Ramón J. Sender, Chalamera de Cinca (Huesca), 1901-San Diego (California), 1982.
Ramón J. Sender escribió “Míster Witt en el Cantón” en Madrid del día 2 al 25 de noviembre de 1935; así pues empleó 23 días en la redacción, dictándosela a su mujer, Amparo Barayón, que era una excelente mecanógrafa. Dice Sender: “la escribí (recuerdo bien) en veintitrés días, espoleado por esos apremios que han conocido y sufrido todos los escritores, especialmente, en sus comienzos”[1].Quizá sufrió esos apremios por la urgencia de tener el original terminado para su presentación al Premio Nacional de Literatura (dotado con 5.000 pts), que sería fallado en los últimos días de 1935.
El tema de la obra debía tratar de un episodio de la Historia de España de la segunda mitad del siglo XIX. Sender obtiene el premio. (Se le comunica la concesión el 2 de enero de 1936). Formaban parte del jurado Antonio Machado (presidente), Pío Baroja, Pedro de Répide, Ängel González Palencia y José Montero Alonso. Una vez logrado el premio viajó a Cartagena para corregir algún error de atmósfera antes de que Espasa-Calpe publicara la novela y dedicó un par de semanas para la revisión “in situ” de la obra.
Pero lo que no cabe duda es que Sender dedicó más tiempo a la creación de “Míster Witt ..”, el autor en “Conversaciones con Ramón J. Sender” de Marcelino Peñuelas explica el proceso de gestación de sus obras.” Comienzo con un fondo confuso al que no doy importancia mayor aunque sé que sirve a la intención estructural que tenía en la voluntad y en la mente”[2]. Además Sender se documentó en obras de referencia sobre la configuración geográfica de Cartagena y para los hechos históricos del Cantón de 1873 se documentó en el libro ,”El Cantón murciano” del historiador cartagenero Antonio Puig Campillo, publicado en 1932.
La novela se publica por Espasa-Calpe el 9 de Abril de 1936, con una tirada de 3.000 ejemplares y al precio de 7 pesetas. El 18 de julio de 1936 estalla la guerra civil, que dura tres años y la victoria nacionalista llevará consigo la prohibición de las obras de Sender. Se traduce al inglés en 1937 por sir Meter Chalmers Mitchell con el título:”Mr. Witt among the rebels”. En febrero de 1965 se levanta la prohibición sobre la obras de Sender y en un par de semanas se agota la 1ª edición. Y ya en 1968 se publica la 2ª edición por Alianza Editorial y hace que se difunda ampliamente en el lector español e hispanista con sus muchas reimpresiones.
Pero por qué se presentó al premio y por qué eligió el episodio de Cartagena, además de porque lo exigía la convocatoria. Quizá se presentó al premio, al ser un escritor con obra ya publicada (“Imán”, novelas: “O.P”., “Siete domingos rojos” y “La noche de las cien cabezas”), con el objetivo de dar una mayor resonancia a su obra. Y en cuanto al tema, el episodio del cantón de Cartagena era el menos neutro del siglo XIX, ya que para la izquierda política significaba el fracaso de una ilusión. Galdós, republicano convencido, también hizo duras críticas en sus “Episodios Nacionales”: “La 1ª República” y de “Cartago a Sagunto” . En la Segunda República el Cantón es un tópico recurrente y uno de los temas predilectos del diario “La libertad” y sobre todo, cuando se cree que la República peligra. Así pues, Sender no se propuso escribir sobre el Cantón como una recreación del pasado, sino que era un tema que servía de piedra de toque para una reflexión sobre el presente, cuando se avecinaba el peligro.
Pero adentrémonos en la novela y veamos su argumento: En “Mister Witt en el Cantón” se narra la insurrección cantonal de Cartagena en 1873 durante la primera República Española, la “federal”. El relato se cuenta de dos perspectivas: una de ellas retrata la relación entre Míster Witt y su esposa Milagritos, mientras que la otra sigue los sucesos cantonales. Ambas perspectivas se van entrecruzando hasta lograr una única voz. Míster Witt es un ingeniero inglés, que vive en el paseo de la Muralla y trabaja como asesor de la Maestranza (talleres de construcción y reparación de artillería de tierra y mar cartagenera). Es un hombre racional, conservador y puritano. En contraste, su esposa Milagritos, es una española (de Lorca) pasional e instintiva, parienta de un poeta y activista revolucionario, Froilán Carvajal Rueda, que murió fusilado cinco años antes en Ibi, sin que Míster Witt moviera un dedo para evitarlo. Milagritos conserva una venda ensangrentada y un fajo de cartas de Carvajal. Míster Witt tiene una sospecha infundada de infidelidad de su esposa con el líder republicano.
Sin embargo, conforme la rebelión se va extendiendo por toda Cartagena, el carácter y el comportamiento de ambos cónyuges cambia: el inglés envejece, se muestra reservado y contempla con los prismáticos desde su balcón los trágicos sucesos de las calles y del mar. Mientras que su esposa ,Milagritos,recobra la lozanía y el entusiasmo, actuando como voluntaria en la causa de los rebeldes. Empieza a trabajar en el barco-hospital, el “Buenaventura”. Aparece Colau, héroe de la batalla naval, de quien se enamora Milagritos. Míster Witt queda desolado y quema las cartas de Carvajal y la venda con que fue fusilado. Cuando Milagritos se entera le pide explicaciones a su marido sobre la ejecución de Carvajal. Míster Witt confiesa la verdad: él pudo impedir el fusilamiento, ella se va de casa. Permanece recluido en casa y sale decidido a seguir los pasos de su esposa. Se encuentra en el camino con Ricardo Yuste, fogonero de la fragata “Tetuán” y le induce para que provoque la voladura de la fragata. Yuste, después, será detenido como sospechoso por un incendio en la “Tetuán”, pero muere por la explosión de una granada cuando lo llevan preso. Milagritos cuenta a su marido, que antes de morir había dicho algo acusando a Míster Witt.
Acabado el conflicto Milagritos perdona a su marido y vuelve con él.Ambos se van a Madrid a curar la esterilidad, ansiosa de tener un hijo y volver a Cartagena.
La novela “Míster Witt” está dividida en tres libros y 21 capítulos. El libro primero, comienza en marzo de 1873 y comprende los capítulos I,II y III; mayo: capítulos IV y V y julio capítulos VI, VII y VIII. El libro segundo comienza narrando los hechos del mes de agosto, capítulos, IX,Xy XI; sigue en septiembre con los capítulos XII y XIII y octubre con el XIV. El libro tercero comienza en noviembre, capítulos: XV,XVI,XVII y XVIII y diciembre con los tres capítulos finales, XIX,XX y XXI.
En el libro primero se hace una presentación del gabinete de trabajo de Míster Witt, se informa sobre su persona, su carácter y su relación con la gente de Cartagena. Pronto entra en escena su esposa Milagritos y se cuenta cómo se conocieron.
Continúa presentándonos algunos personajes secundarios, que son clientes de “La Turquesa”, taberna y tabernera del barrio portuario del Molinete. Aparece el maquinista gallego Vila de la fragata “Numancia”, el médico don Eladio y hasta Antonete Gálvez, el héroe, aparece en un romance cantado: Antonete está en la sierra / y no se quiere entregar (…) / mientras España no tenga/ República federal (ob. Cit. 181)
Sigue presentándonos el escenario de Cartagena en su conjunto: su estructura social y sus barrios burgueses y obreros para entrar en materia: la lucha política y social. Se produce la muerte de “Cristobaliyo”, un huérfano de 13 años, desatando unas redes de pesca de un patrón sin escrúpulos, muerte que irrita a Paco, el de “la Tadea” y a la gente del barrio de Escombreras, que acaban prendiendo fuego a los barcos y a los almacenes del patrón y la casa del alcalde, que ha escapado con el patrón. Y este sería el primer foco de tensión de la novela: la injusta muerte de “Cristobaliyo”.
Vuelve el narrador a completar la descripción del gabinete de Míster Witt; pero no tarda en volver el desasosiego de la gentes ante el discurso de Pi y Margall decretando constitucionalmente la República Federal como una revolución “de arriba abajo. ¡Qué ingenuidad-pensaba- ¿Cuándo se ha visto una revolución de arriba abajo?” (pag.216) .
Pero de nuevo nos vuelve a hablar el narrador de la vida íntima de Míster Witt, sobre todo en relación con su esposa, Milagritos, cuando contempla la urna con la venda manchada de sangre que llevaba al morir fusilado Froilán Carvajal Rueda, el primo de Milagritos. Y aquí comienzan a aflorar los celos de Míster Witt. Milagritos llega de la calle y da las noticias del día: las tropas del regimiento de África han ido a relevar a los voluntarios, que ocupaban los fuertes del Ferriol y Galeras, pero Antonete ha mandado que no se entreguen los fuertes. Míster Witt comprueba que han izado en el fuerte la bandera turca, como bandera del Cantón (división territorial y administrativa con cierta autonomía política). Esto le hace lanzar una carcajada. Más adelante esta bandera turca(con la media luna y la estrella blanca), que se había izado porque no había otra en el fuerte se tiñó con la sangre del soldado que la izaba.
En la ciudad siguen las algaradas de los intransigentes, que se están haciendo dueños de la situación. Ante el desasosiego de Míster Witt, Milagritos le dice:”- Cuando pase esta revolución de los federales vamos a Madrid a que me vea un médico y después me calas hondo, ¿eh? Quiero tener un hijo tuyo” (pag.280), que será el desenlace de la novela (insólito y abrupto para algunos críticos, pero que ya lo anuncia en el cap. VII).
Milagritos anuncia que la escuadra se ha sublevado y Míster Witt accede a entrevistarse con Antonete Gálvez, que le pide que medie ante el cónsul inglés para que Inglaterra no intervenga en el conflicto entre “leales” y “federales”.
Todo el moroso capítulo octavo está dedicado al conflicto moral y sentimental de Míster Witt. Busca entre los papeles de Milagritos alguna prueba de infidelidad con Carvajal, lee las cartas, que no le aclaran sus dudas. Y piensa que si hubiese corrido con el caballo como era debido, el indulto hubiera llegado a tiempo: “Bastaba con que no hubiera tirado de las riendas al caballo” (324); o haber usado la siguiente fórmula: “Bajo mi responsabilidad puedo pedir, en nombre del Consulado inglés, el aplazamiento de la ejecución (309). Toda la parafernalia de la ejecución evitable de su pariente y causante de los celos, Carvajal, la recordaba Míster Witt cinco años después en su casa del paseo de la Muralla, con la urna con la venda y el bargueño que guardaba las cartas del infortunado vate.
El libro segundo se inicia (capit. IX) con la insurrección de la Cartagena Federal frente al gobierno centralista de Madrid y en una de las pocas ocasiones que el espacio de la novela cambia se organiza la expedición a Hellín al mando del brigadier Carreras y del comisario Gálvez.
Míster Witt, que querría ser neutral, pero el ambiente de la calle y el entusiasmo de su mujer lo envuelven. Recibe otra vez la visita del cónsul inglés y emite juicios agudos y serenos sobre el conflicto e incluso se muestra algo entusiasmado con los cantonales, pero no se lo demuestra a su mujer por esos celos retrospectivos de Carvajal. Fruto de ellos rompe la urna de cristal donde Milagritos guardaba la venda ensangrentada del fusilamiento de su pariente Carvajal.
Más adelante el narrador nos da una relación pormenorizada de la campaña militar fracasada sobre Valencia y el ataque por sorpresa del general Salcedo contra los cantonales en la estación de Chinchilla. Se producen tensiones entre los jefes militares y civiles y la población cartagenera; y Antonete, en un golpe de efecto, logra disolver la protesta popular, encabezada por Hozé, liberando a todos los presos del penal, que pasan a engrosar las filas de los voluntarios.
Se presenta la plaza de Cartagena sitiada por el ejército del general Arsenio Martínez Campos. Comienzan a faltar víveres, medicamentos y personal sanitario. Aparece en escena Bonmatí, que se encarga de la sanidad en tierra y en el mar con el primer barco-hospital, el “Buenaventura”, que hasta el nombre está bien buscado. También aparece Colau, el futuro héroe de la “Tetuán”, admirado por Milagritos, que también desata os celos, ahora actuales, de Míster Witt.
Milagritos se embarca, como enfermera, en el “Buenaventura” llevando mucho material sanitario. Se produce la batalla naval con la escuadra del almirante Lobo, en la que han salido mal los cantonales. Milagritos regresa a casa cuando ha llegado la escuadra con los heridos.
Las dificultades son cada vez mayores llegando a fallecer de hambre tres personas, uno de ellos es el aljecero (yesero), que además había sido autor de “trovos” y romances de intención política. Se nos muestra una ciudad cañoneada, con la gente fuera de las casas, tras los altozanos al abrigo de los cañones. Sólo Colau, con su aureola mágica se perfila como héroe invencible.
“Calnegre”, personaje “fanático”, habla de asaltar las casas de los ricos de la calle Mayor, pero una granada lo mata; Paco, el de “la Tadea, su hermano, va a buscar a su hijo, a quien no conoce, para que le dé el último adiós, pero ya estaba inconsciente.
Ahora la acción retorna a casa de Míster Witt y éste tiene su ánimo interior como la ciudad. En un arrebato busca las cartas de Carvajal y la venda y las echa al fuego; pero al quemarlas se salva un renglón escrito que dice: “gameca.Colau”. Míster Witt piensa que se trata de una cita con Colau en la bahía de Algameca. Después llega Milagritos, se encara con él y le pide explicaciones sobre Carvajal: “¿qué pasó, por qué no llegó el indulto?” Él por fin confiesa:”Fui yo. No quise pedir que se aplazara le ejecución y además impedí que el indulto llegara a tiempo” (pag.495). Milagritos se va de casa.
Sigue el cañoneo sobre la ciudad. Hay confusión y un intento de asalto a las casas de la calle Mayor. El médico don Eladio, personaje itinerante, intenta librarse de los obuses y después de una larga aventura llega a Algameca, donde está Colau en la fragata “Tetuán” y al salir de la habitación del caudillo, ve a una mujer conocida, pero ella trata de ocultarse.¿Es Milagritos? Colau mira al médico amenazante y confía que no dirá en su vida a quien ha visto.( Aquí tendríamos la prueba de la entrega de Milagritos a Colau, con lo cual los celos de Míster Wittt son fundados).
La ciudad cada vez está más desesperada. Míster Witt lleva veinte días de reclusión en su casa. Decide salir y deambulando por la ciudad se encuentra con Ricardo Yuste, un murciano, primo de la cocinera de Míster Witt y fogonero de la “Tetuán”, bajo el mando de Colau. Míster Witt se da cuenta que Yuste está muy resentido con su caudillo e inclinándose en su hombro le susurra algo a Yuste. Después regresa a casa con su mujer, pero no ocurre nada. Colau pasa la noche a bordo de la “Tetuán.
El último capítulo nos pinta el fuego cruzado de la artillería sobre Cartagena. Míster Witt se había instalado con sus gemelos en el balcón de su casa. Y al oscurecer oyó a su mujer: “-Hay fuego en la fragata de Colau”(529). Pero “Al día siguiente fue detenido por sospechas bastante fundadas Ricardo Yuste, el palero pariente de la criada de Míster Witt. El incendio había sido provocado” (535). Yuste ha muerto por una granada,cuando lo llevaban preso, pero antes de morir había nombrado a Míster Witt, sólo lo había oído Bonmatí y el mismo Bonmatí le ha dado el salvoconducto al matrimonio para salir de Cartagena.
Milagritos afirmó ante la negativa de su marido: “-Te vas. Nos vamos los dos” (538)
“Su mujer se dio cuenta de que bajo el paletó míster Witt llevaba el revólver amartillado.(…)
-Dame eso (…) Cuando salieron de la ciudad lo arrojó al camino. Milagritos iba a Madrid dispuesta a curarse su esterilidad”(539).
Y ya en el tren:- A la vuelta me calas hondo, ¿eh? (Capit. VII) con la ilusión de tener un hijo y volver a Cartagena.
Personajes: Por una parte tenemos los personajes históricos protagonistas de la insurrección cantonal. Antonete Gálvez, líder revolucionario moderado, que se enfrenta a sus seguidores partidarios de una acción más violenta.
El federalista Colau, cuyo papel en la novela no concuerda con el personaje histórico de la revolución cantonal. Colau es un elemento fundamental en el conflicto narrativo y en la relación de Míster Witt y Milagritos. Es un personaje que aparece tarde (capit. XII) y que no suscita demasiadas simpatías en el narrador, pero atrae a Milagritos y alimenta los celos de Míster Witt, que tiene de él una opinión negativa:”Míster Witt lo trataba con frialdad calculada, llena de fórmulas correctas”(402). Contra Colau maquina Míster Witt el sabotaje de la “Tetuán” y se alegra de la destrucción de la nave, pero le alivia que el personaje salga con vida.
El filántropo Bonmatí, que alivia a los necesitados por tierra y por mar, con el barco-hospital el “Buenaventura”.
También están los responsables políticos y militares del Cantón, entre ellos , el conspirador Cárceles, los militares Contreras y Ferrer y el ideólogo Roque Barcia, que tienen un escaso protagonismo en la novela.
Luego están los personajes llamados “fanáticos”. Paco, el de “la Tadea”, Calnegre y Hozé.
Paco el de “la Tadea” es un dirigente obrero espontáneo, de origen humilde que se opone frontalmente a la moderación política de Antonete Gálvez. Paco, el de “la Tadea” representa la desconfianza del pueblo frente a los jefes políticos.
Hozé es un revolucionario ingenuo que clama contra los carlistas y los alfonsinos y lo mismo que el Calnegre, está obsesionado con asaltar las viviendas de la calle Mayor. Cuando Hozé se enfrenta con Gálvez el triunfo dialéctico es de Antonete Gálvez, que calma a los revolucionarios ingenuos abriendo el penal para que los reclusos se unan a los federales.
Luego vendrían los personajes protagonistas de la ficción, la pareja angloespañola formada por Milagros Rueda y Jorge Witt, además del pueblo de Cartagena, el otro gran personaje colectivo protagonista, relegando a segundo plano a los responsables políticos y militares. Solamente cobra fuerza entre los jefes, Antonio Gálvez, verdadero caudillo popular y alma de la insurrección.
Jorge Witt, Mister Witt, míster Guí (así denomina el narrador cuando se degrade moralmente), ¿por qué eligió Sender al ingeniero inglés como protagonista de su novela? Quizá porque el inglés en su versión victoriana, es la más perfecta y acabada encarnación histórica de la anulación de la espontaneidad vital y por el contrario de su afirmación egocéntrica. El contraste entre Míster Witt y el ambiente popular que le rodea denota esa contraposición entre la “personalidad” del inglés y la “hombría” de Milagritos. La cultura popular, la espontaneidad, que se manifiesta en el habla, en las canciones, en las fiestas y en las formas de la vida cotidiana constituyen el concepto de la hombría en Sender, que corresponde a Milagritos.
Ni Antonete Gálvez, ni Milagritos aparecen en el relato como individualidades cerradas, sino como seres humanos inmersos en el ambiente con sus ideas peculiares tendentes a la hombría.
Por el contrario Míster Witt se presenta ante el lector con todos sus signos de civilización burguesa y victoriana: objetos ,recuerdos y hasta sus lecturas recientes.. Dice el narrador que Míster Witt “no admitía otro mundo exterior que el de su despacho, sus vidrios, su barómetro, sus estampas” (223). Frente a esta civilización cientifista, victoriana y burguesa, que corresponde a la “personalidad”(de“persona”: máscara) de Míster Witt, tenemos los signos de una civilización presentada como antagónica, el bargueño traído de Lorca y la urna con la venda ensangrentada de Ibi.
Milagritos es la mujer que motiva de manera inmediata el drama de los celos del protagonista.
La novela, como indica su título tiene dos componentes equilibrados: El Cantón y Míster Witt, perfectamente ensamblados en el campo de la narración y Milagritos desempeña una función subordinada a ambos planos, al Cantón y a su marido.
Milagritos actúa como contrapunto de Míster Witt: generosidad frente a egoísmo, españolismo frente al prudente pragmatismo británico.
Milagritos significa la personificación de un subconsciente colectivo, es el arquetipo humano, que resume las motivaciones y el talante del pueblo lanzado a la aventura de la revolución.
Por otra parte Milagritos es un personaje un poco discordante con la situación social: “Una revolucionaria con sus rentas” (226), ironizará Míster Witt; además es de Lorca, ciudad murciana del interior, de base agraria y estructuras sociales de corte tradicional.
Milagritos, la atractiva, impulsiva, vital y abnegada mujer de Míster Witt comparece en la narración –como se ha dicho- como verdadero contrapunto de la obsesión del inglés por su personalidad, es decir, como encarnación de la “hombría” senderiana.
En Milagritos hay espontaneidad, generosidad y solidaridad a flor de piel y frente al entorno “personal” del inglés-su despacho-, el ambiente y el mundo de Milagritos será la calle bulliciosa y colorista de la ciudad.
Y cuando se cierra la narración con la derrota del protagonista –es descubierto-, será el protagonismo vital de Milagritos el que asuma el relevo y tome la iniciativa: la obtención del salvoconducto y la enérgica negativa al suicidio al reclamar la entrega del revólver amartillado .
Míster Witt muestra, en su derrota final, la sordidez y el egoísmo que ha manifestado en las fases de su proceso psicológico iniciado en la jornada inhibitoria de Ibi. El narrador mantiene hasta el final la coherencia del personaje.
Milagritos que garantiza el secreto del crimen de su marido-la voladura de la “Tetuán”-sólo ella y Bonmatí lo saben, se compadece de su marido- muestra su “hombría”- y rompe la derrota del Cantón, abriendo el camino, con el hijo que ha de llegar, a nuevas utopías. Mientras que Míster Witt siente la derrota como algo definitivo, de ahí la idea del suicidio, primero y el refugio en su egoísmo pasivo, al final. Milagritos, además, dice:”Yo vuelvo a Cartagena, tú verás” (540).
La novela termina con el llanto silencioso de Milagritos: “¿Por Carvajal? ¿Por Colau? ¿Por el Cantón?¿Por ella misma?”(540), que Míster Witt, refugiado en su egoísmo(“personalidad”) renuncia a analizar.
Hay otros personajes secundarios que aparecen en la narración con alguna singularidad ente ellos tenemos al maquinista gallego Vila. Que había navegado todos los mares a bordo de la “Numancia” y contaba sus aventuras en la taberna del Molinete.
Don Eladio Binefar, que era médico y hacía la visita sanitaria a las casas de prostitución del Molinete. Don Eladio sería un personaje itinerante por su profesión y descubrirá a Milagritos en la “Tetuán”, nave comandada por Colau. Además, don Eladio, que tiene ya cerca de 50 años, está esperando heredar de su padre, ya anciano, doscientos mil duros (un millón de pesetas), cifra exagerada para la época. Su padre era un terrateniente de 80 años, católico, monárquico y muy tacaño (el avaro). Don Eladio Binefar, que sería un representante de la clase media profesional, médico, cifra toda su vida, no en el compromiso político, sino en el ascenso económico y social, cuando herede el millón de pesetas de su padre.
El aljecero (yesero) que muere víctima de las privaciones, pero tiene un entierro digno.
Doña Lupita, pariente de aristócratas carlistas arruinados en la guerra del Norte, que viene a representar “el quiero y no puedo” de la clase media tradicional. Doña Lupita se
resiste a acudir al rancho de Bonmatí y esperó a que se hiciera de noche para no ser reconocida en el rancho de los voluntarios.
La “tía Olesana”(de Orihuela), que también va a buscar el rancho y era un vieja mendiga que se había escapado del asilo de la Misericordia y tenía fama de bruja.
Por último, el Cantón como personaje colectivo protagonista, a este respecto Jaime Pérez Muntaner dice: “El Cantón de Cartagena(…) es en realidad el centro de la novela, su presencia está explícita en la mayoría de las páginas y virtualmente condiciona las acciones y los sentimientos del personaje inglés(…). El cantón es el tema fundamental de la primera novela histórica senderiana y dentro del cantón es el pueblo el que hizo posible y mantuvo durante meses esta experiencia federal y el más sufrió la tragedia del hambre y de la derrota, el verdadero protagonista de la obra”[3].
El federalista Colau, cuyo papel en la novela no concuerda con el personaje histórico de la revolución cantonal. Colau es un elemento fundamental en el conflicto narrativo y en la relación de Míster Witt y Milagritos. Es un personaje que aparece tarde (capit. XII) y que no suscita demasiadas simpatías en el narrador, pero atrae a Milagritos y alimenta los celos de Míster Witt, que tiene de él una opinión negativa:”Míster Witt lo trataba con frialdad calculada, llena de fórmulas correctas”(402). Contra Colau maquina Míster Witt el sabotaje de la “Tetuán” y se alegra de la destrucción de la nave, pero le alivia que el personaje salga con vida.
El filántropo Bonmatí, que alivia a los necesitados por tierra y por mar, con el barco-hospital el “Buenaventura”.
También están los responsables políticos y militares del Cantón, entre ellos , el conspirador Cárceles, los militares Contreras y Ferrer y el ideólogo Roque Barcia, que tienen un escaso protagonismo en la novela.
Luego están los personajes llamados “fanáticos”. Paco, el de “la Tadea”, Calnegre y Hozé.
Paco el de “la Tadea” es un dirigente obrero espontáneo, de origen humilde que se opone frontalmente a la moderación política de Antonete Gálvez. Paco, el de “la Tadea” representa la desconfianza del pueblo frente a los jefes políticos.
Hozé es un revolucionario ingenuo que clama contra los carlistas y los alfonsinos y lo mismo que el Calnegre, está obsesionado con asaltar las viviendas de la calle Mayor. Cuando Hozé se enfrenta con Gálvez el triunfo dialéctico es de Antonete Gálvez, que calma a los revolucionarios ingenuos abriendo el penal para que los reclusos se unan a los federales.
Luego vendrían los personajes protagonistas de la ficción, la pareja angloespañola formada por Milagros Rueda y Jorge Witt, además del pueblo de Cartagena, el otro gran personaje colectivo protagonista, relegando a segundo plano a los responsables políticos y militares. Solamente cobra fuerza entre los jefes, Antonio Gálvez, verdadero caudillo popular y alma de la insurrección.
Jorge Witt, Mister Witt, míster Guí (así denomina el narrador cuando se degrade moralmente), ¿por qué eligió Sender al ingeniero inglés como protagonista de su novela? Quizá porque el inglés en su versión victoriana, es la más perfecta y acabada encarnación histórica de la anulación de la espontaneidad vital y por el contrario de su afirmación egocéntrica. El contraste entre Míster Witt y el ambiente popular que le rodea denota esa contraposición entre la “personalidad” del inglés y la “hombría” de Milagritos. La cultura popular, la espontaneidad, que se manifiesta en el habla, en las canciones, en las fiestas y en las formas de la vida cotidiana constituyen el concepto de la hombría en Sender, que corresponde a Milagritos.
Ni Antonete Gálvez, ni Milagritos aparecen en el relato como individualidades cerradas, sino como seres humanos inmersos en el ambiente con sus ideas peculiares tendentes a la hombría.
Por el contrario Míster Witt se presenta ante el lector con todos sus signos de civilización burguesa y victoriana: objetos ,recuerdos y hasta sus lecturas recientes.. Dice el narrador que Míster Witt “no admitía otro mundo exterior que el de su despacho, sus vidrios, su barómetro, sus estampas” (223). Frente a esta civilización cientifista, victoriana y burguesa, que corresponde a la “personalidad”(de“persona”: máscara) de Míster Witt, tenemos los signos de una civilización presentada como antagónica, el bargueño traído de Lorca y la urna con la venda ensangrentada de Ibi.
Milagritos es la mujer que motiva de manera inmediata el drama de los celos del protagonista.
La novela, como indica su título tiene dos componentes equilibrados: El Cantón y Míster Witt, perfectamente ensamblados en el campo de la narración y Milagritos desempeña una función subordinada a ambos planos, al Cantón y a su marido.
Milagritos actúa como contrapunto de Míster Witt: generosidad frente a egoísmo, españolismo frente al prudente pragmatismo británico.
Milagritos significa la personificación de un subconsciente colectivo, es el arquetipo humano, que resume las motivaciones y el talante del pueblo lanzado a la aventura de la revolución.
Por otra parte Milagritos es un personaje un poco discordante con la situación social: “Una revolucionaria con sus rentas” (226), ironizará Míster Witt; además es de Lorca, ciudad murciana del interior, de base agraria y estructuras sociales de corte tradicional.
Milagritos, la atractiva, impulsiva, vital y abnegada mujer de Míster Witt comparece en la narración –como se ha dicho- como verdadero contrapunto de la obsesión del inglés por su personalidad, es decir, como encarnación de la “hombría” senderiana.
En Milagritos hay espontaneidad, generosidad y solidaridad a flor de piel y frente al entorno “personal” del inglés-su despacho-, el ambiente y el mundo de Milagritos será la calle bulliciosa y colorista de la ciudad.
Y cuando se cierra la narración con la derrota del protagonista –es descubierto-, será el protagonismo vital de Milagritos el que asuma el relevo y tome la iniciativa: la obtención del salvoconducto y la enérgica negativa al suicidio al reclamar la entrega del revólver amartillado .
Míster Witt muestra, en su derrota final, la sordidez y el egoísmo que ha manifestado en las fases de su proceso psicológico iniciado en la jornada inhibitoria de Ibi. El narrador mantiene hasta el final la coherencia del personaje.
Milagritos que garantiza el secreto del crimen de su marido-la voladura de la “Tetuán”-sólo ella y Bonmatí lo saben, se compadece de su marido- muestra su “hombría”- y rompe la derrota del Cantón, abriendo el camino, con el hijo que ha de llegar, a nuevas utopías. Mientras que Míster Witt siente la derrota como algo definitivo, de ahí la idea del suicidio, primero y el refugio en su egoísmo pasivo, al final. Milagritos, además, dice:”Yo vuelvo a Cartagena, tú verás” (540).
La novela termina con el llanto silencioso de Milagritos: “¿Por Carvajal? ¿Por Colau? ¿Por el Cantón?¿Por ella misma?”(540), que Míster Witt, refugiado en su egoísmo(“personalidad”) renuncia a analizar.
Hay otros personajes secundarios que aparecen en la narración con alguna singularidad ente ellos tenemos al maquinista gallego Vila. Que había navegado todos los mares a bordo de la “Numancia” y contaba sus aventuras en la taberna del Molinete.
Don Eladio Binefar, que era médico y hacía la visita sanitaria a las casas de prostitución del Molinete. Don Eladio sería un personaje itinerante por su profesión y descubrirá a Milagritos en la “Tetuán”, nave comandada por Colau. Además, don Eladio, que tiene ya cerca de 50 años, está esperando heredar de su padre, ya anciano, doscientos mil duros (un millón de pesetas), cifra exagerada para la época. Su padre era un terrateniente de 80 años, católico, monárquico y muy tacaño (el avaro). Don Eladio Binefar, que sería un representante de la clase media profesional, médico, cifra toda su vida, no en el compromiso político, sino en el ascenso económico y social, cuando herede el millón de pesetas de su padre.
El aljecero (yesero) que muere víctima de las privaciones, pero tiene un entierro digno.
Doña Lupita, pariente de aristócratas carlistas arruinados en la guerra del Norte, que viene a representar “el quiero y no puedo” de la clase media tradicional. Doña Lupita se
resiste a acudir al rancho de Bonmatí y esperó a que se hiciera de noche para no ser reconocida en el rancho de los voluntarios.
La “tía Olesana”(de Orihuela), que también va a buscar el rancho y era un vieja mendiga que se había escapado del asilo de la Misericordia y tenía fama de bruja.
Por último, el Cantón como personaje colectivo protagonista, a este respecto Jaime Pérez Muntaner dice: “El Cantón de Cartagena(…) es en realidad el centro de la novela, su presencia está explícita en la mayoría de las páginas y virtualmente condiciona las acciones y los sentimientos del personaje inglés(…). El cantón es el tema fundamental de la primera novela histórica senderiana y dentro del cantón es el pueblo el que hizo posible y mantuvo durante meses esta experiencia federal y el más sufrió la tragedia del hambre y de la derrota, el verdadero protagonista de la obra”[3].
Espacio: La novela es urbana teniendo como escenario la ciudad de Cartagena, con su burguesa calle Mayor, el puerto, los fuertes, los barrios obreros como el Molinete, Santa Lucía, Escombreras, el Hondón y el barrio de Quitapellejos, y por supuesto, el mar, donde tiene lugar la contienda naval.
Sólo en dos ocasiones cambia el escenario, en las dos expediciones militares a Hellín y a Chinchilla. Y cuando recuerda Míster Witt el fusilamiento de Carvajal en Ibi.
En cuanto al tiempo del relato, los acontecimientos novelescos se desarrollan de Marzo (Libro I) a diciembre (capit. XIX, Libro III) de 1873, que se acompasan más o menos al tiempo histórico, con sus desajustes temporales intencionados. Pero lo que no cabe duda es que Sender subordina los hechos históricos a la ficción novelesca.
Sólo en dos ocasiones cambia el escenario, en las dos expediciones militares a Hellín y a Chinchilla. Y cuando recuerda Míster Witt el fusilamiento de Carvajal en Ibi.
En cuanto al tiempo del relato, los acontecimientos novelescos se desarrollan de Marzo (Libro I) a diciembre (capit. XIX, Libro III) de 1873, que se acompasan más o menos al tiempo histórico, con sus desajustes temporales intencionados. Pero lo que no cabe duda es que Sender subordina los hechos históricos a la ficción novelesca.
Significación: Marcelino Peñuelas pregunta a Sender en 1970: “-¿Qué es Mr. Witt?
-Es el planteamiento de un problema frecuente en mis modestas novelas. El inconsciente erótico del hombre o de la mujer ligado con el inconsciente colectivo en el panorama de una revolución. Mr Witt, que se considera muy civilizado (…), dejan que fusilen a un hombre cuya vida puede salvar. Después, lleno de sentimientos de culpabilidad y de miedo al castigo providencial, está obsesionado con el castigo de su mujer. Finalmente, Milagritos, que representa la vida, la vida simple y generosa de la naturaleza y quiere un hijo de él (…) Eso no quiere decir que se trate de una novela de tesis y menos de una novela de clave”[4].
En 1968 cuando se publica la 2ª edición de “Míster Witt…” por Alianza Editorial, Sender escribe un breve prólogo y dice: “El libro se publica exactamente igual que salió en la edición primera (…) Si lo escribiera hoy no cambiaría la estructura ni el mensaje, pero cuidaría más el estilo” (Ob. Cit en not. 1). Parece obvio que este mensaje no se refiere al problema de “el inconsciente erótico del hombre o de la mujer …”, apuntado más arriba, sino que el verdadero mensaje de la novela es la apología por la vida y la dignidad humanas. A lo largo de la novela hay una contraposición entre la tendencia destructora y vengativa de los “fanáticos”, deseosos de dar un escarmiento a los burgueses de la calle Mayor, y el llamamiento a la humanidad, a la moderación, al respeto a la persona y a la dignidad del vencido, y todo ello por la actitud de los buenos federales y de su caudillo Antonete Gálvez. Se eluden todos los aspectos cruentos en la lucha civil planteada por los insurgentes; sólo hay una estampa de furor popular, sin daño para las personas. Los incendios que vengan la muerte de “Cristobaliyo”.
Por otra parte la novela tiene un intención didáctica: mostrar que pese a todo, deben unirse el vitalismo ingenuo que encarna Milagritos y el atormentado y dubitativo Míster Witt. En un escenario connotativo, como es la revolución cantonal de 1873, pasa revista a los conflictos personales y sociales que se producen.Se vale de fuentes históricas, pero su conexión con los acontecimientos del presente (Segunda República) son patentes. Muestra el fracaso de la revolución y sus consecuencias: el dolor, el hambre y la muerte.
El final de la novela es coherente, fracasad la utopía, no queda otro remedio que aceptar la realidad, aunque sea gris para mantener la esperanza. Por eso Milagritos se propone tener un hijo y “volver a Cartagena”.
Por nuestra parte creemos que uno de los significados de “Míster Witt…” es el triunfo de la “hombría” frente a la “personalidad, porque la hombría tiene proyecto de futuro en el lugar donde se han desarrollado los hechos, convierte la derrota en victoria.
“Míster Witt..” se publicó en Inglaterra en 1937 y la crítica le fue favorable, a pesar de ser Mister Witt un personaje negativo.
En España a los tres meses de publicada la novela empieza la guerra civil, con lo cual sufrió el bache correspondiente, luego vino la prohibición de las obras de Sender hasta 1965. En 1968 aparece la 2ª edición en alianza Editorial, teniendo muchas reimpresiones, la edición que yo he manejado es la décima reimpresión en 1995. También se publicó en la Obra Completa por la Editorial Destino en 1976 con un prefacio del autor. José Mª Jover Zamora ha publicado una espléndida edición crítica en clásicos Castalia en 1987 con una importante introducción biográfica y crítica y con abundantes notas de pie de página. La novela, por tanto, se ha leído .
BIBLIOGRAFÍA:
. Carrasquer Francisco.”Imán y la novela histórica de Sender. Tamesis Books, London 1970
“Conversaciones con Ramón J. Sender”. Edit Magisterio Español, Madrid,1970
. Jover José Mª. “ Historia, biografía y novela en Ramón J. Sender”. Edit Castalia.2002
. Mainer, José Carlos. “Ramón J. Sender im Memoriam”. Zaragoza, 1983
. Peñuelas Marcelino C. “La obra narrativa de Ramón J. Sender”. Edit Gredos. Madrid, 1971
. Puig Campillo, Antonio.”El Cantón murciano”. Cartagena ,1932.Editora Regional de Murcia, 1986.
REVISTAS:
“ Alazet”, 10 (1998) , Huesca
“Cuadernos Hispanoamericanos” nº 285/ marzo 1984, Madrid
“Letras Peninsulares 16/3.- 2004 Davidson, USA
“Turia” nº 26, 55-56 (2001), Teruel
Madrid, 2 de julio de 2009
Anastasio Serrano
[1] . Sender, Ramón J.”Míster Witt en el Cantón”. Alianza Editorial. Madrid, 1995 (Décima reimpresión en el “Libro de Bolsillo”). Prólogo a la 2ª edición, pag. 9
[2] . Sender Ramón J. “Míster Witt en el Cantón” (Introducción de José Mª Jover). Clásicos Castalia.Madrid, 2001, pag. 52. Todas las citas textuales serán de esta edición.
[3] . Cuadernos Hispanoamericanos nº 285 (Madrid, 1974). Novela e historia en Mr Witt en el Cantón , pp. 635-645
[4] . Peñuelas Marcelino C. “Conversaciones con Ramón J. Sender. Edit Magisterio Español. Madrid, 1970 (pp.129-131)
-Es el planteamiento de un problema frecuente en mis modestas novelas. El inconsciente erótico del hombre o de la mujer ligado con el inconsciente colectivo en el panorama de una revolución. Mr Witt, que se considera muy civilizado (…), dejan que fusilen a un hombre cuya vida puede salvar. Después, lleno de sentimientos de culpabilidad y de miedo al castigo providencial, está obsesionado con el castigo de su mujer. Finalmente, Milagritos, que representa la vida, la vida simple y generosa de la naturaleza y quiere un hijo de él (…) Eso no quiere decir que se trate de una novela de tesis y menos de una novela de clave”[4].
En 1968 cuando se publica la 2ª edición de “Míster Witt…” por Alianza Editorial, Sender escribe un breve prólogo y dice: “El libro se publica exactamente igual que salió en la edición primera (…) Si lo escribiera hoy no cambiaría la estructura ni el mensaje, pero cuidaría más el estilo” (Ob. Cit en not. 1). Parece obvio que este mensaje no se refiere al problema de “el inconsciente erótico del hombre o de la mujer …”, apuntado más arriba, sino que el verdadero mensaje de la novela es la apología por la vida y la dignidad humanas. A lo largo de la novela hay una contraposición entre la tendencia destructora y vengativa de los “fanáticos”, deseosos de dar un escarmiento a los burgueses de la calle Mayor, y el llamamiento a la humanidad, a la moderación, al respeto a la persona y a la dignidad del vencido, y todo ello por la actitud de los buenos federales y de su caudillo Antonete Gálvez. Se eluden todos los aspectos cruentos en la lucha civil planteada por los insurgentes; sólo hay una estampa de furor popular, sin daño para las personas. Los incendios que vengan la muerte de “Cristobaliyo”.
Por otra parte la novela tiene un intención didáctica: mostrar que pese a todo, deben unirse el vitalismo ingenuo que encarna Milagritos y el atormentado y dubitativo Míster Witt. En un escenario connotativo, como es la revolución cantonal de 1873, pasa revista a los conflictos personales y sociales que se producen.Se vale de fuentes históricas, pero su conexión con los acontecimientos del presente (Segunda República) son patentes. Muestra el fracaso de la revolución y sus consecuencias: el dolor, el hambre y la muerte.
El final de la novela es coherente, fracasad la utopía, no queda otro remedio que aceptar la realidad, aunque sea gris para mantener la esperanza. Por eso Milagritos se propone tener un hijo y “volver a Cartagena”.
Por nuestra parte creemos que uno de los significados de “Míster Witt…” es el triunfo de la “hombría” frente a la “personalidad, porque la hombría tiene proyecto de futuro en el lugar donde se han desarrollado los hechos, convierte la derrota en victoria.
“Míster Witt..” se publicó en Inglaterra en 1937 y la crítica le fue favorable, a pesar de ser Mister Witt un personaje negativo.
En España a los tres meses de publicada la novela empieza la guerra civil, con lo cual sufrió el bache correspondiente, luego vino la prohibición de las obras de Sender hasta 1965. En 1968 aparece la 2ª edición en alianza Editorial, teniendo muchas reimpresiones, la edición que yo he manejado es la décima reimpresión en 1995. También se publicó en la Obra Completa por la Editorial Destino en 1976 con un prefacio del autor. José Mª Jover Zamora ha publicado una espléndida edición crítica en clásicos Castalia en 1987 con una importante introducción biográfica y crítica y con abundantes notas de pie de página. La novela, por tanto, se ha leído .
BIBLIOGRAFÍA:
. Carrasquer Francisco.”Imán y la novela histórica de Sender. Tamesis Books, London 1970
“Conversaciones con Ramón J. Sender”. Edit Magisterio Español, Madrid,1970
. Jover José Mª. “ Historia, biografía y novela en Ramón J. Sender”. Edit Castalia.2002
. Mainer, José Carlos. “Ramón J. Sender im Memoriam”. Zaragoza, 1983
. Peñuelas Marcelino C. “La obra narrativa de Ramón J. Sender”. Edit Gredos. Madrid, 1971
. Puig Campillo, Antonio.”El Cantón murciano”. Cartagena ,1932.Editora Regional de Murcia, 1986.
REVISTAS:
“ Alazet”, 10 (1998) , Huesca
“Cuadernos Hispanoamericanos” nº 285/ marzo 1984, Madrid
“Letras Peninsulares 16/3.- 2004 Davidson, USA
“Turia” nº 26, 55-56 (2001), Teruel
Madrid, 2 de julio de 2009
Anastasio Serrano
[1] . Sender, Ramón J.”Míster Witt en el Cantón”. Alianza Editorial. Madrid, 1995 (Décima reimpresión en el “Libro de Bolsillo”). Prólogo a la 2ª edición, pag. 9
[2] . Sender Ramón J. “Míster Witt en el Cantón” (Introducción de José Mª Jover). Clásicos Castalia.Madrid, 2001, pag. 52. Todas las citas textuales serán de esta edición.
[3] . Cuadernos Hispanoamericanos nº 285 (Madrid, 1974). Novela e historia en Mr Witt en el Cantón , pp. 635-645
[4] . Peñuelas Marcelino C. “Conversaciones con Ramón J. Sender. Edit Magisterio Español. Madrid, 1970 (pp.129-131)