lunes, 4 de diciembre de 2023







EUGENIO DE NORA, POETA, CRÍTICO Y PROFESOR UNIVERSITARIO

(EN EL CENTENARIO DE EUGENIO DE NORA, 1923-2023)

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,

Un día del cual tengo ya el recuerdo.

Me moriré en París- y no me corro-

Tal vez un jueves, como es hoy, de otoño. (…)

César Vallejo ha muerto (…)

(…) son testigos

los días jueves y los huesos húmeros,

la soledad, la lluvia, los caminos…

César Vallejo

( de Poemas humanos)1

 

(Eugenio de Nora, Zacos (León), 1923- 2018

Eugenio de Nora es una de las voces más señeras de la poesía española desde su primer libro publicado, Amor prometido en 1945; pero, a la vez, también es el autor del estudio más completo de la novela española del siglo XX.

Asimismo tenemos que destacar su precoz activismo cultural como creador de revistas, Cisneros, en el Colegio Mayor del mismo nombre de Madrid y la leonesa Espadaña, revista de poesía y pensamiento.

Tampoco podemos olvidar su actividad docente como profesor de Literatura española en Berna, así como su amplia labor como profesor visitante y conferenciante por varias universidades y en los Cursos de verano para extranjeros en León.

Pues, bien, a todas esas actividades, poeta, ensayista, crítico literario y profesor vamos a dedicar las líneas que siguen.


Apunte biográfico:

Eugenio García González de Nora nació en Zacos, un pueblo de labradores del ayuntamiento de Magaz de Cepeda (León), el 13 de noviembre de 1923. Un monolito de granito recuerda que aquí nació Eugenio de Nora. Su padre no era labrador, sino que tenía una pequeña industria, un taller de carpintería y serrería metálica, situado al lado de una acequia.

El poeta recreará, más tarde, sus años felices vividos en libertad, en plena naturaleza:


Recordaré primero/ lo que mis ojos vieron en la aurora,/ un cielo azul y un río profundo (…)


Eran verdes los prados;/ con rocío las manos misteriosas/ del alba, y las montañas/ con un azul de música remota (…)


El vio los dulces tallos/ del trigo abrir las tierra silenciosa;/ los vio vestir de fiesta/ el pardo adusto, y como falda moza/ ondear luego a los delgados aires/ que lentamente doran/ lo verde, y hacen cabecear la espiga/ al fin, un día de plenitud y gloria. (…)


Y en el aire había aire/ azul, vencejos o palomas/ y mucho más, una alegría/ de tallos tiernos y amapolas (…)


Allí viví, aquélla fue mi patria; / allí veo aún ahora,/ una felicidad saltando, un niño/ en la pradera, cuando el sol asoma,/ un niño que sonríe, cuando el valle/ tiene violetas en la sombra.2


Todas estas sensaciones e impresiones en contacto con la naturaleza dejarán una honda huella en su producción poética.

Pero en 1933, sus padres se trasladaron a León, con el fin de que su hijo comience sus estudios en el Instituto. El padre coge en traspaso un garaje frente al parque San Francisco y la familia fija el domicilio en la calle Santa Cruz, próximo a la Plaza Mayor.

Durante aquellos años de la segunda república con su efervescencia política, el poeta recuerda haber asistido con su padre a un mitin de Gil Robles.

Con apenas doce años comienza la guerra civil y de Nora que es un adolescente muy receptivo, va a vivir la experiencia más dura y más cruel de su vida: la guerra entre hermanos en bandos contrarios y será un tema importante en su memoria y en su poesía.

Esto dice en el poema >>Patria<< de España, pasión de vida, compuesto en 1946:


Fui despertado a tiros de la infancia más pura/ por hombres que en España se daban a la muerte.

Aquí y allí, por ella. ¡Mordí la tierra dura/ y sentí sangre viva, cálida sangre humana! (D y s, pp.278-279).


En aquel ambiente de excepción, de desasosiego, el muchacho capta lo que está ocurriendo y los transcribirá más tarde en el poema >>Futuro envejecido<< (1948), también de España, pasión de vida:


Nosotros, antes, indudable, muchos/ ya no tuvimos casi juventud, había

sin Instituto tanto que aprender, / tanto que ver en serio, ojos redondos (D y s. p. 292).


A pesar del conflicto civil la vida sigue, las clases en el Instituto continúan, pero como el claustro de profesores había quedado diezmado por la depuración- el desmoche-; el padre decide mandar a su hijo a los Hermanos Maristas, donde estudiará 4º y 5º de bachillerato.

Allí en el colegio de los Maristas, donde era profesor don Antonio González de Lama en el año 1937 se produce el acercamiento entre el alumno de 14 años, que ya manifestaba cualidades e inquietudes literarias con don Antonio. Un inocente Nora publica una reseña de la biografía de Francisco Franco escrita por Joaquín Arrarás3, en la revista del colegio, Ecos de mi colegio. Continúa Nora publicando poemas y artículos, los cuales son leídos por el profesor-sacerdote don Antonio González de Lama, que le causan grata sorpresa por su calidad, infrecuente en un muchacho de su edad.

Nora es presentado formalmente al profesor por el hermano director y don Antonio invita al futuro poeta a que acuda a leer y a pedir libros en préstamo en la Biblioteca Azcárate, de la cual era director. Eugenio de Nora, pues, comienza a asistir con asiduidad a la biblioteca y bajo el magisterio de don Antonio fue adquiriendo una formación ordenada: “Me acuerdo perfectamente que allí, en la Biblioteca Azcárate, fue donde empecé a leer ordenadamente, poetas modernos, poetas recientes; después de Rubén Darío, los del 27, Juan Ramón Jiménez”.4

Después publicó, Nora, su primer poema en Ecos de mi colegio (noviembre de 1938), que estaba inspirado en los caballitos que se instalaban entonces en la Plaza Mayor, poema que no está recogido en Días y sueños, y comienza así:


Espacioso campo/ do los niños juegan;/ ancho cuadrilátero/ con amplias aceras; románticos arcos/ de pulidas piedras;/ neptuno inclinado/ en la fuente seca./ Viejo consistorio;/ con reloj de esfera (…)

¡Es la antigua Plaza/ Mayor leonesa!/ Lugar de mercado/ lugar de verbena. (…)5


y firma Eugenio García.

Acabada la guerra, vuelve al Instituto donde termina el bachillerato (6º y 7º) y realizó la reválida en Oviedo; luego por indicación de Don Antonio G. de Lama irá a Madrid a estudiar Filosofía y Letras.

En octubre de 1942, durante los primeros meses, se hospeda en una pensión del Madrid de los Austrias, un Madrid todavía galdosiano; y él mismo nos da la primeras impresiones de la capital: “cubierto por difíciles, lo justo suficientes medios familiares, descubre el enrarecido y variopinto Madrid de los años del hambre que Cela había de novelar”6.

En la pensión coincide con su paisano y algo pariente Ángel González Álvarez7, también estudiante que le guiará en los primeros momentos.

En la primavera de 1943 se traslada a la “Residencia de Estudiantes”8, convertida ahora en Colegio Mayor; pero en el otoño de este mismo año el “Cisneros” tendrá su edificio nuevo en la ciudad universitaria.

En este ambiente, el joven estudiante tendrá nuevas experiencias vitales y enfocará su actividad hacia el campo literario y político, convencido de que en aquellas circunstancias la literatura, el arte en general debía desembocar en el compromiso político.

Tres, pues, serán los vectores que van a impulsar al joven universitario. Los círculos literarios universitarios, que giraban en torno a las revistas literarias Cisneros y Escorial; las tertulias literarias y más tarde los grupos clandestinos universitarios como la FUE9 (Federación Universitaria Escolar), muy activos en una incipiente oposición al régimen.

En la revista del Colegio Mayor Cisneros, Cisneros, que sale a la luz en 1943, dirigida por Sánchez Bella, Nora se encargará de la sección literaria: >>Artes y Letras<<; en el mismo colegio o en la facultad se encontraban otros jóvenes que serían poetas de renombre, como José Mª Valverde, Carlos Bousoño o Blas de Otero. Esta nueva misión le facilitará el contacto con otras revistas como Corcel, Garcilaso, Escorial (aquí conocerá al casi paisano Leopoldo Panero) y Entregas de poesía de Barcelona.

En alguna de estas revistas irán apareciendo, junto a sus propios poemas, artículos de crítica literaria sobre la función de la poesía y la misión que en aquellos tiempos debía cumplir.

Conoce Nora a algunas de las figuras de la Generación del 27, a Gerardo Diego, quien le presenta a Vicente Aleixandre en su propia casa de la calle Velintonia, hoy Vicente Aleixandre, a Dámaso Alonso, que será su maestro y amigo, y le dirigirá su tesis doctoral.

Durante el curso 44-45 llegan a la facultad Carlos Bousoño y José Mª Valverde, y Blas de Otero al Colegio Mayor Cisneros, con los cuales compartirá una profunda amistad y les invitará a colaborar en la recién salida revista Espadaña. Y también durante estos años de estudios universitarios irá publicando sus poemas en Espadaña, Fantasía y Escorial. Pero será en octubre de 1945 cuando publicará parcialmente su libro Amor prometido en Fantasía y en libro en septiembre de 1946.

Paralelamente a esta intensa actividad literaria se ha ido despertando en Nora una conciencia político-social que le empuja a integrarse en grupos clandestinos que actúan en la universidad. Fruto de esa actitud crítica, frente a un ambiente cultural opresivo, entra en contacto con la FUE en 1946, el único sindicato estudiantil de oposición al régimen. En la FUE conoce a Nicolás Sánchez Albornoz, Manuel Lamana y a Carmelo Soria. Posteriormente su activismo político le llevará a tener contactos en París con Manuel Azcárate, Santiago Carrillo, Pablo Neruda o Paul Eluard, ya viviendo en Berna.

En el verano de 1946 había escrito, en parte, los poemas de Pueblo cautivo, mientras cumplía las milicias universitarias en el campamento El Robledo de La Granja (Segovia). El libro se publicaría bajo los auspicios de la FUE, aunque de modo clandestino, a finales de diciembre de 1946.

En abril de 1947 se produce una redada contra la FUE y cae el “Comité en la clandestinidad” de la organización. Nicolás Sánchez Albornoz, Manuel Lamana e Ignacio Faure son condenados a trabajos forzados en el Valle de los Caídos, de donde los dos primeros logran huir unos meses después. Eugenio de Nora cree que en el registro de la sede de la FUE encontraron referencias suyas, pero se libró de ser arrestado por encontrarse de vacaciones en León.

Ya en junio de 1947, Nora termina su licenciatura en Filosofía y letras, sección de Filología Románica, y ese mismo año realiza las prácticas de milicias universitarias en Huesca. Allí conoce a Carmina Pac Boldellou, con quien se casa en 1950.

En 1948 aparece publicado Contemplación del tiempo, libro dedicado a Dámaso Alonso y escrito a lo largo de los años 1946-1947.

Terminada la carrera, el joven licenciado se decide por iniciar su vida profesional como lector de español en la universidad de Berna, donde llega el 2 de mayo de 1949.

Al año siguiente, se casa e inicia sus tesis doctoral bajo la dirección de Dámaso Alonso sobre Unamuno, pero será el propio Dámaso Alonso quien le oriente hacia un nuevo tema: “La transición de la literatura deshumanizada al nuevo realismo en el arte narrativo en España, entre 1920 y 1940”. Este trabajo dará origen al segundo volumen de La novela española contemporánea de Gredos.

Nora, ya con su actividad docente, sigue la creación poética y publica en 1953 Siempre, su quinto libro de poesía. Y al año siguiente España, pasión de vida, una serie de poemas que ya habían sido publicados en Espadaña o Entregas de poesía.

Transcurren los años con una intensa labor profesional: clases, conferencias, trabajos de crítica literaria, confección de la tesis doctoral, viajes etc. Por fin en 1962, ya con el título de doctor es nombrado Profesor Extraordinario de la U. de Berna. Sigue con la creación poética y en 1964 concluye su libro Angulares, que no verá la luz hasta 1975.

Después de Angulares un silencio activo y se ha prodigado muy poco como poeta, si acaso >>Un poema epilogal<<, Tras la caída (1992), poema escrito tras la caída del muro de Berlín en 1990, con este tenor:


Así que todo era/ más que trágico muro,/ cartón, telón, engaño. Triste fraude.

A muchos/ ilusionados antes, lejos; en expectante desencanto luego;

hoy/ ¿qué nos queda? (D y s. p.327)


Eugenio de Nora es nombrado catedrático de pleno derecho y Jefe del Departamento de Español de la Universidad de Berna en 1970.

Durante toda su vida profesional, por su dedicación a la literatura española y por los amigos estuvo muy unido a España, a la que siempre miró con ojos críticos, pero con ‘pasion de vida’. También todos los veranos imparte cursos en diferentes universidades españolas y a los que nunca faltó fue a los “Cursos de verano para Extranjeros”, que se impartían en León y vivía en su casa de San Andrés del Rabanedo.

Con motivo de su sesenta cumpleaños y como reconocimiento a su labor docente y creativa un grupo de colegas, amigos y estudiosos le dedican un libro-homenaje en torno a la España de posguerra y a su propia obra: Entre la cruz y la espada. En torno a la España de posguerra. Homenaje a Eugenio de Nora, Edición de José M. López Abiada, Gredos, Madrid, 1984.

Eugenio de Nora siguió en activo como catedrático en la Universidad de Berna hasta su jubilación, fijando después su residencia en Madrid y los veranos en su casa “La Fronda” de San Andrés del Rabanedo.


Eugenio de Nora y Espadaña:


En mayo de 1944 se produce un gran aldabonazo poético en León, aparece el primer número de Espadaña. Revista de poesía y crítica. En efecto, Espadaña fue fundada por el sacerdote don Antonio González de Lama, el poeta y tipógrafo Victoriano Crémer y un joven estudiante leonés en Madrid, Eugenio de Nora.

Nora desde Madrid tenía dos funciones principales: conseguir los cupos de papel para poder publicar la revista y ser el punto de enlace entre Espadaña y el mundo literario de Madrid.

La revista, que salió, como se ha dicho, en 1944, publicó 48 números y cerró en enero de 1951. Espadaña se caracterizó por tomar una clara postura inconformista frente a la poesía evasiva del momento, por una poesía de compromiso existencial, que desembocaría en la poesía social o testimonial.

Eugenio de Nora publicó en Espadaña un total de 33 poemas, una narración: >>Historia a los quince años<< en el nº 7, y 11 artículos de crítica literaria, 6 de ellos sin firma, pero que Nora ha reconocido su autoría; dos con los seudónimos: Younger y Juan Martínez y tres firmados.

Estos son los títulos de los artículos de Nora en Espadaña: >>De la influencia del azúcar en la joven poesía<<, nº 3 por Younger; >>De tablasrasas<<nº5, sin firma; >>Poesía y vida<<, nº 19, sin firma; >>Nuestro público<<, nº 24, sin firma; 2 >>Paréntesis<< nº 26 y 27, firmados; Tabal Rasa, nº 28, firmado; >>Estetas<< nº, 34, sin firma; >>Poesía en la calle<<, nº 40, firmado; >>¿Poesía impopularidad?<<, nº 45, sin firma y >>Carta abierta a Victoriano Crémer<<, nº 46, firmado con el seudónimo de Juan Martínez, que supuso, en parte, el fin de la revista, sacaría dos números más. Además Nora tradujo algunos poemas de poetas franceses como Paul Valery, Pierre Emmanuel, Pierre Jean Jouve, que se publicaron en Espadaña.

Espadaña, pues, fue el escaparate de la producción poética de Eugenio de Nora, cuyas aventuras casi coinciden cronológicamente. Nora compuso durante este tiempo parte de Amor prometido y Cantos al destino, Siempre y España, pasión de vida, así como su libro anónimo, Pueblo cautivo. Sólo Angulares quedó fuera de la revista, sencillamente porque lo escribió cuando la revista ya había fenecido.

Paralelamente a la salida de la revista, Nora iba publicando sus poemas en libro y desde Espadaña don Antonio hacía la crítica correspondiente, de hecho se ocupó directamente de la poesía de Nora en los números 14, 19, 25 y 36. Y cuando aún no había publicado libro alguno, sino poemas sueltos en revistas, don Antonio dijo que era uno de los poetas más profundos del momento, con una palabra centrada en el hombre; esto decía el crítico de Espadaña en el nº 14 en 1945:


La poesía de Nora se centra en torno al hombre; raras veces sale fuera de ese círculo ardiente de carne y alma (…) La preocupación por el hombre tiene en Nora un constante temblor de angustia sin consuelo. Es un bucear en el légamo triste de la existencia, sin ventanas a la dicha. (…). Y al borde está la muerte acechando fría, inexorable, la muerte que todo lo acaba, que todo lo deshace.10


Cuando Nora publica, Cantos al destino (1945), González de Lama le hace la crítica en el número 19, poniendo de relieve lo que hay en Nora de poeta auténtico: “Eugenio de Nora es poeta nato. Y por lo mismo, auténtico. Su poesía brota de manantiales internos, hundidos en su más viva realidad de hombre” (Facsímil p.450).

Cuando publica Amor prometido en 1956 de Lama lo enjuicia en el nº 25 y dice que en este poemario, que precedió en escritura a Cantos al destino, “su voz es más ágil y acariciadora, más frágil también por más tierna y dulcemente emocionada”.

De Contemplación del tiempo, que recibió el accésit del premio Adonais en 1947, se ocupó don Antonio en el nº 36 y destaca que “la demasiada densidad puede degenerar en oscuridad y balbuceo”.

Nora, además de participar en la dirección de la revista y colaborar con sus poemas, también publicó artículos en prosa, alguno incluso polémico como: >>De la influencia del azúcar en la joven poesía<< (nº 3). Este artículo estaba incluido en la sección >>Tabla rasa<< y estaba firmado por Younger, seudónimo del más joven, Eugenio de Nora, quizá temiendo la polémica. Todo el tono del artículo era irónico. Pues resulta que Nora había observado en algunos poetas de la época (José Luis Cano, Rosales, Ridruejo y José García Nieto) abundantes términos relacionados con la ‘dulzura’ y contraponía, que en Hijos de la ira de Dámaso Alonso: “Apenas hay azúcar. ¡Malo, malo si se menosprecia el azúcar! Jóvenes poetas: es preciso descubrir nuevas aleaciones” (Facsímil, p.69).

Los poetas se dieron por aludidos y mandaron cartas a la revista protestando por aquel artículo burlón, por lo que el más joven (Younger) tuvo que contestar en la >>Tabla rasa<< del nº 5, simulando un diálogo con los redactores de Espadaña, dentro del cual aparece un recuadro con la disculpa también irónica con propósito de la enmienda firmado por Younger.

Nora expresa sus ideas sobre poesía en la secciones de >>Poesía y Vida<< o en los >>Paréntesis de los números 26 y 27; y aboga por una poesía honda y seria, “expresión de la dignidad del hombre auténtico”, vital y trascendente. De ahí su pugna con los poetas estetas, de torre de marfil como los garcilasistas; para Nora la poesía no se justifica en sí misma, sino por su carácter existencial y social: “Para nosotros (…) la Poesía es (…) un modo de atestiguar y asegurar la existencia de un pueblo silencioso (…) Nuestra voz, quiere ser, el mensaje de la vida que llega.”( Facsímil, p.433).

En el número 45 de Espadaña Nora publica un artículo titulado, >>¿Poesía impopularidad?<< y dice: “Una poesía realmente viva y coincidente con nuestra época no puede menos de ser esencialmente popular, dirigida a la gran mayoría” (945); y propone como lema de Espadaña la dedicatoria de Blas de Otero: “A la inmensa mayoría”11; despreciando una vez más la poesía minoritaria. “El arte puro de los exquisitos, las rosas de papel o de maceta de invernadero, han pasado definitivamente. Nuestro puesto de poetas está a la intemperie” (Facsímil, p. 945).

Después, inconforme, envía desde Berna la famosa misiva, “Carta abierta a Victoriano Crémer, firmada por Juan Martínez, sin duda Nora, en la que propone un cambio de rumbo en Espadaña. Esta carta abierta se publica en el número 46 y en ella, además de ponderar los méritos de la revista, pone en tela de juicio, “las confusiones y contradicciones, las mezclas absurdas, la vacilación increíble del criterio, los originales sencillamente malos” (978). Y ya al final de la carta, partidario de una poesía mayoritaria, manifiesta: “habrán de no olvidar que los posibles lectores, público o pueblo, están divididos en clases de ideas, gustos, intereses y concepciones de la vida divergentes u opuestas, y que es preciso decidirse por unos o por otros” ( 979).

En el número siguiente contesta González de Lama a la Carta abierta de Juan Martínez en la sección >>Poesía y vida, sobre una carta<<, en estos términos:


Espadaña nunca quiso hacer poesía popular o impopular, ni mayoritaria ni minoritaria, ni total ni parcial, ni de acomodarse a las “clases de ideas, gusto, intereses y concepciones de la vida divergentes u opuestos” en que están divididos los “posibles lectores, público o pueblo”. Quiso sencillamente hacer poesía (…). Y tampoco cree necesario decidirse por ninguna clase de ideas, gustos, intereses y concepciones de la vida en que los lectores estén divididos. Porque desde el momento en que se decidiera, dejaría de ser una revista poética para convertirse en un órgano de expresión o propaganda de ideas, gustos o intereses. Sería una revista militante en un partido ideológico o político y la poesía habría desparecido de sus páginas. (993)


Las discrepancias y diferencias entre los fundadores de la revista y con Nora ya en Berna, dieron lugar a que Victoriano Crémer, Antonio González de Lama y Castro Ovejero decidieran el fin de la revista con el número 48, correspondiente a diciembre de 1950, pero que salió en enero de 1951.

Quedaba para un número posterior otra carta de Juan Martínez titulada: >>Contra una poética de la avestruz<< (Epílogo de la carta de Juan Martínez), que Nora sacó a la luz en 1985, en las sesiones del “Congreso sobre Literatura contemporánea en Castilla y León”, celebrado los días, 30 y 31 de mayo y 1 de junio en León. En esta carta firmada en diciembre de 1950 y dada a conocer 35 años más tarde, Nora aclaraba que sus polémicas ideas expuestas en la >>Carta abierta a Victoriano Crémer<<, expresaban únicamente su punto de vista personal, esto dice Nora:


Pero de ningún modo dogmáticas, ni programáticas siquiera, en el sentido de que se apoyen o sustenten en un cuerpo de doctrina extra-literario, y aclaraba su postulado de una poesía o literatura humana, eficaz y popular. Entresaquemos las ideas que expone Nora en esta carta epilogal: Por humano entiendo (…) todo lo que afecta a los hombres; por más humano, lo que les afecta más: por ejemplo el dolor, el amor, la esperanza, son más humanos que el odio, la melancolía, la afectación de lo distinguido y aristocrático (…)

Una poesía que busque hoy contenido humano actual y de forma adecuada, propia, de acuerdo con la época, ha de sentirse por la fuerza popular también (…), para mí, la buena poesía, la buena literatura si ha ser algo, lo será en tanto que el creador se sitúa y parte del haz de circunstancias y condicionamientos que constituyen una realidad concreta (…), reflejando y expresando esa situación del modo más integrador y completo posible (lo contrario exactamente de lo que podía llamarse “poética de la avestruz”)12.


El cierre de la revista disgustó a Nora, porque no lo esperaba. Pero el cierre de Espadaña era la prueba palpable de que la revista no podía convertirse en la plataforma de la poesía social, testimonial o de compromiso, que estaba apareciendo en España y que Eugenio de Nora inició con sus libros Pueblo cautivo y España, pasión de vida.


La obra poética de E. de Nora:


Quizá convendría situar a Nora en su contexto generacional y no tildar su producción poética bajo el marbete único de “poesía social”; pues hay en Nora una constante aspiración a la belleza absoluta, simbolizada por la vivencia del amor, la contemplación del paisaje y la comunicación con la naturaleza; y por otra parte la poesía de Nora expresa el desajuste existencial del ser humano en unas circunstancias poco propicias para el entusiasmo; y aún más hay una respuesta de tipo social, desgarrada frente a las agresiones sobre los derechos humanos y sobre la falta de libertad, en suma.

Si seguimos la terminología adoptada por Dámaso Alonso13para los poetas de posguerra, tendríamos por una parte los poetas “arraigados, también conocidos como “Generación del 36”, con Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco y José García Nieto, que escribieron una poesía complaciente con el sistema impuesto por la dictadura, de formas clasicistas, tonos heroicos, intimistas o religiosos, es decir se trataba de una literatura evasiva, que no tenía en cuenta la pobreza, la desilusión y la falta de libertad en que vivía la mayoría del pueblo español..

Por otra parte- sigue Dámaso- tendríamos los poetas “desarraigados” (Eugenio de Nora, Blas de Otero, Gabriel Celaya, Victoriano Crémer, José Hierro, Valverde, Carlos Bousoño y otros), éstos reflejaron frente a la torre de marfil de los anteriores, la peripecia existencial del hombre en momentos de angustia y de dolor, su inseguridad ante el futuro y su rechazo al medio en que les tocó vivir. Su aventura vital tuvo que convivir con la presencia de la muerte, la tristeza, la injusticia y la desesperación, por un lado, y la búsqueda del amor o de la fe, por otro.

Igualmente según la crítica más extendida podemos decir que el existencialismo de los poetas “desarraigados” desembocó en la poesía social, cuando tomaron conciencia de los que sucedía en su entorno. Los poetas empezaron a presentar con objetividad la vida colectiva española y sus conflictos en un tono de protesta o denuncia de la situación social. Tomaron conciencia de su papel en la sociedad e intentaron transformarla.

Nora, que participa de las dos corrientes existencialista y social, manifiesta que la poesía tiene un carácter realista y social, ya que la escribe un hombre y la destina a otros hombres, y defenderá la poesía como algo inevitablemente social; la gran poesía será, pues, humana y social. En aquella circunstancia la poesía debía ser colectiva, social y realista.

Ahora bien, Nora defiende el carácter social de la poesía por ir destinada a todos, a la colectividad; pero no es social en su génesis, sino individual, ya que la escribe un hombre, aunque, como es lógico se apoye en la tradición, que es común.

Por otra parte, “la aventura poética de Nora- dice Santos Alonso- discurre por la propia experiencia y por la biografía de las emociones, sentimientos y anhelos que suscitaron tanto las circunstancias íntimas como las exteriores”14. Y esa expresión de la experiencia y de la biografía velada en sus poemas debe interpretarse como un anticipo de los postulados de la generación siguiente, la de Ángel Valente, Claudio Rodríguez, y sobre todo, Ángel González y Jaime Gil de Biedma, que pusieron el foco en la expresión de la experiencia personal, tendencia que ha llegado incluso a la poesía reciente, la llamada “poesía de la experiencia”15.

Una vez más, pues, Nora se muestra precursor de una tendencia poética, como asimismo preparó el camino para la poesía social con Pueblo cautivo y España, pasión de vida.

Iremos desgranando sus libros poéticos en torno a sus dos grandes ejes: uno, la poesía existencial o desarraigada, formado por Amor prometido (1945), Cantos al destino (1946), Contemplación del tiempo (1948); y otro, la poesía social o testimonial, formado por Pueblo cautivo (1946) y España, pasión de vida (1954).

Publica otros libros, diríamos ya en su etapa de madurez, Siempre (1953), bajo el influjo de la exaltación de la experiencia amorosa y Angulares, 9 poemas escritos entre 1955-1964, que publicará al final de Poesía (1939-1964) en 1975.


Poesía existencial:

Amor prometido, Fantasía, Madrid, 1945. “Es- como dice Nora- una antología de lo mucho escrito en la adolescencia y al principio de la juventud”16. En estos primeros poemas ya se encuentran algunos de los sentimientos constantes de su poesía: el amor, el dolor, el anhelo desbordado, el desencanto; en general su temática gira en torno al hombre (amor, dolor, tristeza) y a la belleza, dos constantes en su obra poética. La naturaleza está ya muy presente, muestra un paisaje con una tierra austera, árida, por donde el tiempo pasa con lentitud. El lenguaje es desgarrado, apropiado para expresar la angustia del desarraigo.

En este primer libro podemos advertir ecos de la estética de Juan Ramón Jiménez y de la poesía de Unamuno, Machado, Lorca o Jorge Guillén.

Cantos al destino (1941-1946), publicado por Adonais en 1945 (según José Mª Valverde estos ‘cantos’ no serían canciones, sino piedras con aristas al destino injusto del hombre).

Iniciado cuando el poeta tenía 18 años y escrito durante los cinco años siguientes, este libro supone una decidida transición del subjetivismo emotivo de Amor prometido hacia una toma de conciencia de la realidad exterior.

En este poemario- dice Santos Alonso- “se trata de una profunda reflexión sobre la experiencia existencial y de un canto estremecido al hombre enfrentado a su destino (…), que tiene como fin ineludible la aspiración al amor y la ilusión por encima de las limitaciones y las amenazas de la soledad17 .

El libro está dedicado “A Leopoldo Panero en testimonio de amistad” y a continuación aparece el poema, >>Otra voz<<, escrito en 1944 y es como un preámbulo en el que el poeta señala la realidad:


Abrió los ojos y vio el mundo terrible/ de los hombres de carne, sólo eso: / dolor frente a la muerte

(D y s, 112).


Y también en el poema >>Lamento<<, escrito en 1941, Nora declara que no quiere seguir las directrices poéticas ‘oficiales’:


¡No, no quiero seguiros!, / no puedo ya seguiros,/ estoy cansado (D y s. 121)


Pues bien aquí tenemos ya una muestra de poesía social temprana, que denuncia la situación de la España real y se niega a aceptarla. Estas presuntas muestras de poesía social enlazan estos Cantos al destino con los poemas clandestinos de Pueblo cautivo.

Contemplación del tiempo (1946-1947), editado en marzo de 1948 por Adonais, y fue accésit del Premio Adonais 1947,18 lo que dio lugar a que la poesía de Nora llegara a mayor número de lectores.

Dedica el libro, más que a Dámaso Alonso, al autor de Hijos de la ira (1944).

Este libro sigue en líneas generales la tendencia temática y formal de Cantos al destino.

El poemario está dividido en tres partes: >>Recuerdo<<, >>Presencia<< y >>Tres cantos temporales<<, aunque los temas podemos reducirlos a dos:

1. Fugacidad del tiempo, de la vida, del amor, del hombre, de las cosas

2. Superación de la fugacidad por la belleza, el amor, la naturaleza y la lucha por la justicia.

Y aunque hemos dicho que este libro no se desvía del anterior, sin embargo en el poema, >>Lo que yo pienso sobre ello<<, dedicado a su amigo José Mª Valverde, situado entonces en una línea de católico conformista, ofrece novedades que aún no latía abiertamente en libros anteriores. El poema está encabezado por una cita de Maiakovski, y denuncia a los poetas que ocultan la realidad, rechaza el esteticismo gratuito, la evasión y el retoricismo de la poesía ‘oficial’. Recuerda, además, la guerra, sus consecuencias y sus muertos, señala la realidad histórica, canta el sufrimiento de un hombre y alude a la colectividad que sufre:


¡Nadie está libre de la sangre que ha vertido! (…)/ pero ay de los malditos,/ de los que desnivelan la muerte con más muerte,/ y creen que el incidente ha terminado. ( D y s. 199).


Como vemos Nora se reafirma como precursor de la poesía social o testimonial, que había iniciado con los versos clandestinos de Pueblo cautivo.


La poesía social:

Con Pueblo cautivo y España, pasión de vida, Eugenio de Nora se adelanta en varios años al nacimiento de la poesía social, habiendo dado muestras de ella en sus dos libros anteriores, como hemos visto.

En el colofón de Pueblo cautivo (1946) podemos leer:


Este volumen, obra de UN POETA SIN NOMBRE, se acabó de imprimir en un lugar de España en los talleres del periódico clandestino U.F.E.H. el treinta y uno de diciembre del año mil novecientos cuarenta y seis y séptimo de la tiranía franquista (…).


Este libro fue escrito en el campamento de las milicias universitarias en La Granja (Segovia), durante el verano de 1946 fundamentalmente. La idea de publicar estos poemas de forma clandestina partió de unos amigos más políticos que literarios, entre ellos estaba Carmelo Soria,19 el alma de la publicación y Álvaro Delgado que realizó las ilustraciones. Este grupo de amigos pretendía reconstruir la FUE (Federación Universitaria Escolar), como grupo de resistencia al franquismo.

Pueblo cautivo se comienza con una dedicatoria: A aquellos que: “aguardan desvelados/ con el oído atento, bajo la tierra pálida, / el disparo de la luz de la victoria” de Pedro Garfias20. Y estos versos pertenecen al poema >>A Federico García Lorca<< del libro Héroes del sur (Poesías de la guerra)21 publicado por la Editorial Nuestro Pueblo, Madrid-Barcelona, 1938. El fragmento original es como sigue: “Yo te lo digo Federico, hermano, / que aguardas desvelado/ con el oído atento, bajo la tierra pálida, /el disparo de la luz de la victoria”. Se añade, “A aquellos que”, y se cambia de la 2ª persona de singular por la 3ª de plural.

Después abre el libro con un fragmento de un poema de Pablo Neruda, >>Explico algunas cosas<<, perteneciente al poema, >>España en el corazón. Himno a las glorias del pueblo en armas (1936-1939)<<, incluido en el libro, Neruda en el corazón. Tercera residencia. Iberautor, Madrid, 2004. El fragmento del poema comienza así: “PREGUNTAREIS: ¿Y dónde están las lilas?”. Y en el poema también se cita a Federico García Lorca: “Federico, ¿te acuerdas, / debajo de la tierra, / te acuerdas de mi casa con balcones/ donde la luz de junio ahogaba flores en tu boca?22

Pueblo cautivo, no se publicó en Poesía (1939-1964), poesía reunida de Eugenio de Nora, que publicó la Diputación de León en 1975; sino que lo publicó Fanny Rubio en edición facsímil de la edición clandestina de 1946 en Poesía Hiparión en 1978 y lo presentó como obra de autor anónimo. Después varias investigaciones hizo recaer la autoría en Eugenio de Nora y reproduce en la edición un fragmento de una carta de Nora desde Berna, en la que le dice: “Mejor es dejarlo como está, es decir al nivel de las hipótesis (…) Déjalo, pues, en la muy hispánica tradición de “Lazarillo y “Ay panadera”23. La carta está fechada en Berna, el 12 de diciembre de 1976. Vemos, pues, que Nora le da largas a Fanny Rubio.

Más adelante reconocerá la autoría, primero a Julio Llamazares para un medio de León y luego al profesor José Manuel López de Abiada en estos términos: “Quería, pues, que se vieran hoy estos versos como un simple testimonio, como un documento de época. Y en este sentido no veo ya inconveniente en reconocer haberlos escrito”24.

Claro que ya estábamos en 1980 y la transición política estaba ya afianzándose y en 1976, fecha de la carta de Nora a Fanny Rubio, apenas llevábamos un año sin el dictador; y por otra parte, Eugenio de Nora manifestó más tarde que de ninguna manera había pretendido un oportunismo político revanchista.

Así pues con este libro Nora inicia la poesía social, adelantándose varios años a los poetas coetáneos de esta tendencia (Blas de otero, José Hierro, Gabriel Celaya), que daba testimonio de la vida colectiva y sus conflictos y denunciaba la situación de injusticia social.

Los temas de este libro son el testimonio, el compromiso social y el apasionado amor a España. El tema de España adopta dos vertientes: por un lado la visión crítica y desolada de la situación española, y por otro el anhelo de transformar esa realidad.

Manifiesta abiertamente su protesta por los fusilados de la guerra y los abusos de la dictadura, de ahí que fuera publicado sin autoría y clandestinamente. Los fusilamientos son un tema recurrente. Esto dice en el poema, >>La fuente<<:


Una noche troncharon/ junto a esta agua serena/cinco vidas muy jóvenes (D y s, 158)


Pueblo cautivo estuvo a punto de ser traducido al francés por el poeta Paul Eluard, quien le presentó a Pablo Neruda en su casa en 1951. Eugenio de Nora había conocido a Paul Eluard a través del dirigente del PCE Manuel Azcárate. Pero Paul Eluard murió en 1952 y la traducción no se llevó a cabo.

Manuel Azcárate trata en un epígrafe de sus memorias este hecho: >>Mi amistad con Nora<<:

Mi rutina de trabajo (…) se interrumpió con un recado de Carrillo (Santiago). Debía ir a Suiza enseguida a visitar a un joven poeta español, Eugenio de Nora, que había expresado su deseo de contactar con el PCE. Y más adelante dice: Aproveché sus viajes a París para organizar entrevistas con los famosos poetas comunistas franceses, Aragon y Paul Eluard, sobre todo este último, más natural y sencillo (…). Y Nora asumió enseguida su nueva condición: adoptó un seudónimo, Carlos del Pueblo, para firmar las poesías en las que hablaba como comunista- algunas de las cuales se publicaron en periódicos y revistas del PCE.25


España, pasión de vida26 (1945-1950) fue editado por El Instituto de Estudios Hispánicos de Barcelona, en abril de 1954. Prácticamente la totalidad de los textos había aparecido ya en revistas como Espadaña y Entregas de poesía de Barcelona entre 1945 y 1949. La edición del libro fue impedida por la censura; pero ganó el Premio Boscán 27de Poesía 1953 y ya fue publicado, pero con algunas correcciones para evitar problemas con la censura.

Este libro supuso la segunda gran contribución de Nora a la poesía social y comparte con Pueblo cautivo los núcleos temáticos: compromiso social e ideológico, testimonio, crítica y amor apasionado a España, que podemos observar en el primer poema, titulado:

>>Presencia<<: Pero aquí cerca…Veo tu tierra/ aún violada por las zanjas.


Y el apasionado amor a España se muestra en estos versos que cierran el poema:


¡España, España!/ ¡pasión de sangre!/ Amor de vida,/ amor de libertad te canta/ en una aurora del destino./ Amor amargo de patria. (D y s, pp.273, 274 y 275).


España, pasión de vida está dividida en tres secciones, la primera España, en la que da una visión, a veces candorosa de amor a España (>>Recordaré primero<<); en la segunda, >>Nosotros<<, muestra una actitud realista y crítica de la situación social; y en la tercera, >>Poética<<, sobre todo en el poema, ><Poesía contemporánea<<, Nora expresa su poética criticando la actitud de los poetas estetas de la posguerra( los garcilasisitas con los polemizó, desde el principio, en Cisneros), veamos una muestra:


Oh Dios, como desamo (…)/ a esos cobardes, envenenadores,/ vendedores de sueños, mientras ponen/ sedas sobre la lepra,/ ilusión sobre engaño, iris/ donde no hay más que secas piedras./ Esclavos, menos aún, bufones de esclavos. ( D y s, p. 300) .


Pero de lo que no cabe duda es que en estos dos libros, Nora mantiene la intensa voluntad de estilo y la aspiración permanente a la belleza; no es el caso como el de algunos poetas sociales, que con su “poesía necesaria/ como el pan de cada día”28 y con el fin de llegar al mayor número de lectores, se expresaron con un lenguaje coloquial, que en ocasiones alcanzó el prosaísmo. En Nora, sin embargo, la depuración formal es enorme: variedad de metros y estrofas (sonetos, serventesios, cuartetas, y endecasílabos, alejandrinos y versos de arte menor); además de una gran preocupación por el ritmo y por el léxico cuidado. Todo ello hace de Nora, poeta dotado de gran sensibilidad y de un enorme deseo por alcanzar la belleza, el adalid de la libertad y de la búsqueda de soluciones al dolor y a la angustia.

España, pasión de vida, constituye una amarga denuncia del pasado reciente, pero también alberga esperanza en el futuro.


Etapa de madurez: Siempre y Angulares


Siempre (1948-1951), salió publicado en la colección Ínsula en Madrid, 1953.

A modo de paréntesis, en medio de su poesía testimonial, aparece este libro bajo el signo de la exaltación de la experiencia amorosa. Es un canto al amor en plenitud, vivido en la experiencia más exultante.

El poeta recrea una experiencia amorosa desde el anhelo y la búsqueda de la amada, en contacto con la naturaleza, hasta el encuentro y el gozo final. Sin duda recuerda el Cantar de los Cantares o El Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz.

En cuanto a la forma podemos destacar su esmerada estructura formal y también la variedad métrica y estrófica, sobre todo las cuartetas y los alejandrinos asonantados y la gran precisión en la elaboración léxica.

Su estructura, atendiendo a su unidad temática, se puede reducir a tres núcleos, precedidos de “Un canto inicial”, “Días y sueños”, que se subdivide en otras tres partes, las tituladas, “Sentido de la gracia”, “Canciones en el aire” y “El amor que lucha”. Los poemas de estas tres partes llevan en su título la palabra >>Carmen<<, nombre de la amada, a quien va dedicado el libro (A Carmina). Además el significado latino de carmen es canto o poema, que es lo que son estos poemas, auténticos cantos de amor, rebosantes de júbilo y entusiasmo:


¡Felicidad! Tendremos, alba cada día,/ nuestro infinito en rosas desnudas. Nuestra vida (D y s, 236)


O como dice en el >>Carmen de la plenitud<:


¡Cima, plenitud: sentirte/ descanso del alma, y forma/ ¡Quererte!: florecer astros,/ y estrellar la noche a rosas (D y s.221).


Angulares (1955-1964), constituyen nueve poemas que se publicaron en 1975 al final de Poesía (1939-1964), Colección Provincia, León 1975; y vienen a ser una síntesis madura de los temas que siempre trató el autor: la vida, el amor, la muerte, la soledad. Estos temas se tratan desde diferentes ángulos, de ahí el título. Y están escritos con una actitud más serena; hay en ellos un equilibrio entre el subjetivismo de la etapa existencial y la tendencia al objetivismo de la poesía comprometida o social.

Se trata de un libro de carácter antológico, con un lenguaje denso y culto, es el libro de un profesor de literatura. Estos nueve poemas son piedras angulares de su trayectoria poética. Están escritos entre 1955-1964 desde Berna y la distancia favorece la evocación, el recuerdo, cierta nostalgia y hasta la tristeza.

En Angulares, el ánimo del poeta está ya minado por el escepticismo, aunque vuelve a cantar la angustia existencial del hombre enraizada en lo personal. Veamos una muestra:


Hace/ ya mucho tiempo que no canto/ ¿Tengo/ quizá motivos?/ No; nunca tuve el corazón, la vida/ tan rebosantes (…)/ pero callo, como la tarde, ancha/ sobre los montes (…)/ ¿qué decir? ( D y s, p. 341)


Después de 1975 se produjo en Nora un largo silencio poético y publicó, No he de callar29…. Cantos civiles (1949-1992),Endymión, Madrid, 1997. La obra se presentó el día 8 de agosto de 1998 en Zacos con motivo del homenaje que se le rindió por parte de sus paisanos y amigos.

El libro de compone de: >>Tres notas<< del autor

Pueblo cautivo (1944-46) (10 poemas)

Otros cantos (1949-51): >>Carta a Dolores Ibárruri<<, >>Hiroshima<<, >>Barcelona<

Apéndice: >>Respuesta de Dolores Ibárruri a la carta de Carlos del Pueblo<<

En >>No he de callar, por más que con el dedo<<, Francisco de Quevedo30, como buen conservador y moralista se va a lamentar de la pérdida de las viejas costumbres castellanas: la honestidad, la frugalidad y el heroísmo. Vemos, pues, que Quevedo utiliza la sátira en su función primordial como correctora de vicios y costumbres.

Eugenio de Nora, por su parte, utiliza el comienzo de la epístola satírica para titular sus Cantos civiles (1944-1951) y ofrece Pueblo cautivo (1944-46), testimonio de la situación de injusticia social. Después viene la >>Carta a Dolores Ibárruri<<, “La Pasionaria” (1895-1989), en la que denuncia la miseria soportada en España durante la década de 1940. Incluso resuenan ecos de Quevedo en estos versos:


Tal es el triste cuerpo de la patria. /Tal es nuestro paisaje día a día./ Y sobre esta miseria enardecida/ la casta parásita se extiende (D y s, 315).


En el poema >>Hiroshima<< denuncia el peligro de una guerra atómica. En Hiroshima, como sabemos, se lanzó la primera bomba atómica por la aviación norteamericana en 1945. El poema >>Barcelona< lo dedica la primera huelga obrera en Barcelona contra la dictadura franquista en marzo de1951. Y por último ofrece la >>Respuesta de Dolores Ibárruri a la carta del poeta Carlos de Pueblo<< (otro seudónimo de Eugenio de Nora, como Juan Martínez o Younger), de la que le llama la atención la despedida: “Y nada más amigo. Ojalá un día pueda llamarte camarada”, hecho que no se produjo, porque a lo mas que llegó Nora con el PCE fue a “compañero de viaje” como se decía.

Por fin en 1999 Santos Alonso publicó en Cátedra, Días y sueños. Obra poética reunida (1939-1992), que es en palabras de Nora: “no es una antología, sino el corpus totalizador de lo aceptado como propio”31.

De Canción (1939-2002), Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 2004 dice Nora: “Los versos aquí reunidos no son una antología (…), sino la presencia de una vertiente de lo escrito desde mis primeros pasos hasta hoy, en contraposición con la imagen estereotipada de “poeta social” que frecuentemente se me asigna”32.

Canción se compone de estos apartados: La vocación poética, Versos de amor, La identidad y el poema : >>Carta póstuma y no perdida a Leopoldo Panero<< de 2002.

En Lo esencial, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2006, Nora reúne “lo esencial” de su poesía, creemos que es su antología personal y como novedad aparece Canción (1939-2002).

Y en 2007 el Diario de León en su “Biblioteca leonesa de escritores”, publica una antología de la poesía de Nora, titulada, Sustancia de la tierra, con presentación del profesor Santos Alonso. Antología que se distribuía con el Diario de León y que daría la oportunidad a sus paisanos a encontrarse con su poesía.


E. de Nora, crítico literario

En cuanto a su labor como crítico literario, ya hemos destacado su labor primera en Espadaña, Cisneros y Escorial; pero ahora nos referiremos al crítico de la novela contemporánea, tratando de analizar los tres tomos de La novela española contemporánea (1898-1967), publicados por la editorial Gredos, I (1898-1927), Madrid, 1968; II (1927-1939), 1960 y III (1939-1967), 1960, con sus reediciones ampliadas correspondientes; y que merecerán el “Premio de la Crítica” en su primera edición.

Enjuiciar la literatura española contemporánea, en este caso la novela, es una tarea difícil y delicada, porque faltaba distancia temporal y la novela no había terminado de decantarse; pero Nora sale airoso de la prueba. Esto dice José Manuel López de Abiada:


El tratado de Nora es el análisis más completo sobre el tema, que su independencia de juicio y su capacidad crítica han sacado del olvido y de la marginación a autores de indudable (…) y reconocida personalidad literaria (…) Nora ofrece una documentación detallada y cabal de la novela española escrita a lo largo de siete décadas y reúne y ensambla con rigor y objetividad todos los datos esenciales.33


El propio Nora escribió en el prólogo de La novela española contemporánea I, que su pretensión fue: “Favorecer, facilitar y aun empujar al contacto vivo de cada lector posible con cada obra, sin descuidar la valoración estética, pero procurando reservar a aquél la mayor libertad para que haga, por su cuenta, la suya propia” (p. II).

Con estos tres tomos recuperará la crítica española la normalidad para atenerse a los valores literarios, éticos y sociales, sin discriminación alguna, y se empezaba a marginar el talante sectario de la guerra civil. También en esto fue pionero y ejemplar Eugenio de Nora. Trata de ser objetivo, generoso e imparcial con las novelas que juzga.

Como crítico literario se ha de destacar en Nora la capacidad de intuición, de comprensión y de expresión (escribe con verdadera voluntad de estilo) y la honradez e imparcialidad, que huye siempre del dogmatismo. Esa honradez, esa imparcialidad, ese talante ético tan auténtico, seguro que tiene algo o mucho que ver con la infancia y la familia de Zacos, cualidades y virtudes que podemos hacer extensivas a todo el pueblo leonés.

Y otro de los méritos que se atribuyen a Nora es haber sacado del olvido a unos cuantos autores de la época de la dictadura de Primo de Rivera, de los años de la República y también de los novelistas del exilio.

Esta labor de dar a conocer a esos autores, poco o nada conocidos, se llevó a cabo gracias a su tesón y gracias a la generosidad de don Ricardo Gullón, que puso a su disposición ejemplares únicos para se estudiados. También contribuyeron su maestro Dámaso Alonso, Francisco Ayala y otros.

Además de su ejercicio de la crítica en Cisneros y Espadaña, de la cual ya hemos hablado, paralela a su labor docente, su pluma, sus críticas han ido apareciendo en Ínsula, Cuadernos Hispanoamericanos, así como en obras colectivas de homenaje a Blas de Otero, Benjamín Jarnés, José Manuel Blecua, Juan Benet, Ricardo Senabre o José Mª Valverde.

También a principios de los años 90 ejerció la crítica militante, urgente, de suplemento cultural, en el periódico de vida efímera El Sol. Asimismo por esta época colaboró en la revista Leer, que editaba y dirigía otro leonés, José Luis Gutiérrez, ya fallecido. Le siguen algunos artículos más en Ínsula, en uno de ellos se ocupa de la creación novelesca en José Mª Merino (Ínsula, 595-596, 1996) y el último artículo que registra Mª Jesús García Méndez se titula: >>Mil años de poesía española en perspectiva francesa<<, publicado en Revista de Libros, 11, Madrid, 1997 34.


Eugenio de Nora, profesor universitario:

En sus cursos de literatura- siempre sobre temas y aspectos distintos, aunque tiene sus autores preferidos: Antonio machado, Unamuno, San Juan de la Cruz, Cervantes, Valle-Inclán, Baroja, Pérez de Ayala, los poetas del 27, la poesía y la novela de posguerra, Neruda y César Vallejo- utiliza un método personal: primero presenta el perfil biográfico del autor a estudiar, que lo sitúa, además, en el contexto histórico con sus aspectos sociales y económicos. En segundo lugar presenta la obra, comentando con claridad siempre los pasajes más significativos. Relacionando el fondo con la forma, aportando juicios estéticos, ideológicos y filosóficos, y si viene al caso alguna anécdota literaria. Y al final del estudio de ese autor realiza una recapitulación, matizando los juicios de valor emitidos.

Yo le he conocido en su faceta de conferenciante en los “Cursos de Verano para Extranjeros en León” por loa años 80. Y recuerdo que el método era semejante asediaba el tema con rigor siempre; de pie, con papeles, pero la conferencia no era leída, sino dada con una excelente claridad expositiva.

En cuanto a su ‘aliño indumentario’, siempre vestía impecable con traje y corbata en verano y ya en otoño (una vez jubilado) lo he visto en Madrid con el treno completo. En nada recuerda en este aspecto a su admirado don Antonio Machado.

Referente al trato, Eugenio, es un hombre generoso, afable, cortés y afectivo. Cualquier pregunta, que le hicieras fuera del ámbito de la conferencia o del seminario, enseguida la atendía y trataba de disipar dudas. Nora era y es muy comedido, muy educado, muy respetuoso, pero, a la vez, cercano y trataba siempre de comprender al otro. Por último hay que destacar su buen humor.


Conclusiones:

Hemos visto, pues, que Eugenio de Nora se formó como poeta y como crítico literario en la revista Espadaña en los difíciles años 40.

Su poesía inconformista siguió primero la corriente existencialista de preocupación por el hombre y después abrió la brecha de la poesía social con Pueblo cautivo y España, pasión de vida, adelantándose varios años a sus compañeros de generación.

Por otro lado, y de un modo tangencial, la aventura poética de Nora al transcurrir por la experiencia íntima y por la biografía de los sentimientos, que suscitaron las circunstancias exteriores, también puede interpretarse como un anticipo de la generación siguiente (la generación del 50), que pusieron el foco en la expresión de la experiencia personal, tendencia seguida por los poetas de la llamada “poesía de la experiencia, relativamente reciente.

Como crítico literario de la novela española contemporánea, también fue pionero en la reconciliación nacional de la crítica, al valorar las obras por su calidad estética al margen de la adscripción política del novelista y también de la novela de los escritores del exilio.

Así pues, podemos considerar a Eugenio de Nora como pionero en los siguientes aspectos:

1. Como promotor cultural en Cisneros y Espadaña.

2. Como iniciador de la poesía social, ya desde los primeros libros de su etapa existencial y por supuesto con Pueblo cautivo y España, pasión de vida.

3. Como precursor de la poesía de la experiencia, adoptada por la Generación del 50 (José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, y sobre todo, Jaime Gil de Biedma); tendencia que ha llegado hasta loa años 80.

4. Por último, aunque extraliterariamente, también fue pionero en la emigración a Suiza con una década de anticipación, si bien como emigrante intelectual.

En cuanto a los premios literarios y reconocimientos le llegaron bien pronto, pues obtuvo el accésit del Premio Adonais por Contemplación del tiempo en 1947; unos años después ganó el Premio Boscán de Poesía por España, pasión de vida. Recibió el Premio de la Crítica por la primera edición de los tres tomos de La novela española contemporánea en 1960. También recibió el Premio León Felipe de Poesía e 1998 (junto con Victoriano Crémer)

En lo que se refiere a los homenajes, con motivo de su 60 cumpleaños y como reconocimiento a su labor docente y creativa, un grupo de colegas y estudiosos, le dedicaron un libro homenaje, que versa sobre la España de posguerra y su propia obra: Entre la cruz y la espada. En torno a la poesía de posguerra. Homenaje a Eugenio de Nora, edición de José M. López de Abiada, Gredos, Madrid, 1984.

Y ya en el ámbito local, sus paisanos (los cepedanos), amigos y estudiosos le hicieron un homenaje en la iglesia de Zacos los días, 2 y 3 de agosto de 1998, recogido luego en libro con el título: Homenaje de La Cepeda a Eugenio de Nora, Ediciones Montecasino, Zamora, 1999.

La provincia y la comunidad también han rendido homenaje al poeta y profesor nombrándole Doctor Honoris Causa por la Universidad de León en el año 2000 y la concesión del Premio de las Letras de Castilla y León en 2001.

Sus libros al publicarse recibieron la atención favorable de la crítica. Su corpus poético ha sido objeto de dos tesis doctorales publicadas: La poesía de Eugenio de Nora de Amaro Solama Carro, Institución de ><Fray Bernardino Sahagún<<, Diputación de León y CSIC, León, 1987 y Una aproximación a la poesía de Eugenio de Nora, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2003.

Sus poemas han figurado de forma generosa en todas las antologías; así pues, Nora no es un poeta secreto y su obra reunida; Días y sueños, publicada por Cátedra está a la venta.

Esta poesía ofrecida por nuestro paisano necesita un regalo, que no es otro que la lectura atenta y aún más la relectura reposada de sus versos.

Y para terminar este ya largo excurso por la poesía de Nora, ofreceré estas dos muestras:

Tensión de anhelo (…)

Es mi anhelo quien me lanza.

¡A fuerza de madrugar

he de adelantar el alba!

¿Para que quiero la vida

si no es para regalarla? ( 1942) ( D y s. p.21)


y


>>Poesía contemporánea<<


(…) La poesía es eso:

gesto, mirada, abrazo

de amor a la verdad profunda (1947) (D y s. p.300)


Eugenio García González de Nora, poeta, ensayista, crítico literario y profesor de universidad, murió en Madrid el día dos de mayo de 2018 a los 94 años de edad y está enterrado en el cementerio de Fuencarral (Madrid)


BIBLIOGRAFÍA:

Alonso, Dámaso; Poetas españoles contemporáneos, Gredos, Madrid, 1952, p. 336

Alonso, Santos, >>Introducción<< de Días y sueños de Eugenio de Nora, Cátedra, Madrid, 1999, p. 22.

->>Presentación<< de Sustancia de la tierra (Antología poética), Diario de León, León, 2007, p. II.

Azcárate Manuel, Derrotas y esperanzas, La República, la Guerra Civil y la Resistencia, Memorias, Tusquets Editores, Barcelona, 1994, pp. 321-324

Bonet, Laureano, >>Premio Boscán 1953: Un texto olvidado de José Mª Castellet<<, en Ínsula, 684, diciembre, 2003, pp. 23-27

Celaya, Gabriel, Itinerario poético, Edición del autor, Cátedra, Madrid, 1977 (4ª edición), p. 93.

García Méndez, Mª Jesús, Eugenio de Nora, una aproximación a su poesía, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2003, pp. 347-350

Garfias Pedro, Poesías completas, Edición de Francisco Moreno Gómez, Editorial Alpuerto S. A. Madrid, 1996, p. 241

González de Lama, Antonio, >>Tres poetas nuevos, E. de Nora<<, en Espadaña, 14, 1945, pp. 323-324.

->>El destino poético de Eugenio de Nora<<, en Espadaña, 19, 1945, p. 450

->>Poesía y verdad<<, Amor prometido, en Espadaña, 25, 1947, p. 560. Todos estos artículos están publicados en el Facsímil de Espadaña, León, 1978.

López de Abiada, José Manuel, >>Eugenio de Nora poeta, crítico, maestro<<, en Entre la cruz y la espada: en torno a la España de posguerra. Homenaje a Eugenio de Nora, Gredos, Madrid, 1984, p.14

Martínez García, Francisco, Historia de la literatura leonesa, Editorial Everest, León, 1982, pp. 698-699

Nora, Eugenio de, La novela española contemporánea (1898-1927), I, Gredos, Madrid, 1973 (2ª edición), p. II.

->>Nota explicativa<<, en Poesía (1939-1964), Colección Provincia, León, 1975, p. 7

->>Espadaña 30 años después<< Preliminares a la edición facsimilar de Espadaña, León, 1978, p. XI.

->>Espadaña y los espadañistas<<, en Literatura contemporánea en Castilla y León, Valladolid, 1986, pp. 63-65

-No he de callar… Cantos civiles, 1944-1951, Endimión, Madrid, 1997

-Pueblo cautivo, Breviarios de la calle del Pez, Diputación de León, León, 1987

-Días y sueños, Obra poética reunida (1939-1992), Edición de Santos Alonso, Cátedra, Madrid, 1999.

->>Coda<<, en Eugenio de Nora. Una aproximación a su poesía de Mª Jesús García Méndez, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2003, pp. 344-345.

- Canción (1939-2002), Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 2004

-Lo esencial, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2006

-Sustancia de la tierra (Antología poética), Edición de Santos Alonso, Diario de

León, León, 2007.

Otero, Blas de, Ancia, Visor, Madrid, 1980.

Quevedo, Francisco de, >>No he de callar, por más que con el dedo<< en Poesía original completa, edición de José Manuel Blecua, Planeta, Barcelona, 1983 (2ª edición), pp. 140-141.

VV.AA. Homenaje de La Cepeda a Eugenio de Nora, Ediciones Montecasino, Zamora, 1


Anastasio Serrano


1 . Vallejo, César, Poemas en prosa, Poemas Humanos, España, aparta de mí este cáliz, Edición de Julio Vélez, Cátedra, Madrid, 1988, p. 155

2 . Nora Eugenio de , Días y sueños. Obra poética reunida (1939-1992), Edición de Santos Alonso, Ediciones Cátedra, Madrid, 1999, pp. 272-278. Este >>Recordaré primero<<, pertenece al libro España, pasión de vida, publicado en Barcelona en 1954 y el poema está fechado en 1946. Todas las citas textuales serán de esta edición (D y s) indicando la página.

3 .- Arrarás. Joaquín, FRANCO, Librería Internacional, San Sebastián, 1937, (Imprenta Aldecoa, Burgos). En el pórtico de la biografía de Franco figura el soneto de Manuel Machado: >>Francisco Franco<<, cuyo primer endecasílabo dice: “Caudillo de la nueva Reconquista”

4 . Martínez García, Francisco, Historia de la literatura leonesa, Editorial Everest, León, 1982, p.700

5 . O. cit., pp. 698-699

La revista Ecos de mi colegio de los Maristas de León, apareció por primera vez en noviembre de 1937 y en ella también publicaron trabajos primerizos Severiano Fernández Nicolás, José Antonio Molleda o José Mª Merino.

6 . Nora Eugenio de, >>Espadaña, 30 años después<< en “Preliminares” a la edición facsímil de Espadaña, León, 1978, p. XI

7 . González Álvarez Ángel, Magaz de Cepeda, 1916, Madrid, 1991. Filósofo, ensayista y catedrático de metafísicas en la Universidad Complutense. Además ocupó cargos políticos como Director General de Enseñanza Media ( 1962-1967) y Rector de la Universidad Complutense de 1973 a 1977

8 . La “Residencia de Estudiantes” (1910-1936), de la calle del Pinar, 21, dirigida por Alberto Jiménez Fraud, con residentes ilustres como García Lorca, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Juan Ramón Jiménez, Moreno Villa o Gabriel Celaya; y también en el ámbito científico Severo Ochoa, Grande Covián y el doctor Negrín.

9 . La FUE (Federación Universitaria Escolar) fue fundada en 1929 en el bar madrileño “La bombilla”, quizá siguiendo la estela de Pablo Iglesias, que fundó el POSOE en la taberna “Labra”, por Jiménez de Asúa, Gregorio Marañón, Valle-Inclán, Indalecio Prieto, Manuel Azaña y Mª Zambrano. También fueron miembros de la FUE: Alberti, Francisco Ayala, Jorge Guillén, Miguel Hernández, Luis Cernuda y hasta Camilo José Cela, lógicamente antes de ofrecerse al régimen de Franco como confidente.

Uno de los primeros cometidos fue la lucha contra la dictadura o dictablanda de Primo de Rivera y Dámaso Berenguer.

La FUE fue la editora del libro de autor anónimo, Pueblo cautivo en 1946, con ilustraciones de Álvaro Delgado y la colaboración de Carmelo Soria y el autor había sido Eugenio de Nora.

10 . González de Lama, Antonio, >>Poesía y verdad. Tres poetas nuevos: José Mª Valverde, Carlos Bousoño, Eugenio de Nora<<, en Espadaña, 14, 1945, pp. 323-324, Facsímil de Espadaña, Espadaña Editorial, León, 1978.

11 . Otero, Blas de, Ancia,Visor, Madrid, 1980. Este es el pórtico de Ancia: “Es a la inmensa mayoría fronda/ de turbias frentes y sufrientes pechos/ a los que luchan contra Dios, deshechos/ de un solo golpe en su tiniebla honda” (p. 27)

12 . Nora Eugenio de, >>Espadaña y los espadañistas<< en Literatura contemporánea en Castilla y León, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1986, pp. 63-65

13 . Alonso Dámaso, Poetas españoles contemporáneos, Gredos, Madrid, 1952, p. 336

14 . Alonso Santos, >>Introducción<< de Días y sueños de Eugenio de Nora, Cátedra, Madrid, 1999, p. 22

15 . Ordás Sabino, >>Palabras preliminares<<, en Pueblo cautivo de Eugenio de Nora, Breviarios de la calle del Pez, Diputación de León, ILE, León, 1997, p.10.11. El ya longevo apócrifo Sabino Ordás, desde su retiro de Ardón viene a confirmar, que Nora había de acuñar un estilo que influiría en los poetas Ángel González y Jaime Gil de Biedma, estilo que llega hasta los más jóvenes representantes de lo que se ha venido en llamar “poesía de la experiencia”.

16 . Nora Eugenio de , >>Nota explicativa<<, en Poesía (1939-1964), Colección Provincia, León, 1975, p.7

17 . Alonso Santos >>Presentación<< de Sustancia de la tierra, (Antología poética) de Eugenio de Nora, Diario de León, León, 2007, p. II

18 . José Hierro ganó el Premio Adonais 1947 por su libro Alegría. El jurado estaba formado por Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Enrique Azcoaga y José Luis Cano. Se concedieron, además, tres accésits de 500 pts a los siguientes libros: Los años de Julio Maruri, Contemplación del tiempo de Eugenio de Nora y Dominio del llanto de conche Zardoya.

19 . Carmelo Soria, Madrid, 1921- Santiago de Chile, 1976, fue asesinado por agentes de la DINA durante la dictadura de Augusto Pinochet. Carmelo Soria fue miembro del PCE y se exilió en Chile a final de la guerra civil. Durante los años 1972-1973 fue consejero del gobierno de Salvador Allende. Después del golpe de Pinochet valiéndose de su inmunidad diplomática, ayudó a varias personas a refugiarse en embajadas y el día 14 de julio de 1976, cuando regresaba a su casa fue secuestrado, torturado y ejecutado por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional. Fue sobrino del arquitecto Arturo Soria.

20 . Garfias Pedro, Salamanca, 1901-Monterrey (Méjico), 1967. Poeta de la vanguardia, de la guerra y del exilio, perteneciente a la Generación del 27. En 1922 funda la revista Horizonte. Combatiente republicano en la guerra civil, se exilia primero en Inglaterra y luego en Méjico, 1939. Entre su obra poética tenemos: El ala Sur, 1926; Poesías de la guerra, 1937; Héroes del Sur, 1938, Primavera en Eaton Hasting, 1941, Río de aguas amargas, 1953.

21 . Libro recogido en Poesías completas de Pedro Garfias, Edición de Francisco Moreno Gómez, Editorial Alpuerto S. A., Madrid, 1996 ( p. 241)

22 Pueblo cautivo, Ediciones F.U.E.. Facsímil, Edición de Fanny Rubio, Madrid, 1978 (sin página)

23 . Rubio, Fanny, >>Prólogo<< de Pueblo cautivo, Hiperión ,Madrid, 1988 (sin página)

24 . López de Abiada José Manuel, >>Observaciones en torno a la poesía de posguerra. Conversación con Eugenio de Nora<<, en Ínsula, nº 407, octubre de 1980, p.3

25 Azcárate Manuel, Derrotas y esperanzas, La República, la Guerra Civil y la Resistencia, Memorias, Tusquets Editores, Barcelona, 1994 (pp. 321-324)

26 . Este título recuerda, España en el corazón (1937) de Pablo Neruda o España aparta de mí este cáliz (1939) de César Vallejo. Además tenemos otro título, El tema de España en la poesía española contemporánea, publicado por José Luis Cano en la editorial Taurus, Madrid, 1979, en el que Eugenio de Nora está representado con dos poemas: >>Honda es la herida (p.41) y >>Presencia<< (p. 185), ambos de España, pasión de vida.

27 . Bonet Laureano, >>Premio Boscán 1953: Un texto olvidado de José Mª Castellet<<, en Ínsula, 684, diciembre, 2003, pp. 23-27. El Premio Boscán de Poesía lo concedía el Instituto de Estudios Hispánicos de Barcelona. El primer premio Boscán, se falló en julio de 1949 a favor del libro Nuestra elegía de Alfonso Costafreda. La segunda convocatoria, julio de 1950 tuvo como ganador a Blas de Otero con Redoble de conciencia. La 3ª, en 1951 fue para Victoriano Crémer con Nuevos cantos de vida y esperanza. La 4ª fue para el escritor venezolano, José Ramón Medina por Texto sobre el tiempo. La 5ª ediciones falló la noche del 2 de junio de 1953 en el restaurante Glaciar (bajo los pórticos de la Plaza Real de Barcelona) y el ganador fue Eugenio de Nora con España, pasión de vida, quedando como finalistas y sendos accésits María Beneyto y Leopoldo de Luis. También se presentaron a esta edición Caballero Bonald, José Agustín Goytisolo, Valente o Enrique Badosa.

“Con el Boscán queríamos ante todo promocionar poetas que como Blas de Otero, Victoriano Crémer o Eugenio de Nora entraban en el contexto de una literatura de lucha, nada de evasión ya” ( Conversación de José Mª Castellet con Laureano Bonet, mantenida el 8/09/2003.

28 . Celaya Gabriel, Itinerario poético, edición del autor, Cátedra, Madrid, 1977 (4ª edición), en >>La poesía es un arma cargada de futuro<<, y dice una estrofa más abajo: “Maldigo la poesía concebida como un lujo/ cultural por los neutrales/ que lavándose las manos, se desentienden y evaden./ maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse” (1954) p. 93

29 .>> Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares, en su valimiento<<, que comienza así:

“NO HE DE CALLAR, por más que con el dedo,/ ya tocando la boca o ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo./ ¿No de haber un espíritu valiente?/ Siempre se ha de sentir lo que se dice?/ ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?” Francisco de Quevedo en Poesía original completa, Edición de José Manuel Blecua, Planeta , Barcelona, 1983 ( 2ª edición), pp. 140-141

30 . Francisco de Quevedo fue vecino de León contra su voluntad al haber estado encarcelado en San Marcos de 1639-1643, donde sigue escribiendo, a pesar de sus achaques. La causa fehaciente de su encarcelamiento fue la acusación del Conde-duque de Olivares en su carta a su Majestad de “ser infiel y enemigo del gobierno y murmurador dél, y últimamente por confidente de Francia y correspondiente de franceses” ( Veáse E. H. Elliot, >>Nueva luz sobre la prisión de Quevedo y Adam de la Parra<< en el Boletín de la R.A. de la Historia CLXIX (1972), 182). Ya nadie cree, que el encarcelamiento de Quevedo, se debiese a que Felipe IV encontrase, debajo de su servilleta, el célebre Memorial que comienza: “Católica, sacra y real Majestad”

31 . Nora Eugenio de, >>Coda<<, en Eugenio de Nora. Una aproximación a su poesía, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2003, pp. 344-345

32 . Nora Eugenio de, >>Nora introductoria<<, en Canción (1939-2002), Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 2004, p. 7

33 . López de Abiada José Manuel, >>Eugenio de Nora, poeta, crítico, maestro<<, en Entre la cruz y la espada: en torno a la España de posguerra. Homenaje a Eugenio de Nora, Gredos, Madrid, 1984, p. 14

34 . Ver Bibliografía de Eugenio de Nora, en Eugenio de Nora: Una aproximación a su poesía de Mª Jesús García Méndez, Junta de Castilla y león, Valladolid, 2003, pp. 347-350.