos ribetes de decadentismo truculento.
Camón Aznar dice que “La Nardo” es “una concesión de RAMÓN al tipo novelístico de la época (…). Lamentable concesión que se salva por ese desfilar del Madrid vivo,(…) palpitante de calles y arrabales”[4]. Eugenio de Nora señala como principal defecto de la obra su escasa profundización en la realidad y coincide con Camón Aznar, diciendo: “Sin duda los mejores fragmentos(…) son los que trasladan el ambiente popular madrileño”[5]. Fidel López Criado(“Erotismo en la novelística ramoniana”) descubre en la lectura de “La Nardo” una significación trascendente, ya que la novela pretende mostrar una vía para liberar al amor de las limitaciones que suponen el tiempo, la soledad y la muerte.
La amplia carrera sexual de Aurelia, considerada en su contexto, tiene algo profundamente liberador. “La Nardo” puede interpretarse como una defensa del placer anárquico frente a una moral social represiva.
Pero lo que verdaderamente llama la atención es el final de la novela, pues para superar las limitaciones humanas (soledad, tiempo,muerte) lo que se necesita es dejar de existir, suicidarse junto con la amada en el momento mismo de amarse. De esta manera el amor se prolonga infinitamente. Los anillos matrimoniales de la muerte en el doble suicidio por amor forma dos ceros temporales, que unidos forman ese ocho acostado, que es símbolo de lo infinito, de lo inacabado ,de lo continuo.
Y como epitafio final de esta historia de amor y fatalidad, leemos: “Los dos en decúbito supino, dirían al día siguiente los periódicos, hablando de la belleza del doble suicidio por amor” (pag.130).
La novela fue bien recibida por la crítica y aún no siendo una de las mejores novelas de RAMÓN se ha leído mucho, nada más hay que ver las veces que se ha editado. Joaquín de Entrambasaguas la incluyó en el tomo VIII de “La mejores novelas contemporáneas”,1966, como la más representativa de RAMÓN. Actualmente ha sido reeditada por Visor Libros y la Comunidad de Madrid , 2007, en la colección “Letras Madrileñas Contemporáneas”.
Por último añadir que también se ha filmado una película basada en la novela titulada: “Los días del cometa” de Luis Ariño, 1990, y protagonizada por Maribel Verdú.
NOVELAS (LARGAS) DE RAMÓN:
El doctor inverosímil(1914), La viuda blanca y negra(1917), El secreto del acueducto(1922), El incongruente(1922), Gran hotel(1922), El chalet de la rosas(1923),La Quinta Palmyra(1923), Cinelandia(1923),El novelista(1923), María Yarsilovna(Falsa novela rusa)(1923), El torero Caracho(1926), El dueño del átomo(1926),La mujer de ámbar(1927), El caballero del hongo gris(1928),”LA NARDO”(1930), Policéfalo y señora(1932), ¡Rebeca!(1936), Las tres gracias(1949), Doña Juana la Loca(1950), Piso bajo (1961).
EDICIONES DE “LA NARDO”:
-Gómez de la Serna Ramón.La Nardo(Novela grande). Ediciones Ulises: Madrid, 1930.(Primera edición). Con retrato del autor. Precedida de Una hora con R.G. de la Serna,poeta y novelista español, por Federico Lefèvre.(Entevista publicada en Les Nouvelles Literaires. Traducida por Julio Gómez de la Serna.
· Editorial Ercilla .Santiago de Chile, 1943 (revisada por el autor)
· José Janés Editor. Barcelona, 1951 (revisada por el autor)
· En edición conjunta en el Tomo VIII de Las mejores novelas contemporáneas de Joaqquín Entrambasaguas. Planeta, Barna, 1966.
· Editorial Andorra la Vella. Barcelona, 1970 (Con portada de Vigili y dibujo a carboncillo de “la Nardo” de Eduardo Vicente). Prólogo de Julio Gómez de la Serna.Contiene, además, cuatro novelas cortas: La hiperestésica, Las consignatarias, Se presentó el hígado y Pueblo de moreras
· Círculo de Lectores. Madrid, 1974
· Editorial Bruguera (Club Bruguera). Barcelona, 1980
· Editorial Bruguera (Libro Amigo), con portada de “La Nardo” por Eduardo Vicente. Barcelona, 1981
· Fascículos Planeta (Colección Grandes Novelas de Amor).Madrid, 1984
· En edición conjunta :OBRA COMPLETA XII. Novelismo IV (1928-1937).Edición dirigida por Ioana Zlotescu. Prólogo de José Carlos Mainer.Barcelona, 2000.
· Visor Libros y Comunidad de Madrid (Colección Letras Madrileñas Contemporáeas) Prólogo de Andrés Neuman. Madrid, 2007
BIBLIOGRAFÍA:
-Entrambasaguas Joaquín de . Las mejores novelas contemporáneas. Tomo VIII. Planeta. Barcelona, 1966
-Nora Eugenio de.La novela española contemporánea II. Gredos, Madrid, 1963
-Camón Aznar José.R.G.S. en sus obras. Espasa-Calpe. Madrid, 1972
-Rey Briones Antonio del.La novela de Ramón Gómez de la Serna. Verbum. Madrid, 1992.
-López Criado Fidel.El erotismo en la novelística ramoniana.Espiral –Fundamentos. Madrid, 1988.
[1] . Gómez de la Serna, Ramón.”La Nardo”. Edit. Andorra S.L. Barcelona, 1970. (Prólogo pag. 8)
[2] . Gómez de la Serna Ramón.”La Nardo”. Club Bruguera.Barcelona, 1980 (pag.7). Todas las citas textuales serán de esta edición, que contiene., además, cuatro novelas cortas:La hiperestésica, Las consignatarias, Se presentó el hígado y Pueblo de morenas.
[3] . Umbral Francisco. “Ramón y las vanguardias”.Espasa-Calpe. Madrid, 1978 (pags. 51-52)
[4] .Camón Aznar, José.”R.G.S. en sus obras”. Espasa-Calpe.Madrid, 1972 (pag.363)
[5] .Nora Eugenio de.”La novela española contemporánea II2.Madrid Gredos, 1963 (pag.140)