martes, 24 de abril de 2007

Leer "LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA" de Eduardo mendoza

LEER “LA VERDAD SOBRE ELCASO SAVOLTA”
de Eduardo Mendoza



Eduardo Mendoza nació en Barcelona en 1943. Estudia el bachillerato en un colegio religioso y emprende la carrera de Derecho por tradición familiar (su padre era fiscal). Una vez terminados los estudios, trabaja en diversas empresas, pero no se siente satisfecho y en 1973 se traslada a Nueva York, donde trabaja como intérprete de la ONU, puesto que le deja tiempo libre para leer, viajar y escribir.
En 1975 y para el 23 de Abril aparece: “ La verdad sobre el caso Savolta”, su primera novela, que fue recibida con asombro y entusiasmo por la crítica. Los juicios fueron unánimes: rara vez una “opera prima” ha alcanzado tal grado de madurez y en 1976 se le concedió el Premio de la Crítica, el más prestigioso de cuantos se conceden en España, que, además, no tiene dotación económica.
Posteriormente publica dos novelas policiacas dirigidas al entretenimiento del lector, con mucha aventura y acción: “El misterio de la cripta embrujada”(1979) y “El laberinto de las aceitunas” (1982).
En 1983 regresa a Barcelona y en 1986 publica “La ciudad de los prodigios”, novela de mayor aliento que las dos precedentes, aunque sin superar a “La verdad…”.En 1989 publica “La isla inaudita” y luego en 1991, “Sin noticias de Gurb”, que se publicó primero por entregas en el diario “El País”(1990), al estilo del folletín decimonónico.
En 1990 estrena en catalán la obra de teatro “Restauració” en el teatro Romea. Después se traducirá al castellano y se representará en Madrid con notable éxito(1991). Vuelve a la novela con :”El año del diluvio”(1992). “Una comedia ligera”(1996), “La aventura del tocador de señoras”(2001), “El último trayecto de Horacio Dos”(2001), también publicada por entregas el diario “El País” y por último ha publicado: “Mauricio o las elecciones primarias”(2006).
Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine. “La verdad…”(1979), dirigida por Antonio Drove; “El misterio…”(1981) por Cayetano del Real; “La ciudad de los prodigios”(1999) por Mario Camus; “El año del diluvio”(2004) por Jaime Chávarri y en alguna de estas cintas ha participado como guionista.
Eduardo Mendoza, seguidor de la tradición literaria castellana, se declara deudopr de Cervantes, Valle-Inclán y Baroja y considera “El Lazarillo” como la gran novela fundacional. Entre lo extranjeros admira a Flaubert, Stendhal, Dickens y Tolstoi. Mendoza aúna en su obra la calidad literaria con el éxito comercial.

Argumento:
“La verdad…” recoge los recuerdos de Javier Miranda, espectador y protagonista de unos hechos ocurridos en Barcelona en 1917 y 1919, en torno a la empresa industrial Savolta, presidida por un aventurero enigmático, Lepprince, hechos que ,además, se trenzan con una trama amorosa. Javier Miranda, que debe cobrar en nombre de la empresa Savolta una elevada póliza de seguros en Nueva York, es llevado a juicio por la compañía aseguradora, que pretende no pagar unos gastos tan elevados. Desde el juicio se rememoran y recrean los hechos que lo han motivado. Y no sólo los últimos, sino los más antiguos, los que se iniciaron con la prosperidad de la empresa Savolta y la posterior quiebra, y el incendio que la hace desaparecer sin que se conozcan las causas. Javier Miranda lleva el hilo conductor desde que Lepprince contrató, en época de prosperidad de la empresa, a dos matones para que escarmentaran a los cabecillas de una huelga. La protesta obrera fracasó, pero un periodista idealista y extravagante, Domingo Pajarito Soto, denuncia la represión. El hábil Lepprince contrata al periodista para que realice una investigación sobre la empresa y ganárselo; pero una cadena de hechos y situaciones desencadenan una serie de muertes inesperadas, así Pajarito Soto es asesinado en extraña situación (un coche lo atropella cuando regresaba borracho a casa), y poco después Savolta, el principal dueño de la empresa es acribillado a tiros.
El comisario Vázquez, que toma en sus manos el caso, no logra evitar que se sucedan los atentados contra el jefe de personal, Claudedeu, que muere y un atentado fallido contra el propio Lepprince. Despejado el camino Lepprince se casa con Rosa Mª Savolta y consigue su objetivo: la dirección de la fábrica. Con el final de la 1ª Guerra Mundial la empresa se hunde, el comisario Vázquez es trasladado a Tetuán para que no siga investigando; suceden nuevos asesinatos como el del accionista Pere Parells. Javier Miranda se casa con Mª Coral, mujer de los bajos fondos., pero de belleza misteriosa, Miranda ignora que ésta es amante de Lepprince, aunque terminará fugándose con el guardaespaldas de Lepprince: Max. Pero el comisario Vázquez declara a Javier Miranda poco antes de morir que Lepprince era el único responsable de las muertes de Pajarito Soto, Savolta y los demás y todo ello para ocultar el tráfico de armas para el ejército alemán; ya que Savolta tenía contratada la producción con los aliados.
Al final de la novela Mª Coral, después de la fuga con Max, acude a casa de Miranda y deciden emigrar a Nueva York, donde se celebra el juicio ante el juez Davidson en 1927.

Estructura: “La verdad sobre el caso Savolta” irrumpe en el panorama literario español en un momento en que el experimentalismo de los autores de la generación anterior está tocando a su fin. Se trata de la narrativa, que en 1962 inauguraba Luis Martín-Santos con “Tiempo de silencio”, ésta presentaba una renovación formal de las técnicas y elementos narrativos, aunque sin abandonar todavía la crítica social y la denuncia del atraso cultural y científico en el que se encontraba la España de posguerra. Hacia 1967 esta tendencia por la preocupación formal se radicaliza y da lugar a la corriente experimentalista, cuyo principal objetivo es el presentar las formas de expresión más novedosas en todas las artes (pintura, música y literatura). En el terreno de la novela se presta especial interés al plano lingüístico y se dejan de lado los elementos más tradicionales del relato. Los novelistas se centran en la originalidad y la novedad de la forma y olvidan la trama, el retrato de los personajes, el espacio y el tiempo concretos. Fruto de todo ello surgió un tipo de novela poco atractiva para el lector medio, que no la entendía y que le aburría por el escaso hilo argumental de algunas novelas.
El experimentalismo, que había nacido como reacción a la corriente narrativa de posguerra del realismo crítico y objetivista de los años 40 y 50 y como un intento de recuperar el vanguardismo español y europeo de los años 20 y 30, había caído en el extremo opuesto: el lenguaje ya no era un elemento para comunicar contenidos, sino un fin en sí mismo.
Frente a esta literatura elitista-experimentalista, y como reflejo de los nuevos tiempos, “La verdad…” encabeza la llamada novela de la transición, que consigue reunir en el mismo texto los ingredientes tradicionales del relato y la utilización moderada de las novedades formales aportadas por el experimentalismo.
Eduardo Mendoza toma, como punto de partida de su novela, el momento cumbre del enfrentamiento social en Barcelona de la lucha obrera y la patronal de la segunda década del siglo XX. Pero en “La verdad…” la historia se ha manipulado conscientemente, porque el autor lo que pretende es crear un trasfondo histórico como realidad ficcional, que le permita el juego entre lo real y lo ficticio, lo histórico y lo literario.
En cuanto a las fuentes el propio Mendoza en la “Nota” inicial nos dice que existen fuentes concretas en las que se fundamenta la narración; es decir que ha habido un trabajo de documentación y luego una labor de transformación literaria para hacer verosímil el relato. No obstante en la obra subyacen hechos reales, que se han modificado, y a los que se les ha cambiado el nombre de los protagonistas y las circunstancias espacio-temporales. Así el asesinato del industrial Savolta mantiene un paralelismo con el perpetrado contra el industrial José Alberto Barret. El barón de Köning tendría su paralelismo con Lepprine. El “mestre” Roca nos recuerda a Joan Montseny, anarquista y maestro de escuela. Hay oros personajes que actúan sin máscara como Alfonso XIII y su esposa. Pero todo este material histórico manipulado por Mendoza facilita la creación de un fondo histórico verosímil.
La novela se divide en dos partes de 5 y 10 capítulos respectivamente; a su vez los capítulos se componen de varias secuencias. Por tanto se utilizan tanto los capítulos de la novela tradicional como las unidades narrativas de la novela actual.
La novela recoge, como se ha dicho,los recuerdos del protagonista, surgidos con ocasión de un juicio muy posterior a los hechos recordados. Sin embargo como las razones de este juicio no aparecen hasta la página 536, casi al final, las primeras impresiones del lector son de sorpresa y de desconcierto. Además la presentación de la historia es fragmentaria, con múltiples puntos oscuros, que no se resuelven hasta el final. Se trata, pues, de una novela enigma, con una estructura emparentada con la novela policiaca.
Si analizamos el desarrollo de la historia podemos distinguir tres partes de complejidad decreciente:
1ª parte: Los capítulos I-V. En ellos encontramos materiales heterogéneos: fragmentos de un interrogatorio judicial, textos periodísticos, documentos, cartas y mezclados con todo esto, van surgiendo los recuerdos del protagonista, pero de forma inconexa, dispersos. Estamos asistiendo a los caprichosos mecanismos de la memoria; a principios del capítulo IV, el autor justifica hábilmente su proceder, dice Javier Miranda:”Los recuerdos de aquella época, por acción del tiempo, se han uniformado y convertido en detalles de un solo cuadro (…) la imágenes se mezclan felices y luctuosas, en un plano único y sin relieve (…), los recuerdos adquieren un aura de santidad que los transfigura y difumina” (pag. 223). En esta primera parte y fruto de esos recuerdo difuminados se produce un desorden cronológico y además son frecuentes los cambios de punto de vista.
2ª parte. Los capítulos I-V de la segunda parte ofrecen menor complejidad narrativa, pero continúa el desorden cronológico, por una parte sigue la historia en el año 1918, pero por otra retrocede a fines de 1917 para asistir, desde el punto de vista de Nemesio Cabra, a algunos acontecimientos ya narrados en la primera parte.
3ª parte. En los capítulos VI-X, el relato se desarrolla con sencillez, hay un solo hilo argumental, contado linealmente y siguiendo los patrones narrativos tradicionales, sometidos a un hábil “pastiche”.

El punto de vista: En la primera parte de la novela hay mayor cantidad de narradores, ya que se corresponden con los diversos documentos(cartas, artículo, declaración, affidávit) que el autor ofrece, y aparecen en menor proporción en la segunda parte.
El hilo conductor son las declaraciones que Javier Miranda realiza y el material narrativo brota de su memoria. Por tanto este personaje-narrador sólo puede explicar aquello que ve y siente en el espacio que actúa. El lector percibe y conoce a través de lo narrado por este personaje, en primera persona, todo lo relativo al despacho de Cortabanyes, la historia de Pajarito Soto y Teresa; las salidas al cabaret, las reuniones en casa de Lepprince, los encuentros con los anarquistas. Javier Miranda ha sido testigo de todas estas peripecias y las cuenta. En los últimos capítulos de la novela (VI-X), el narrador del relato lineal vuelve a ser Miranda, quien ya no es un mero testigo, sino que pasa a ser protagonista activo de la historia.
En cambio hay un conjunto de secuencias cuyo narrador, en tercera persona, conoce toda la información, tanto exterior como interior de los personajes, y como tal, nos cuenta, cómo sienten, lo que piensan o desean. Este narrador en tercera persona aparece en el relato de los atentados contra Lepprince en el liceo, contra Claudedeu o contra Parells; también el las secuencias sobre las andanzas de Nemesio Cabra y por último en la fiesta de los Savolta (parte 1ª, cap. II-III) y la de Lepprince (parte 2ª, I-V). Javier Miranda no está presente, no es testigo, lo que ha llevado a plantear la existencia de un narrador omnisciente que interviene en 3ª persona. Sin embargo como la novela surge de los recuerdos de J. Miranda diez años después, bien podría ser que este personaje-narrador se escondiera tras esa 3ª persona que todo lo sabe. El protagonista tiene un relación fluida con el resto de los personajes y éstos le han transmitido la información necesaria. Como sucede con la historia de Nemesio Cabra, que Javier no tiene ninguna participación o presencia, pero si ha tenido la posibilidad de informarse a través del comisario Vázquez, que al final de la novela, le comunica todos los entresijos de la trama.
Por otra parte, los materiales de tipo documental, a los que hemos aludido, introducen otros puntos de vista: el de Pajarito Soto, el del comisario. Así muchos hechos aparecen iluminados desde diversos enfoques. Por todo ello, puede hablarse de perspectivismo narrativo.

El tiempo: El relato transcurre entre 1917 y 1919, aunque hay una serie de sucesos que se sitúan fuera de este ámbito temporal: Primero, las declaraciones que Javier Miranda hace ante el juez en Nueva York, fechadas en 1927. Segundo, el affidávit prestado ante el cónsul de los EE. UU. en Barcelona por el ex comisario Alejandro Vázquez, el 21 de noviembre de 1926 y tercero la referencia a la muerte de la Doloretas, ocurrida en el verano de 1920.
En el aspecto temporal hay dos rasgos significativos: las fechas concretas de los acontecimientos históricos y las fechas exactas de los documentos y cartas aportadas como pruebas al juicio y por otro lado, el desorden cronológico y las imprecisiones temporales son recursos narrativos conscientemente utilizados por E. Mendoza para dar mayor verosimilitud al relato de los hechos evocados por J. Miranda: “Del juicio y mis recuerdos han brotado estos hechos” (pag. 541). Como muestra de este desorden cronológico tenemos, primero, el encuentro de Nemesio Cabra con Pajarito Soto en diciembre de 1917 y segundo, las entrevistas de Nemesio con el comisario Vázquez, y lo relativo a los anarquistas en 1918 y todo esto sucede en la segunda parte de la novela en 1919, se trata, pues, de dos saltos al pasado. Estos desajustes y saltos temporales sostienen una narración que brota de los recuerdos del protagonista, pero que se apoya en un tiempo reconocible, a través de referencias cronológicas precisas y dispersas a lo largo del relato.

El espacio: “La verdad (…)” es una novela urbana. Se sitúa en una Barcelona reconocible para el lector, con múltiples espacios contrapuestos. Estos espacios son presentados desde el punto de vista de Javier Miranda, cuyo deseo de ascenso social le empujará a participar en diversos ambientes.
El espacio actúa desde el comienzo como elemento detonante para que el personaje se instale y evolucione, convirtiéndose la ciudad en pieza fundamental. El recorrido por la gran urbe se hace a través de los continuos desplazamientos que J. Miranda realiza. Éste, como “extranjero” venido de Valladolid, percibe la ciudad como un espacio hostil, en el que le resulta difícil encontrar un lugar, ya que, “ los catalanes tienen espíritu de clan, Barcelona es una ciudad cerrada”(pag. 206), dice.
Los espacios sociales reflejan una polarización social, por un lado la aparición de una nueva burguesía, fruto de la bonanza económica y por otro, ese gran contingente proletario ansioso de mejoras sociales y de un medio de subsistencia digno.
A grandes rasgos, podríamos distinguir las siguientes zonas: El centro de la ciudad: la Plaza de Cataluña y las Ramblas, zona común a todas las clases sociales, donde se sitúan los acontecimientos históricos relevantes. La zona de la burguesía, que según su “status” económico, estaría dividida en dos partes. El Ensanche para la pequeña burguesía y la parte alta de la ciudad donde se ubica la mansión de Savolta, en Sarriá y el nuevo domicilio de Lepprince en la ladera del Tibidabo.
La zona de los obreros, que corresponde a las barriadas politizadas en la época: el Raval, el Barrio Chino, la zona industrial de Hospitalet y Sant Martí de Provençals, con pisos diminutos, mal ventilados y mucha aglomeración. Barcelona, pues, es una ciudad de contrastes reflejados en la alternancia de las secuencias que describen una opulenta y lujosa fiesta o el ambiente sórdido de los barrios obreros. Estos espacios burgués y proletario son infranqueables sólo en una dirección, el obrero no tiene acceso a introducirse en el ámbito de las clases elevadas, pero el burgués si puede frecuentar los barrios bajos y participar de las nuevas formas de diversión en los cabarets del Paralelo.
Hay otros espacios en la novela que no se sitúan en Barcelona, así, Javier en el capítulo V (1ª parte) decide alejarse de Barcelona y marcharse a su ciudad natal: Valladolid, pero el contraste entre el provincianismo de Valladolid y el cosmopolitismo de Barcelona se hace patente, lo que provoca en Javier una sensación de asfixia e incomprensión y decide regresar a Barcelona. También el viaje de luna de miel que Javier Miranda y Mª Coral realizan a balneario de Gerona, que supone un paréntesis en sus vidas y tras el cual la situación social de la ciudad cambia profundamente. Y el recorrido que hace Javier Miranda por la zona industrial de Hospitalet, o la descripción del Sanatorio de San Baudilio (Sant Boí), muestran la periferia con signos negativos. “trabajaban en el cinturón fabril (…), en las antesalas de la prosperidad que los atrajo” (pag. 184).
La ciudad se identifica con la conciencia colectiva, como un espacio identificable y, al mismo tiempo misterioso, y con fuerte poder de atracción para alguno de los personajes como Lepprince: “Creo que Barcelona es una ciudad encantada. Tiene algo, ¿cómo te diría?, algo magnético (…), no hay forma de abandonarla”.(pag.374)
Por el contrario J. Miranda, junto a su mujer, no siente el poder de seducción de la ciudad y se alejan de ella al final del relato, camino de Nueva York, la tierra de las oportunidades con la que era comparada Barcelona al comienzo de la novela.

Los personajes: “La verdad” (…) presenta ante el lector una sorprendente galería de personajes, en la cual mediante el contrapunto están reflejadas las diversas clases sociales: el proletariado, la burguesía y el lumpen-proletariado. No obstante el personaje principal será la ciudad de Barcelona., donde estas clases sociales interactúan.
Dentro de esos personajes tenemos al protagonista Javier Miranda, que es un joven vallisoletano que se traslada a Barcelona con el fin de promocionarse socialmente a través del trabajo. Cuando se instala en la ciudad vive a caballo de dos mundos diferentes. Por un lado se relaciona con las personas de su mismo nivel económico: Serramadriles, la Doloretas, ambos compañeros del despacho y con Domingo Pajarito Soto, con quien entabla una verdadera amistad, discuten sobre el estado de los obreros y le introduce en los principios básicos del anarquismo. El trato que establece con estos personajes es de igual a igual.
Sin embargo, el deseo de ascenso social le lleva a fijarse en Lepprince:” Yo buscaba el éxito a cualquier precio, no tanto por quedar bien ante Cortabanyes como por complacer a Lepprince, cuyo interés en mí me abría las puertas a expectativas imprevistas” (pag. 177). A partir de aquí se establece una relación absolutamente desigual entre Lepprince y Miranda. Lepprince le utiliza para sus fines.
Javier Miranda tiene una serie de rasgos deudores de la figura del pícaro. Miranda, como el Lazarillo, logra mejorar su situación y ejercer de secretario de Lepprince. También se casa, gracias a los planes de su protector y comparte su mujer con éste, aunque la ingenuidad de J. Miranda le lleva hasta el límite de ignorarlo, cuando toda Barcelona lo sabe, como le aclara Serramadriles, que su mujer es amante de Lepprince. Javier Miranda es un individuo que se sitúa ante la vida como un mero espectador a merced de los vaivenes de los acontecimientos (es muy significativo el apellido Miranda). No encuentra su lugar en ningún medio en el que se desenvuelve. Intenta tener un asidero intelectual y para ello mantiene largas conversaciones con Pajarito Soto sobre el anarquismo y la lucha social, aunque, a veces, trate más de complacer al amigo, que le interese realmente el tema. Todo el ambiente que rodea a la clase obrera o la pequeña burguesía queda descrito por Javier con tintes oscuros. Javier no se identifica con los de su clase. Lógicamente, en el mundo de Lepprince tampoco tiene cabida; es por tanto, un desclasado que se encuentra inmerso en un torbellino de emociones confusas.
Otro desclasado y casi protagonista de la novela es el escurridizo y pérfido Lepprince, que viene a ser la contrafigura de Javier. Como Miranda llega a Barcelona con el claro objetivo de introducirse en los círculos aristocráticos y financieros. Sabemos de él sólo lo que dice el personaje, siempre envuelto en el misterio: parece ser de origen francés de madre española y se introduce en la clase burguesa deslumbrando a los demás con sus maneras distinguidas y ostentosa prodigalidad, como el verdadero barón de Köning.
Lepprince se define, ante todo por su ambición y por su falta de escrúpulos. Sabe analizar con lucidez la sociedad que le rodea, en la que se ha propuesto triunfar y nada le detiene, recurre fríamente al crimen. Logra controlar la empresa Savolta e intenta hacerse un lugar en la política, utilizando cualquier medio para conseguir sus fines. Pero en algún momento vemos su soledad, lo vemos necesitado de amistad y se confía en Javier, a la vez que lo utiliza sin reparos. Hay algo en él de misterioso, en suma un personaje complejo.
Dentro de los personajes burgueses, entre los que tiene que moverse Lepprince, tenemos a Nicolás Claudedeu (llave o clavo de Dios), alias “el Hombre de la Mano de Hierro”, es el siniestro jefe de personal y su sobrenombre se debe a la doble razón de la dureza de trato y la pérdida de su mano en un atentado terrorista en el Liceo. Es la imagen del burgués duro y conservador.
Luego tenemos a Cortabanyes, que es el abogado de la empresa Savolta ,dice: “Era muy gordo, calvo como un peñasco(…). Era holgazán, moroso y chapucero”pag.121. Es quien percibe los hilos de la trama, el conocedor de todos los trapos sucios, capaz de aconsejar a Miranda y a Lepprince sobre la manera de actuar en las situaciones más dispares, comprometidas o cotidianas.
Pere Parells es el gran socio de Savolta, su asesor finaciero y fiscal. Es el antagonista de Lepprince, el único que se enfrenta abiertamente a él y el único personaje de la burguesía con tintes positivos.
Mª Rosa Savolta es la hija del industrial, delicada y frágil, producto de la educación burguesa que ha recibido y ve cumplida su máxima aspiración en el matrimonio, obnubilada por Lepprince.
Dentro del mundo del proletariado tenemos a los obreros anarco-sindicalistas, a los inmigrantes y a los personajes de baja extracción social, que en la novela pertenecen al mundo de la farándula. Destacan en este friso de personajes Domingo Pajarito Soto, Nemesio Cabra o Mª Coral.
Domingo Pajarito Soto es el obrero anarquista que defiende a ultranza la posibilidad de mejora del mundo en el que triunfen la libertad y la justicia. Desde el periódico “La voz de la Justicia” denuncia las condiciones laborales adversas de los obreros. Sin embargo su radicalidad idealista le lleva a caer en la trampa tendida por Lepprince, de tal modo que sin advertirlo, expone ante el patrón a todos sus compañeros anarquistas y sindicalistas. No es, pues, el ave capaz de altos vuelos capaz de otear y criticar los vicios y los abusos de la época, sino un inocente “pajarito” de un vuelo de baja altura, de un soto.
En el polo opuesto a Pajarito de Soto se encuentra el “oscuro y pintoresco confidente de las policía, un verdadero desecho social, llamado Nemesio Cabra Gómez”(pag.528), al que no se le conoce ningún oficio. Cabra es una mezcla de pícaro y de místico ridículo. Sirve a distintos amos (los anarquistas, el comisario Vázquez, Pere Parells), a pesar de ello sufre el hambre y la miseria y ejerce la mendicidad. Es un pobre hombre que con el propósito de hacer el bien desvelando las verdades que sólo el conoce, se vuelve loco –como una cabra- y representa a un ser visionario que despierta en el lector la risa y la ternura.
Otro de los personajes con más peso del estrato social bajo es María Coral, la gitana acróbata que actúa en los cabarets. Se nos presenta como una mujer misteriosa, pero fría y calculadora que acepta a Javier en matrimonio como forma de conseguir un “status” social y mantener la relación con Lepprince. Además confluyen en ella rasgos de la mujer huidiza y misteriosa del Romanticismo, con su belleza salvaje y su forma de vida alejada de la conducta común. Conoce el poder de su belleza y la impresión que causa en los hombres y juega con ellos; pero no deja de ser una niña pobre y asustada que se defiende a su manera. Personaje femenino complejo y fascinante de la novela.
Con todos estos personajes tiene que bregar el comisario Vázquez, que es la figura del investigador que marginado de la clase social (la burguesía) a la que investiga, se enfrenta a ella criticándola y haciendo uso de un duro y descarnado lenguaje. Con su tesón, el comisario desvela el clima de pesadilla de la Barcelona de 1917-19 , y al final descubre la solución de la intriga, relacionando el delito y la violencia cometidos con los problemas del momento.

El estilo: Los diversos materiales que integran la obra y los variados géneros remedados son la fuente de la variedad de estilos. Así junto al estilo peculiar del género policiaco o el folletín,encontramos imitaciones del lenguaje judicial o administrativo. Es característica la torpeza expresiva en las cartas del sargento Totorno y la carta de Nemesio Cabra es una parodia de cierta literatura devota. También podemos destacar el “pastiche” de cierta retórica del discurso político o panfletista de la época, como el engolamiento de los artículos de Pajarito Soto, o la expresión culta y arcaizante del “mestre” Roca.
El diálogo abunda en la novela. Hay secuencias constituidas casi exclusivamente por conversaciones, así hay fiestas mundanas con conversación intrascendente, junto con diálogos muy “literaturizados”. En estos diálogos hay reflejos del habla soez de los bajos fondos, conversación natural, refinamiento y cursilería.
No tenemos que olvidarla presencia de catalanismos en el habla de la Doloretas: “Tenemos que hacer un pensamiento- dijo(…), luego vienen las calipandrias y… (pag.264).
El humor se refleja en algunas descripciones de los personajes, a los cuales se les animaliza, como a Pajarito Soto: “… ojos abultados y boca rasgada y carnosa, nariz chata y cuello breve: una rana” (pag. 178). Especial importancia tiene la simbología nominal, recurso humorístico indiscutible, así: Pajarito Soto, inocente ave de vuelo raso, Nemesio Cabra, ser alucinado, miserable y pícaro, que no está del todo en sus cabales- como una cabra- y que por tratarse de un medio loco tiene el privilegio de decir la verdad; Claudedeu (llave o clavo de dios) y con su sobrenombre de “Mano de Hierro”, que refleja su personalidad y su realidad física; Cortabanyes( banyes en catalán cuernos) el abogado trapacero de la empresa; el mismo Lepprince, si seguimos la fonética francesa: Le prince” el príncipe heredero del imperio Savolta, que consigue la mano de Mª Rosa Savolta; el único nombre que no parodia es de Pere Parells.
En cuanto a la significación de la novela podemos considerarla en un triple plano: existencial, social y artístico.
Sobre la significación existencial podemos decir que Javier Miranda siente malestar existencial, frustración y fracaso. Es un hombre triturado por la vida, porque no ha sabido ser ni héroe, ni un pícaro y ni un canalla, su corolario es el desencanto.. Con esta frase certera lo resume Cortabanyes: vida es un tiovivo que da vueltas hasta marear y luego te apea en el mismo sitio que has subido” .
En el plano social, hemos visto un panorama completo de las diversas fuerzas políticas que actúan en un momento histórico y la mirada del autor se muestra, unas veces cordial, otras satírica y es siempre compleja. Conviven en la novela los fervores revolucionarios, las nostalgias y, por supuesto, el desencanto.
En el terreno artístico tenemos la fecundidad imaginativa del autor, el virtuosismo técnico y la riqueza de matices estilísticos.
En resumen “La verdad sobre el caso Savolta” es una novela inteligente, llena de sensibilidad y de hondura humana, con una construcción habilísima y su lectura resulta apasionante y placentera.

BBIBLIOGRAFÍA:
. Mendoza Eduardo. “La verdad sobre el caso Savolta”. Edit Crítica.- Clásicos y Modernos.(Edición de Nuria Plaza). Barcelona 2005.

. Alonso Santos. Guía de lectura de “La verdad sobre el caso Savolta”.-Edit Alhambra. Madrid, 1988.

. Giménez Micó, Mª José. “Eduardo Mendoza y las novelas españolas de la transición. Pliegos. Madrid. 2000.

. Vázquez Montalbán. Prólogo a “La verdad sobre el caso Savolta. Espasa-Calpe. Madrid 1992

Anastasio Serrano

jueves, 12 de abril de 2007

APROXIMACIÓN A " TIEMPO DE SILENCIO" DE Luis Martín-Santos

Tiempo de silencio fue publicada en 1961 por la editorial Seix Barral en la colección Biblioteca Formentor y fue presentada por el editor como la réplica al realismo monocorde de la novela de la época en que apareció.
La novela anteriormente se presentó al premio Baroja y no le fue concedido, siendo tan barojiana. El Madrid que describe Tiempo de silencio es muy barojiano. Un Madrid con restricciones de luz, con cartillas de racionamiento con hambre y con frío, y la periferia empezaba en la estación de Atocha por el sur y en Cuatro Caminos por el norte; a partir de ahí no había más que desmontes, cuevas y chabolismo.
El autor había nacido en Larache (Marruecos) en 1924 y era médico psiquiatra de profesión e irrumpe en el mundo de la novela con 38 años, se trata, pues, de un novelista de vocación relativamente tardía, si lo comparamos con otros compañeros de generación que publican sus primeras obras entre los 22 y los 28 años(Juan Goytisolo y Jesús Fernández Santos). Desgraciadamente este novelista prometedor se malogró al morir de accidente de automóvil en enero de 1964, sin haber cumplido los 40 años.

La trama de la novela se centra en torno a Pedro, joven médico que al terminar la carrera decide dedicarse por entero a la investigación científica y está entregado a un proyecto de investigación con cepas cancerígenas de ratones traídos de Ilinois.
Vive en una modesta pensión, regentada por la viuda de un militar, de cuya nieta, Dorita, Pedro termina enamorándose tímidamente.
Durante la investigación llega el momento que se agotan los créditos y se acaban también los ratones. Pero Amador, su ayudante en el laboratorio, le hace saber que el “Muecas”, un lumpen que suele proveer de perros a los investigadores doctorandos, ha logrado reproducir los ratones con una pareja robada del propio laboratorio.
El fruto de esta relación con el “Muecas” para poder continuar con los experimentos, da lugar a que una noche se presente en la pensión un tipo estrafalario, el “Muecas”, reclamando la asistencia médica de Pedro para una de sus hijas, Florita, víctima de una hemorragia vaginal. La muchacha muere a consecuencia de un aborto provocado por el padre y que lleva a Pedro injustamente a la cárcel. Todas las circunstancias que rodean el hecho obran en contra del joven investigador: no tiene licencia para ejercer la medicina, ni está colegiado y ha acudido a última hora sólo movido por sentimientos humanitarios.
Finalmente, gracias al testimonio espontáneo de la madre de la muchacha, Ricarda, Pedro queda libre, pero pierde la beca en el laboratorio como consecuencia del escándalo en que se ha visto envuelto . Al ser despedido por el director del laboratorio decide establecerse en un pueblo de una provincia castellana para ejercer su profesión con dignidad. El nuevo rumbo de su vida parece conducirle al matrimonio con Dorita, la joven y bella nieta de la dueña de la pensión. Pero una noche, en la que están los dos en una verbena, la muchacha es asesinada a navajazos por Cartucho, un hampón-lumpen, que había dejado embarazada a Florita, la hija del “Muecas”, y que tomaba venganza por la muerte de la joven como consecuencia del aborto, que según él, le había practicado el joven médico.
Pedro se queda de nuevo solo, desorientado y perdido, sin poder entender cómo la vida juega absurdamente con los hombres y los maneja a su antojo.

Pedro,el protagonista, no es un rebelde; acepta indiferente los hechos injustos en que se ve envuelto y quizá en esa aceptación hay un desafío, un enfrentamiento valeroso y apasionado en el que subyace el estoicismo ancestral tan arraigado en el alma española .
Martín-Santos se acerca a la realidad socio-cultural española a través de la dialéctica, de ahí que él llama a su realismo dialéctico y así este análisis dialéctico penetra en todos los estratos de la sociedad, del más bajo al más alto. Así encontramos los prostíbulos y las zonas más sórdidas de la vida urbana, El “Muecas y su familia, Cartucho, personajes de las humildes chabolas ,”los soberbios alcázares de la miseria”,( pag. 50), pasando por la clase media venida a menos (representada por la dueña de la pensión, donde vive Pedro), la clase media profesional (Pedro y el policía, Similiano)) y la clase burguesa representada por el círculo social de Matías y su madre, de vida frívola, artificiosa y vacía.

En la novela hay digresiones sobre Cervantes y su gran creación inmortal a la cual dedica más de dos páginas. Dice de Cervantes:”¿Qué es lo que ha querido decirnos el hombre que más sabía del hombre de su tiempo?”(pag. 75).
En otra digresión nos describe un cuadro de Goya y nos anticipa el episodio de Ortega y Gasset, de quien se burla y también ridiculiza el ambiente falso de las conferencias académicas. Esto dice de Ortega:”Inclinemos nuestras cabezas ante el gran matón de la metafísica y dejemos chorrear lustrales sobre nuestras frentes sus palabras de hidromiel” (pag. 157). Pero la estampa con que caricaturiza a Ortega está cargada de pasión. En general a lo largo de la novela hay una mirada profunda de la vida cultural española; a Pedro le gusta evocar “fantasmas de hombres que derramaron sus propios cánceres sobre papeles blancos”.

En la obra de Martín-Santos vemos la influencia de Faulkner y Joyce, él mismo dice por boca de Pedro:”Hay que leer el Ulisses” (pag. 81). Martín-Santos, como se ha dicho, abandona el realismo objetivista de la etapa anterior y vuelve al monólogo interior, que imprime un nuevo matiz subjetivista al género, y este subjetivismo pone el foco en el hombre como individuo, no como el héroe tradicional idealizado, sino como antihéroe, y en nuestro caso como víctima.
En este sentido podemos destacar diez secuencias narrativas dedicadas al monólogo interior, cuatro de Pedro, tres de la patrona de la pensión, dos de Cartucho y una secuencia mixta, que recoge monólogos de cuatro personajes. La función principal de estos monólogos es la de caracterizar a los personajes, penetrar en sus problemas, en sus contradicciones y frustraciones; gracias a ellos conocemos la bajeza moral de la dueña de la pensión, la brutalidad de Cartucho y la desilusión del protagonista.
A pesar de su realismo dialéctico la narración tiene lugar en Madrid y en la época del medio siglo (1949) y hay referencias concretas a lugares identificables. De hecho Pedro deambula por la calles de Madrid, por Atocha, por Antón Martín, por la calle Huertas y por la plaza de la Cibeles:” de la plaza con una fuente tirada por leones” (pag. 77).
Otro aspecto de tener en cuenta es la superación de la dialéctica maniquea, con sus personajes buenos y malos, que resultaba falsa e irreal. Martín-Santos presenta a los hombres como seres humanos con sus vicios y virtudes en el nivel social en que se encuentran. En más de una página destaca la picardía de los pobres, sus vicios y sus defectos y también los vicios de los ricos burgueses.

Un aspecto de especial relevancia en la novela es el lenguaje, Martín-Santos hace un uso peculiar de la lengua y crea expresiones propias medio de guiones, bien formando nuevos derivados de otras palabras o castellanizando voces extranjeras. Así: “como-humo-de-alcohol-relente-de-borraco” (pag. 129); “Júpiter-tonante”, “Moisés-destrozante-de-becerros-de-oro” (pag. 208). Usa verbos como “celestinear”, adjetivos como “aceroinoxidada” mesa, casco “palasatenaico” y adverbios como “balenciagamnete” vestida. Emplea palabras en inglés, francés, italiano, así como frases en latín. Aparecen vocablos ingleses castellanizados con su ortografía fonética:”uanestep”, “niu-dial” y crea el adjetivo “mideluéstica. Con frecuencia usa comillas y letra cursiva para destacar algo dentro del contexto.El alarde verbal es constante.
Quizá la única objeción que le pondríamos al uso del lenguaje es el abuso de tecnicismos médicos y también la tentación de reproducir el habla “caliente” o caló de los barrios bajos (los monólogos de Cartucho), que arrastra al autor a cierto pintoresquismo local. Entresaquemos algunas de la frases del primer monólogo de Cartucho, que empieza: “¿_Que se habrá creído? (…) Esta ja está chocha por mi menda” (pag. 54) (…) “Llévale priva al Cartucho” (..) si no quiere priva pañí de muelle”.“Que me hinca los acáis” (pag.55). Palabras estas ,que para quien no esté familiarizado con el caló, le resultan de difícil comprensión.
La novela aparece dividida en sesenta y tres secuencias narrativas, separadas por un espacio en blanco, que corresponden a los cambios de foco o de escenario en la narración en la que predomina la tercera persona. El autor omnisciente logra meterse dentro de los personajes cada vez que le place. Los personajes nos expresan lo que piensan, lo que sienten o lo que recuerdan. El autor se burla o se compadece de ellos y de paso nos da sus propias ideas y opiniones.

Tres personajes toman la palabra y nos dan su propia visón de sí mismos y de la vida. Pedro, la dueña de la pensión y Cartucho. Alrededor de éstos se centra la estructura de la obra. El mundo científico de Pedro, su formación universitaria, su pasión investigadora, parece no tener nada en común con el mundo del hampón miserable habitante de las chabolas, ni tampoco nada que ver con el mundo mediocre de la vieja celestina, dueña de la pensión. Sin embargo estos dos personajes van a cruzarse con Pedro y van a determinar el rumbo de su destino.
Los personajes mejor construidos, porque en ellos hay una evolución psicológica son Pedro y la mujer del “Muecas”. Pedro desde el principio se halla entregado a sus investigaciones en el laboratorio, su perfil psicológico se van integrando a lo largo de la novela a través de sus intereses, de su conducta. La mujer del “Muecas, Ricarda, en cambio, humilde e ignorante, marcada por el dolor y la miseria desde su origen, es la que va salvar a Pedro de la cárcel. “Cuando él fue ya estaba muerta” (pag.249).
El policía al comunicarle a Pedro que quedaba en libertad le aclaró que sólo a la mujer del “Muecas” podía agradecérselo y le dice a Pedro: “Ustedes los inteligentes son siempre los más torpes (…) Se defiende mucho mejor un ratero cualquiera” (pag. 250).
Toda la trama novelesca está asentada en una sólida arquitectura ideológica: la ironía., el sarcasmo, el esperpento y toda una gama de emociones transmitidas, no sólo por el significado de las palabras, sino, también por la sintaxis y por el diálogo.
También en la elección de la materia de investigación por Pedro hay todo un simbolismo expresivo y un reflejo de la trama dentro del contexto socio-cultural de nuestro tiempo. El cáncer sigue siendo la enfermedad más temible en el mundo de hoy y el reto de la medicina moderna.
Obra pesimista, sombría, cargada de reflexiones profundas, llena de amarga verdad, que enfrenta al hombre con sus limitaciones, quizá para aguijarle en la búsqueda de un mundo mejor.


BIBLIOGRAFIA:

Corrales Egea, José.La novela española actual. Edit. Cuadernos para el diálogo. Madrid, 1971.
Rey ,Alfonso.Construcción sentido de “Tiempo de silencio”. Ediciones Porrúa. Madrid 1977

Tamayo Pozueta, Fermín J.El estilo de la obra de Martín-Santos. Edit. Universidad Complutense. Madrid 1984.

Martín-Santos Luis. Tiempo de silencio.Edición definitiva. Edit Seix Barral. Biblioteca Breve. Vigesimonovena edición. Barcelona, 1988. Ejemplar de lectura y las páginas de las citas corresponden a esta edición.