Pero yo quiero
hacer una precisión sobre la autoría de la letra de “Macorina”.
Pues bien el autor del poema “Macorina” fue el poeta asturiano,
Alfonso Camín2
(Roces, 1890-Porceyo, 1982), emigrado a Cuba. Mucho antes de que lo
popularizara, con voz desgarrada, Chavela Vargas, que decía que la
letra era suya, se recitó por todo el Caribe.
Esta es la letra de
“Macorina”:
Ponme la mano
aquí, Macorina
Ponme la mano aquí
Ponme la mano
aquí, Macorina.
Tus pies dejaban
la estela
y se escapaba tu
saya
buscando la verde
raya
que al ver tu
talle tan fino
las cañas
azucareras
se echaban por el
camino
para que tú las
molieras
como si fueses
molino.
Ponme la mano
aquí, Macorina
Ponme la mano
aquí.
Tus senos de carne
de anón
tu boca una
bendición
de guanábana
madura
y era fina tu
cintura
la misma de aquel
danzón.
Ponme la mano
aquí, Macorina.
Ponme la mano
aquí.
Después el
amanecer
que de mis brazos
te lleva
y yo sin saber qué
hacer
de aquel olor a
mujer
a mango y a caña
nueva
con que me
llevaste al son
caliente de aquel
danzón.
Ponme la mano
aquí, Macorina.
Ponme la mano aquí
Ponme la mano aquí,
Macorina
Ponme la mano
aquí.
La canción, no
cabe duda, que es una exaltación de la mujer y de los frutos
cubanos; y luego el estribillo: “Ponme la mano aquí” es de lo
más sugerente, porque tanto puede referirse al corazón del amante o
a cualquier otra parte de la anatomía que el oyente pueda imaginar.
Alfonso Camín,
residente en la Habana, tuvo que requerir a Chavela Vargas para que
pusiera las cosas claras y se dejase de apropiaciones indebidas. La
cantante, en principio, no hizo caso, pero cuando le propinó unos
bastonazos en las costillas, parece que la cosa cambió.
En la entrevista
en TVE, que repusieron con motivo de su muerte, también habla de
“Macorina” como canción propia, recogida de la tradición por
ella, claro que en esas fechas ya no estaba Alfonso Camín para
reclamar la propiedad intelectual.
¿Quién fue la
Macorina? (María Calvo Nodares, 1892- 1977), Pues fue la primera
mujer que tuvo permiso de conducir automóviles, a principios del
siglo XX, en La Habana.
Algunos dicen que
fue modelo, pero en realidad fue una prostituta selectiva, que
perteneció a los círculos sociales más selectos de La Habana y
cuando fue cumpliendo años, sus amigos del pasado le dieron la
espalda y tuvo que vender sus pertenencias: joyas, coches y sus
cuatro mansiones. Fue calificada por algunos como la “Mata Hari”
cubana. Murió casi en la miseria en La Habana en 1977.
En cuanto a su
apodo “La Macorina”, se cuenta, que mientras caminaba en París
por la acera del Louvre, un joven, algo bebido y deslumbrado por su
belleza, le dijo: ¡Ahí va la Macorina!, cuando quería decir “La
Fornarina” (Consuelo Bello1),
la famosa cupletista española,. Que triunfaba en París, a la sazón.
Así pues,
recalquemos, una vez más, que el autor de la letra de “Macorina”
es el poeta asturiano Alfonso Camín.
1.
Chavela Vargas, Isabel Vargas Lizano nació en San Joaquín de
Flores (Costa Rica) en 1919, pero se nacionalizó mejicana y murió
en Cuernavaca, 2012.Méjico. Tuvo una infancia difícil, abandonada
por sus padres, dejándola al cuidado de unos tíos. Llegó a Méjico
a mediados de los años 30, huyendo de una sociedad pacata, la
costarricense que no respetaba su lesbianismo. Poco después conoció
y convivió con Diego Rivera y Frida Kahlo, doce años mayor que
ella, con la que tuvo una relación transgresora. También tuvo
relación con Picasso, Neruda, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Nicolás
Guillén y Gabriel García Márquez.
En el mundo de la música
tuvo relación con José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Facundo
Cabral, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén y Víctor
Manuel y Mª Dolores Pradera
Más tarde inicia una relación
de amistad y profesional con el compositor José Alfredo Jiménez,
que la inició en la interpretación de rancheras. Chavela
interpretó la canción ranchera con su peculiar estilo, acompañada
de una guitarra, emulando la forma de cantar de un hombre ebrio.
Chavela rompe moldes, transgrede, abandona la ropa femenina y sale
al escenario en pantalones y con jorongo.
En los años 50 amenizaba
las fiestas de las estrellas de Hollywood en Acapulco. En estos años
dio el salto a Nueva York y cantaría con Harry Belafonte; y ya en
el culmen de su carrera lanza su primer disco en solitario: Noches
de bohemia en 1961.
La muerte prematura de su
amigo y protector, José Alfredo Jiménez en noviembre de 1973, la
sume en una honda tristeza. Cae en el infierno del alcohol y
desaparece de los escenarios. Resurge de las cenizas del alcohol en
los años 90, de la mano de la actriz Jesusa Rodríguez y la
cantante Liliana Felipe, quienes la llevaron al café-cabaret “El
Hábito” de la ciudad de Méjico.
El director de cine alemán,
Werener Herzog, le dio un papel en la película Grito de piedra
(1991). Grabó un nuevo disco, Piensa en mí, con el
recuperó su fama perdida. Después ya llegó a España de la mano
de su inseparable Pedro Almodóvar, que le dio papel en varias de
sus películas: Tacones lejanos, en la que interpretó,
“Piensa en mí” de Agustín Lara en la voz de Luz Casal, Kika
(1993), La flor de mi secreto (1995) y Carne trémula
(1997).
Actuó en Madrid en la
Sala Caracol en 1993, siendo reconocida por la nuevas generaciones.
Y Joaquín Sabina y Álvaro Urquijo compusieron en su honor, “Por
el bulevar de los sueños rotos” (1994).
En 2009, con motivo de su
90 cumpleaños, el Gobierno de la Ciudad de Méjico le hizo un
homenaje nombrándola “Ciudadana distinguida”.
En 2012 con 93 años lanzó
su disco- libro Luna grande, donde revivió, homenajeó,
poemas de Federico García Lorca y repasó algunos de sus mayores
éxitos. El disco-libro fue presentado en el palacio de Bellas Artes
de la ciudad de Méjico. Estuvo acompañada por Eugenio León,
Martirio y Laura García Lorca, sobrina del poeta.. Esta
sería la última actuación en Méjico y se despidió con una
peculiar versión de “La llorona”, diciendo:
Y así termina una historia
que comenzó de la nada
Dame la mano llorona, que
vengo muy lastimada.
Señora, dame la mano que
vengo muy cansada.
En julio de 2012 viajó a
España para presentar su disco-libro en la Residencia de
Estudiantes. Fue su última actuación. Se sintió indispuesta, fue
hospitalizada en Madrid con un cuadro de fatiga y taquicardia. Se
recuperó y regresó a Méjico, donde moría el 30 de julio de 2012
en Cuernavaca.
2Alfonso
Camín, La Peñuca (Gijón) 1890- Porceyo, 1982, emigró a Cuba en
1905 con 15 años. Trabaja como periodista en el prestigioso Diario
de la Marina. En 1914 regresa a España para cubrir la
información de la Primera Guerra Mundial para dicho diario.
Permanece en España hasta 1936 y al estallar la guerra civil vuelve
a emigrar a Cuba y luego a Méjico. Fue precursor de la poesía
afroantillana. Algunos de sus textos fueron musicalizados, como la
zarzuela La pícara molinera del maestro Luna. Chavela Vargas
inmortalizó con su voz y su música desgarrada, “Macorina”.
Regresa definitivamente a Gijón en 1967.
En 1981 fue nombrado “Hijo Predilecto
y Poeta de Asturias”. Es considerado el Poeta Nacional de
Asturias.
Obra: Adelfas (La Habana, 1913),
Crepúsculos de oro (La Habana, 1914), Cien Sonetos (La
Habana, 1915), Los Emigrantes, (1915), Hombres de
España (Madrid, Renacimiento, 1923), De la Asturias
simbólica y nuevos poemas (Madrid, Renacimiento, 1925),
Antología poética (Madrid, Ibero-americana, 1930), América
y sus hombres (Méjico,1957)
3.Consuelo Bello, “La Fornarina” (Artista de varietés), Madrid, 1884-1915, famosa cupletista, intérprete de “Clavelitos”, canción compuesta por su novio y promotor, José Juan Cadenas. Este cuplé “Clavelitos” no tiene nada que ver con la canción de tuna del mismo nombre compuesta, décadas después, por el maestro Monreal.
Se la relacionó con el mundo de la prostitución. Se dice que a los 15 años era 'cantonera' en los soportales de la Plaza Mayor de Madrid.
Actuó en Madrid, Barcelona, Valencia y también triunfó en Montecarlo, Londres y el Olympia de París.
En 1914 cantó por primera vez “El último cuplé” y al año siguiente comenzaron los problemas de salud, que le causaron la muerte en pleno éxito con 31 años.
“La Fornarina” no tenía una gran voz, pero afinaba a la perfección. Su fama se debía a su gracia y sensualidad personales, así como a la ingenuidad, algo picante, que desplegaba en escena.
9 comentarios:
EXCELENTE, DE UNA MANERA SENCILLA Y FACIL DE ENTENDER ACLARA LA VERDADERA HISTORIA DETRAS DE "LA MACORINA". QUE CHAVELA VARGAS LA INTERPRETARA Y LE AGREGARA OTRAS CUARTILLAS AL MATERIAL ORIGINAL NO LA HACE DE ELLO PROPETARIA INTELECTUAL DEL POEMA CUBANO-ASTURIANO QUE ORIGINALMENTE TIENE LA FUERZA ,OLOR Y SABOR DE LAS FRUTAS QUE CANTA.EL SR.SERRANO ACLARA SIN SER OFENSIVO EL ORIGEN DE ESTA MARAVILLA DE NUESTRO FOLKLORE,QUE MUY PENOSAMENTE SE ESTA PERDIENDO.
Es una mentira que Chavela Vargas se apropiara de la letra de la canción y no reconociera a Camín. En varios reportajes es ella misma quien nombra al poeta, por favor revisar bien antes de emitir juicios y contar una historia sin fuente alguna.
Hay un error en la transcripción del poema. No es "verde raya" sino "guardarraya" que es un camino estrecho que separa las plantaciones de caña de azúcar.
Acerca del origen del nombre Macorina, en el comentario se dice que "caminando por la acera del Louvre, en Paris...", eso es un error, la acera del louvre a la que se hace referencia en cuanto escrito hay sobre el tema es la comprendida entre los hoteles Inglaterra y Telégrafo, en La Habana, Cuba. El Louvre era un café popular entre la juventud de fines del siglo XIX y principios del XX y la muchacha pasó en su auto cuando fue vista por alguno que la confundió. Lo cierto es que a ella nunca le hizo gracia el mote y así consta en entrevista concedida a la revista cubana Bohemia en 1958.
Ésta es la versión de "Macorina" publicada en "Carey y nuevos poemas" de Alfonso Camín Meana (México, 1945), que tiene unas ligeras diferencias con respecto al publicado en 1931, en Madrid. El famoso verso "Ponme la mano aquí, Macorina" parece que alude a la facultad sanadora de Macorina cuando imponía las manos y aparece ya en una canción de Abelardo Barroso en los años 20.
Veinte años y entre palmeras.
Los cuerpos, como banderas.
Noche. Guateque. Danzón.
La orquesta marcaba un son
de selva ardiente y caprina.
El cielo, un gran frenesí:
“Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina.”
Alumbran el barracón
grandes faroles de China.
Finas plantas de criolla
que bordan el canevá
de aquel danzón, que se enrolla
como en la palma el majá;
y alguien que dice que “arrolla”
tu cuerpo, ritmo y pasión!
Como guitarra en tensión
tú ibas temblando, temblando;
yo iba pulsando, pulsando
un bordón y otro bordón.
¡Aún hoy no sé dónde queda
la piel y empieza el linón!
¡Para mí todo era seda
caliente en aquel danzón!
Un pañuelo carmesí
que voló del corazón
de algún negro lucumí,
y entre bagazo y pasión
se quedó temblando allí.
“Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina.”
Aire entre esencia calina.
¡La Luna es un tiburón
que va tragando anilina!
Estaba el cielo de Oriente
caldeado como tu frente.
Tus pies dejaban la estera
y se escapaba tu saya
buscando la guadarraya;
que, al ver tu talle tan fino,
las cañas azucareras
se echaban sobre el camino
para que tú las molieras,
como si fueras molino.
“Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina.”
¡Tu pelo, jíbaro y fiero,
una manigua cubana
para mi amor guerrillero!
Tu acento, suave y dulzón,
sinsonte que en la mañana
todo su canto desgrana.
Cocuyos hechos canción,
tus ojos de calentura;
tu sangre, notas de un son;
tu boca, una bendición
de guanábana madura;
tus senos, carne de anón,
¡y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón!
Vaho de caña y maní:
“Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina.”
Olor a verde limón,
a naranja mandarina.
Dulces, aguardiente y ron.
Después, el amanecer
que de mis brazos te lleva,
¡y yo, sin saber
qué hacer
de aquel olor a mujer,
a “mango” y a caña nueva,
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón;
gallo de fino espolón
en un bardal primitivo;
un tambor de piel de chivo,
un timbal y una ocarina!
“Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina.”
Yo bebo el último ron
y quedo pensando en ti.
En ti y en aquel danzón.
En el viejo barracón
ya no hay faroles de China.
¡Todos se han hecho carbón!
Muy bien narrada la historia
En la Revista Norte que dirigió Alfonso Camin truena contra una canzonetista que se le apropió de su poema " Macorina " publicada en su libro Carey editado en México en 1945
Para empezar, Chavela Vargas murió el 5 de agosto de 2012. En Cuernavaca, Morelos, México; y no en Méjico.
Enserio con los españoles.
El autor era hermano de la mama de HECTOR AGUILAR CAMIN
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