lunes, 8 de marzo de 2010

ESTUDIO DESCRIPTIVO DE "CINCO HORAS CON MARIO de Miguel Delibes

Miguel Delibes, Valladolid, 1920

La primera noticia sobre la génesis de “Cinco horas con Mario” la tenemos en una carta del 2 de agosto de 1965 de Miguel Delibes a Joseph Vergés, su editor en Destino, esto dice Delibes:”He iniciado una novela (…) en la que una viuda joven ante el cadáver de su marido (…) evoca su vida de matrimonio, que abarca, más o menos, los “25 años de paz”. El monólogo de esta mujer y los reproches al marido darán por el gusto a los censores, pero, al propio tiempo, espero que quede bien claro que la conducta de éste es la honrada y la justa a despecho de tópicos e hipocresías” .
Después viene el envío del original al editor y el pase por la censura, que es aprobada en su integridad. La novela sale de imprenta el 3 de enero de 1967 y le son enviados varios ejemplares a su autor, aunque en la 1ª edición figure 1966.
En un principio Miguel Delibes pretendía convertir a Mario , trasunto imaginario de sí mismo, en el principal protagonista de la novela narrada en 3ª persona a la manera tradicional, que reflejara el enfrentamiento entre Mario y Carmen vivos en el seno del matrimonio. Proyecto que tuvo que abandonar al darse cuenta de que aplicaba al relato una fórmula equivocada, que afectaba a la autenticidad del carácter de Mario (intelectual progresista y católico posconciliar) y además impedía enmascarar sus opiniones y por tanto sortear la vigilancia de la censura. Esto dice Delibes: “En “Cinco horas con Mario” me paré a las cien cuartillas, porque aquello no funcionaba con Mario vivo. Afortunadamente esta vez vi la luz, ayudado por la censura, porque lo que decía Mario no lo iba a permitir la censura y en esta ocasión me sirvió para encontrar la solución: matar a Mario y verlo a través de su mujer, cuyos juicios eran oficialmente plausibles” .

Pero intentemos adentrarnos en la leve trama argumental:Estamos ante la biografía de Mario y Carmen, contada por esta última, la noche en que cumpliendo la tradición, vela su cadáver. Mario, catedrático de Instituto de una capital castellana, intelectual inconformista, liberal y católico posconciliar, acaba de morir a los 49 años, el 24 de marzo de 1966, según reza en la esquela. El primer capítulo describe el ambiente de los familiares, allegados y amigos que vienen a velar el cadáver a dar el pésame.
Después Carmen, su mujer y protagonista-narradora inicia una larga reflexión o diálogo mental a solas ante el cadáver de su marido, que no le puede responder. Y a lo largo de estas cinco horas y 27 capítulos con escasa continuidad de unos a otros, Menchu va reviviendo e hilvanando los recuerdos de su vida en común.
Carmen siempre defiende una mentalidad conservadora y tradicional. Por el contrario va desvelando la personalidad de Mario, un hombre sencillo, que se desplaza en bicicleta (nada de comprar un “Seiscientos”), que escribe novelas pacifistas y publica artículos en el periódico. Mario es un hombre íntegro, que desde su puesto de catedrático nunca quiso aprovecharse de recomendaciones, ni siquiera para conseguir un piso de protección para su numerosa prole (5 hijos). Mientras que Carmen mide la dignidad de las personas por lo que tienen. No soporta carecer de una cubertería de plata, ni tener un “Seiscientos”. Su antiguo pretendiente, Paco, nuevo rico, en cambio, tiene un “Tiburón” rojo. Un asunto de conflictividad conyugal la tiene preocupada y es su relación con Paco. Se encontraron, cuando ella estaba en la parada del autobús y la llevó a las afueras en el flamante coche , la besó y la abrazó, pero no pasó nada más.
El comportamiento de Mario con Carmen tiene también sus sombras, con la supuesta infidelidad con Encarna, y sobre todo la incapacidad de comunicación con su mujer, manifestada en la noche de bodas: “Pero tú te acostaste y “buenas noches”, como si te hubieras metido en la cama con un carabinero”.Pero en Carmen hay un anhelo de explicarse ante Mario por el no consumado adulterio con Paco y obtener el perdón de su esposo.
La novela llega a su fin cuando sacan el ataúd tras la noche de velatorio en un capítulo, a modo de epílogo, que se aleja de la perspectiva de Carmen y se narra ya en 3ª persona. Interviene el hijo mayor, Mario y con su nueva mentalidad aporta esperanzas para las nuevas generaciones.

ESTRUCTURA:
Miguel Delibes dedica “Cinco horas con Mario” a su amigo José Jiménez Lozano. Tras la dedicatoria la novela se abre con una esquela, como las que aparecen a diario en los periódicos. Así pues, este primer texto literario nos presenta a Mario muerto.
A partir de aquí la novela se divide en tres partes bien diferenciadas, la primera y la última escritas en 3ª persona, que actúan a modo de prólogo y epílogo y enmarcan la parte central, la más extensa, que constituye el largo monólogo de Carmen Sotillo ante el cadáver de su marido.
La esquela tiene una misión informativa: dar a conocer del fallecimiento de alguien. Sin embargo como primera página de una novela es un texto imprevisto, no literario, un “collage”, que Delibes ha sabido aprovechar con finalidad literaria y sorprender al lector. La esquela de Mario Díez Collado nos presenta a los personajes que irán apareciendo en la novela y también muestra el mundo lleno de convenciones en el que se mueven los protagonistas. También ofrece la esquela datos de interés social como el lugar y la hora de la misa de alma, la hora de la conducción del cadáver, la dirección de la casa mortuoria y hasta la imprenta que ha confeccionado la esquela:”Gráficas Tello”.
La primera parte, que actúa a modo de prólogo, constituye una descripción, tanto física como humana de la casa mortuoria y del mundo exterior que acompaña a Carmen. Esta parte está narrada en 3ª persona y la presencia del narrador es evidente, enjuicia, valora y hasta se permite una broma culta como llamar a los empleados de la funeraria “los muchachos de Carón” .
Las cinco horas con Mario, la parte central, son el núcleo de la novela y en ellas toma la palabra Carmen sin que se advierta ninguna interferencia del narrador.
Abandonan la sala Valen y Vicente y Carmen le dice a su hijo Mario: “-Mario(…) acuéstate (…) Quiero quedarme a solas con él. Cierra la puerta. Ha apagado todas las luces menos la lámpara de pie que inunda de luz el libro que ella acaba de abrir” (p-32).
El lector se sumerge durante cinco horas- un tiempo que puede coincidir con la duración de la lectura de la novela- en la conciencia del personaje-protagonista, que de modo desordenado, hace recuento de su vida. No se trata de un monólogo seguido, sino que las cinco horas aparecen distribuidas en 27 capítulos numerados con romanos, que cada uno de ellos se abre con una cita de la Biblia en cursiva. Se trata de textos subrayados por Mario, que luego releía: “Mario-dice Carmen a Valen-leía sobre leído, sobre lo señalado. Yo ahora cogeré el libro y será como volver a estar con él. Son sus últimas horas, ¿te das cuenta?” (p-30). Carmen, saltando de un libro a otro, va leyendo distintos pasajes y esa lectura será el desencadenante de su discurso mental. Por lo demás el discurso de la viuda repite una y otra vez los mismos motivos con leves variaciones de contenido.
Con las palabras finales (capit.XXVII), pronunciadas en voz alta y presa de una gran excitación, Carmen implora el perdón de su marido muerto por el conato de adulterio con Pedro en el “Tiburón” rojo.
El epílogo está formado por conversación entre Carmen y su hijo mayor, Mario, a quien había mandado a descansar cinco horas antes. La entrada en escena del hijo supone una tercera perspectiva superadora de las dos representadas por su padre y su madre. Edgar Pauk dice: “Esta parte es la más débil de la obra, por cuanto no es necesaria e interrumpe una perfecta estructura irónica” . Sin embargo Delibes concedía una importancia decisiva a esta parte: “A mí me interesaba particularmente el epílogo, para suavizar, con la intervención del hijo, el contenido pesimista de la novela” .
El mensaje antimaniqueo de la obra: “Todos somos buenos y malos, mamá” (p-251), dirá Mario Hijo, abre las puertas a la esperanza, a la reconciliación. De esta manera el fracaso de Mario padre en su intento de llevar a cabo sus ideales queda compensado por la esperanza de que su hijo siga luchando por ellos.

En cuanto al tiempo, “Cinco horas con Mario”, es una novela de tiempo reducido. Al principio la esquela sitúa la novela en un día concreto: el 24 de marzo de 1966, fecha de la muerte de Mario y la acción de la novela terminará a las diez de la mañana del día siguiente, cuando se produzca la conducción del cadáver. El tiempo del relato es muy reducido , entre doce y catorce horas (3 horas, el prólogo, 5 el monólogo y 4 el epílogo).
Otra cosa es el tiempo evocado en la parte central, que se ensancha hasta alcanzar los 23 años de matrimonio y más atrás, como la infancia de Menchu, su ambiente familiar, los años de noviazgo, toda la vida de Carmen Sotillo.
Referente al espacio también es limitado y se amplía en la evocación. La esquela sitúa en un lugar preciso la escasa acción de la novela: “Casa mortuoria: Alfareros,6, principal derecha”, de una ciudad de provincias. Este espacio real se reduce aún más las 5 horas del diálogo sin respuesta de Carmen, se trata de un cuarto cerrado, el despacho de Mario, convertido en capilla ardiente. La evocación de la viuda amplía el espacio de la casa a la ciudad, que no se nombra, pero se trata de Valladolid, ciudad natal de Delibes. Se habla en la novela de los soportales, la Acera, el Atrio, la fuente del Ángel, la Pajarera y el Pinar, lugares estos fácilmente identificables para quien conozca Valladolid; y dentro de la ciudad, el Instituto, lugar de trabajo de Mario, el periódico, donde escribe, casas de amigos, cines y cafés. Sólo Madrid y la Gran Vía aparecen como lugares evocados fuera de la ciudad provinciana.

PERSONAJES:
Carmen, hija de buena familia (“de clase media más bien alta”) con un padre monárquico convencido, ha asimilado los valores que le fueron inculcados en su ambiente familiar y su fidelidad a ellos es casi absoluta (clasismo, autoritarismo, individualismo y énfasis de las apariencias: “quiero y no puedo”). Tiene una mentalidad convencional, la que corresponde a las costumbres de la pequeña burguesía provinciana.
Para ella la religión es una convención más, una serie de ritos que hay que seguir por costumbre. Nuestra protagonista no busca la absolución de su conato de adulterio en la confesión, como sería normal para cualquier católica de la época, en vez de confesárselo a su marido; sin embargo ella necesita que Mario la perdone.
En cuanto a la sexualidad no se muestra como una reprimida, aunque tampoco lanza las campanas al vuelo: “de sobra sabes que a mí esas porquerías ni frío ni calor (XXIV-216). Carmen no es frígida, sino que se queja de la falta de delicadeza de Mario en las relaciones sexuales. En este terreno se muestra progresista, lamenta no haber podido usar las píldoras anticonceptivas: “las píldoras esas, ya ves, cuando una ya está deformada cargada de hijos” (XVII-163). Mario tiene una posición más conservadora y machista: el matrimonio utiliza el método Ogino, el único permitido por la iglesia católica. Mario no tiene en cuenta que ella no desea una familia numerosa: “No soy de tener muchos hijos”(XIII-132). Carmen le recrimina a Mario su indiferencia hacia ella como persona y como mujer, que es admirada por otros hombres. También le reprocha su falta de erotismo en las relaciones sexuales, en las que sólo busca su propio placer: “que en seguida se te pasa y a una la dejas con la miel en los labios, ni disfrutar” (XIV-141). No siente asco por el sexo, lo que reclama es que no sea un acto puramente mecánico-reproductor, sino que esté asociado a los sentimientos. El hombre que la atrae, Paco, es seductor y cariñoso, es el prototipo de una virilidad convencional asociada al triunfo social, simbolizado en el Citroën DS “Tiburón”(por la forma del morro).
Siendo así las cosas, ¿por qué se enamoró de Mario?, que ni era atractivo, ni varonil, ni rico. Carmen se sintió atraída por su aspecto desvalido: “Yo me decía: ese chico me necesita (…) Luego sí, lo reconozco, me colé de medio a medio, como una tonta” (III-49). Se casó con Mario por amor, un amor basado en su instinto maternal y protector.
Lo que no nos cuenta Carmen son los momentos de felicidad en la vida del matrimonio. La suya es una selección negativa. De la boda sólo recuerda que no pudo ir de blanco y la no consumación del amor la noche de bodas. Nada dice de las alegrías derivadas del nacimiento de los hijos. Carmen desea el perdón de su marido muerto y abandona la cantinela negativa y le confiesa su amor: “Sólo he sido para ti” (XXVII-245)
En lo que se refiere al conflicto ideológico, Mario y Carmen son muy distintos, pero no antagónicos. Los dos representan dos variantes de la mentalidad pequeño-burguesa provinciana en los años 60: una más avanzada y la otra más conservadora.
Las discrepancias entre Carmen y Mario son más de orden pragmático que ideológico. Ella le recrimina que sea tan idealista, ingenuo e intransigente con los poderes fácticos de la ciudad, lo que le ha impedido sacar provecho para su familia (el piso de protección y el cargo de concejal por el tercio cultural). Define a Mario con tres palabras: “testarudo, iluso y holgazán” (XXVI-235), frente a “perseverante, idealista y poco práctico, que había dicho la grafóloga de “El Correo”.

Todo lo que sabemos de Mario lo sabemos por una mujer que se siente hondamente frustrada e injustamente postergada por su marido.
Mario es un católico posconciliar, pero sin llegar a posiciones radicales. Defiende a los más humildes, pero sus ideales solidarios no se canalizan a través de asociaciones o grupos cristianos de base.
En cuanto a las ideas políticas, Mario no es un militante clandestino ni ostenta una ideología marxista (socialista o comunista). Pertenece al bando de los vencedores de la guerra civil, lo que pasa es que no se siente cómodo en él.
La familia de Mario es de ideas liberales. Sus dos hermanos, uno murió en el frente con los nacionales, y el otro fue fusilado por los franquistas por sus ideas republicanas. Esta tragedia familiar es un símbolo de conflicto fratricida en que se convirtió la guerra civil y Mario quiere acabar con la división entre vencedores y vencidos.
Las relaciones de Mario con el régimen son conflictivas: se rebela contra el fraude electoral y contra la censura. Pero, a pesar de ello, escribe en la prensa y publica libros. Es un disidente que actúa en solitario. Sus conflictos no son de índole política, sino que derivan de su filosofía inconformista de la vida, que le lleva a rechazar el incipiente consumismo: el SEAT 600 por el que suspira Carmen.. El conflicto entre Mario y la sociedad que lo rodea, cuyos valores defiende acríticamnete Carmen, es básicamente ético, de valores, que se agudiza por la falta de libertad.
Mario no es el hombre perfecto, sino que también tiene contradicciones entre sus ideales y sus actuaciones; y quizá esas imperfecciones hagan más creíble al personaje. Entre los defectos de Mario tendríamos la falta de afecto y la valoración de su mujer. Carmen queda reducida a las tradicionales funciones de la mujer en la sociedad patriarcal: objeto sexual, ama de casa y madre de sus hijos. Es cierto que su matrimonio no fue feliz, pero la culpa no es sólo de Carmen. Mario no colabora en las tareas domésticas, ni en el cuidado de los niños. La educación que les da no es autoritaria, y a Carmen le parece permisiva. En resumen las ideas avanzadas de Mario sobre la religión y la sociedad no son del todo consecuentes con su vida privada, que funciona con unos roles muy convencionales y con una carencia de afecto entre la pareja.
Resulta llamativa la escasa o nula información de su labor como profesor de instituto, su dedicación profesional principal. En su esquela no figura su profesión. Ni siquiera se menciona qué asignatura imparte. Ningún ex alumno acude a su velatorio. No sabemos cuál es su talante como profesor, cómo se relaciona con sus alumnos.
Mario aparece como una figura compleja y contradictoria sobre la no están de acuerdo los que le conocen: Bertrán, el bedel del Instituto, lo define como “un hombre cabal” y la nota necrológica de “El Correo” dice: “Descanse en paz un hombre bueno”. En el epílogo encontramos tres opiniones bien distintas: “ un revolucionario” (Arronde, el boticario), “un hombre íntegro” (Moyano), “un Tartufo, que no era íntegro por serlo, sino para echar en cara a los demás que no lo eran” (Oyarzum).
Mario enfrentado a una mujer dogmática, que se rige por unos pocos principios, porque nadie la educó para otra cosa, se muestra tolerante y abierto al diálogo, pero también intransigente con sus principios, muy distintos de los de su mujer; sensible a los problemas de los marginados y a la injusta distribución de la riqueza.
Mario Díez Collado-“callado” durante el monólogo- es una figura compleja: Catedrático, periodista, escritor de novelas de contenido pacifista y asiduo de una tertulia. Es un intelectual en un medio hostil. Católico posconciliar y enemigo de los convencionalismos, hombre de gustos sencillos, como ir a su trabajo en bicicleta y liarse sus propios cigarrillos de picadura.
En el aspecto humano, en la relación de pareja, Mario en los 23 años de matrimonio nada ha hecho por elevar el nivel cultural de su mujer y romper la incomunicación. Rodeado por sus libros ha aceptado como normal, que su mujer se dedicara a las tareas domésticas sin despertar en ella inquietudes religiosas o culturales. Y algo hay de contradictorio en quien se preocupa de los menos favorecidos-pobres, locos, presos, prostitutas- y no es capaz de ver la marginación en que vive su mujer.
Por tanto podemos concluir que desde un punto de vista ideológico puede ser para muchos un modelo de intelectual honesto e idealista, pero no podría decirse otro tanto frente a su esposa.
Entre los personajes secundarios tendríamos en primer lugar a familia de Carmen, el padre y la madre, a quienes admira y siente vergüenza de su hermana Julia, porque tuvo que marcharse a Madrid después de tener un hijo con un italiano, Galli Constantino.
De la familia de Mario no se salva nadie. El padre era prestamista, José Mª era rojo y Elviro un escuchimizado.
De los cinco hijos del matrimonio, destaca Mario, el hijo mayor, tan parecido al padre. Doro, la muchacha de la casa ,admira a su señorito.
Carmen admira a quines tienen un cargo importante o tienen buena posición social, así Antonio, el Director del Instituto; Higinio Oyarzum, un hombre de sociedad, pluriempleado con 5 ó 6 cargos y a Arronde, el boticario.
Sin embargo admiran a Carmen, Eliseo San Juan, el de la tintorería, con su eterna cantinela: “qué buena estás, qué buena estás” y Paco Álvarez. Paco , símbolo del ascenso social rápido, un nuevo rico, que deslumbra a Carmen con sus millones, su coche de lujo y sus viajes. Un hombre atractivo de frases lentas y pausadas, que fuma cigarrillos rubios y se perfuma con colonia cara. Podría decirse que es la contrafigura de Mario.
Valentina, Valen es su mejor amiga y quien mejor la comprende. Casada con Vicente Rojo, pertenece a una de las mejores familias de la ciudad. Esther es una amiga de toda la vida, pero no goza de las simpatías de Carmen. Es muy moderna, muy leída, se las da de intelectual, casada con Armando y admira a Mario.
Los amigos de Mario, sus contertulios son : Moyano,”el de las barbas”, don Nicolás, director de “El Correo”, un ser aborrecible, de la “cáscara amarga”; y Aróstegui que en el epílogo se refiere a Mario como un “Hombre íntegro”.
Otros personajes que aparecen fugazmente en el relato son Hernando de Miguel, a quien Mario rechazó un lechazo; Crescente, el de la tienda de ultramarinos, siempre al acecho con el motocarro y Maximino Conde, cuya vida amorosa hubiera resultado un excelente argumento para una novela comercial.

Todo el monólogo de Carmen se apoya en la ficción de que Mario puede oírla. De ahí la importancia de la función apelativa del lenguaje. Vocativos, a veces cariñosos, otras peyorativos o burlescos: “Cariño, hijo, borrico, adoquín, zoquete, pedazo de holgazán”. La llamadas de atención en imperativo son muy frecuentes:“oye, di, fíjate, entérate, toma ejemplo” y también la exclamaciones y preguntas retóricas: ¿eh?, ¿no lo sabías?, hala, qué horror”.
Pero donde Delibes se muestra maestro del idioma es en el lenguaje coloquial de Carmen. Delibes, mientras escribía la novela, realizó un proceso de inmersión lingüística para captar y reproducir los giros, los ritmos y las modulaciones de una mujer de la clase media provinciana. El discurso de Carmen fluye con naturalidad, con autenticidad, sólo comparable a los diálogos de “El Jarama” de R. Sánchez Ferlosio.
El habla de Carmen es convencional y reproduce tópicos, estereotipos y clichés lingüísticos. Buena parte de esos tópicos proceden de su madre: “Mamá siempre lo decía”. Se trata de ideas conservadoras, que defienden que las cosas son como son y siempre han sido así, por lo que es absurdo cambiarlas. Veamos algunos ejemplos: “Cada uno debe arreglárselas dentro de su clase con se hizo siempre” (V-66); “siempre hubo ricos y pobres, Mario” (VI-70); las cosas tienen que ser así porque así han sido siempre” (XV-146).
Para reforzar estos tópicos conservadores, Carmen recurre a las frases hechas: “no es oro todo lo que reluce”, “sin decir oste ni moste”, “sin ton ni son”; a comparaciones fosilizadas: “más visto que el TBO”, “más terco que una mula”, da más guerra que un hijo tonto”; a refranes: “el que tiene padrino se bautiza”, “cada oveja con su pareja”.
Y para dar más autenticidad al habla de Carmen, Delibes reproduce errores gramaticales, propios del habla de Castilla: laísmo, loísmo y leísmo: “la hice daño”, la agradasen las esquelas”, con qué cara voy a contestarlos”, “aún les hay”. También usa Carmen el artículo delante de los nombres propios: El don Nicolás, el Aróstegui, el Moyano”.



SIGNIFICACIÓN:
El título de la novela “Cinco horas con Mario” no se ajusta totalmente a la verdad, después de leída, esas cinco horas son ,en realidad para el lector “Cinco horas con Carmen”. Hecha esta observación Carmen y Mario ambos son coprotagonistas del relato, si bien el autor parece que quiere privilegiar a Mario, ya desde el título.
En lo que se refiere a los nombres tenemos por una parte a Carmen (nombre de mujer, verso latino y quinta con jardín del Albaicín granadino), pero sobre todo es un nombre muy común de la mujer española. También aparece en la novela con el diminutivo Menchu. El apellido Sotillo, diminutivo de soto, significa terreno algo elevado a la orilla de un río con árboles. Así pues de su nombre y de su apellido podemos deducir que nuestra protagonista es una mujer corriente y ramplona de la pequeña burguesía provinciana.
En cambio Mario Díez Collado, su nombre no es tan común ni castizo como el de Carmen; y el segundo apellido COLLADO designa una elevación del terreno sin árboles, según lo cual la figura de Mario quedaría más elevada que la de Carmen.
El tema central de “Cinco horas con Mario” es la incomunicación de los dos personajes Carmen y Mario, que representan a las dos Españas que se enfrentaron en la guerra civil. Y esta incomprensión es por ambas partes. Hay un rechazo y una intolerancia a las ideas del otro, porque todas las ideas de Carmen tampoco son negativas. La novedad de la novela consiste en analizar desde dentro de un personaje las ideas y la mentalidad de las clases medias españolas que se sentían a gusto con el régimen. Delibes utiliza la ironía para comunicarse con el lector o éste realiza un contramonólogo para captar el mensaje.
Carmen con su monólogo trata de justificarse y defenderse ante Mario y así sus ataques se vuelven contra ella, es el juego de la ironía. Es egocéntrica, poco culta, anticuada, dominadora, sólo se preocupa de lo superficial y de lo material; mientras que Mario, tiene una buena biblioteca, lee, comparte opiniones, es honesto y lucha por los derechos de los más desfavorecidos. De esta forma consigue Delibes criticar las estructuras de los años 60 de forma indirecta, sorteando la posible censura y plasmar el choque de dos mentalidades: la de Carmen de ideas conservadoras, espíritu reaccionario, prejuicios, hipocresía y convenciones sociales y la de Mario de ideas y actitudes abiertas, progresista, intelectual, tolerante compasivo y justo.
“Cinco horas con Mario” se leyó, cuando se publicó, como un hiato entre los católicos tradicionales y los posconciliares. Más tarde, en la transición, se hizo una lectura política: el conflicto ideológico entre las dos Españas, Carmen se identificaba con el franquismo y Mario con el antifranquismo y en la actualidad hay una tendencia a fijarnos más en el aspecto humano de la pareja.
También tiene importancia como documento sociológico y el gran valor del lenguaje coloquial de Carmen.
La novela es pesimista y amarga, de una estructura novedosa en el fondo y en la forma. Y el mensaje final, cuyo portavoz es Mario hijo, abre una puerta a la esperanza y a la reconciliación de las dos Españas y de los individuos.
“Cinco horas con Mario” fue muy bien recibida por la crítica, Guillermo Díaz-Plaja en ABC (1967), Joaquín Marco en “Destino”(1967), José Domingo en “Ínsula” (1967), todos destacan el valor del lenguaje coloquial de Carmen, la carga política, la ironía y la crítica a la anquilosada sociedad del momento e Isaac Montero en la “Revista de Occidente”(1968) habla de “la descripción del limbo femenino y burgués español”.
La novela, a su vez, fue bien recibida por los lectores, de tal forma que en dos años salieron 3 ediciones, la primera con 35.000 ejemplares. Se ha editado 32 veces en la colección “Ancora y Delfín de “Destino” hasta 2004, después de editó en Destinolibro;
También ha sido editado por Salvat (1971), por Orbis (1984), por el Círculo de lectores (1984), en 1995 se editó en la colección “Clásicos Contemporáneos Comentados” de Destino, con una espléndida introducción de Antonio Vilanova , que en 2004 se edita la 9ª edición, por Planeta(1996) y por la Colección Austral en 2007.
El mismo Delibes, asombrado ante la reacción de los lectores comentó a Javier Goñi (Ob. Cit. pp.84-85): “No sólo no tuve ningún problema con esta novela, sino, que, además, nadie se reconoció en ella, esto es lo que más me chocó, personas de las que yo había tomado frases enteras, discursitos, tics, pues nada, me decían lo bien que lo habían pasado leyendo mi novela, cuánto se habían reído, cuánta razón tenía, y yo no salía de mi asombro”. ¿Entonces?.
Las traducciones también han sido numerosas: al rumano (1970), al checo (1972), al inglés (1972), al ruso (1975), al alemán (1976) y al italiano (1982).
Además de todo el éxito de crítica y de ventas en 1979 se estrenó en Madrid una adaptación teatral de “Cinco horas con Mario”, realizada por Delibes, una versión resumida y actualizada. Suprime las citas bíblicas, los personajes secundarios, reduce los recursos lingüísticos coloquiales, añade acotaciones teatrales y dinamiza el monólogo. Esta versión fue interpretada por la actriz Lola Herrera con gran éxito de público por toda España.
En 1981 se estrenó la película “Función de noche” dirigida por Josefina Molina y protagonizada por Lola Herrera y su ex marido Daniel Dicenta. Esta película no era un versión para el cine de la novela, sino un documental de la crisis de pareja. Así pues el tema planteado en la novela ha ido evolucionando hacia la crisis de pareja en detrimento del contexto (renovación del catolicismo, desarrollismo, franquismo).

NOVELAS DE DELIBES:
La sombra del ciprés es alargada, 1948; Aún es de día,1949; El camino, 1950; Mi idolatrado hijo Sisí, 1953;La hoja roja,1959, Las ratas, 1962; CINCO HORAS CON MARIO,1966; Parábola Del náufrago, 1969; El príncipe destronado,1973; Las guerras de nuestros antepasados,1975; El disputado voto del señor Cayo,1978; Los santos inocentes, 1981; Tres pájaros de cuenta,1982; Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso,1983; El tesoro, 1985; 377ª, madera de héroe, 1987; Señora de rojo sobre fondo gris,1991; Diario de un jubilado, 1995 y El hereje,1998.

BIBLIOGRAFÍA:
.Alonso de los Ríos César.”Conversaciones con Miguel Delibes”. Destino. Barcelona, 1995
.Edgar Pauk.”Miguel Delibes: Desarrollo de un escritor(1947-1974). Edit. Gredos. Madrid, 1975
.Medina-Bocos Amparo.”Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes. Guía de lectura. Edit Alhambra.Madrid, 1989.
.Sobejano Gonzalo.”Novela española de nuestro tiempo”. Edit. Prensa Española. Madrid, 1970
“Cinco horas con Mario” (Versión teatral)Selecciones Austral Madrid, 1981.
.Villanueva Darío. “Estructura y tiempo reducido en la novela”.Edit Anthropos. Barcelona,1994.

Madrid, 4 de febrero de 2010.









Portada de la 1ª edición, 1966

16 comentarios:

natalia_paperblog dijo...

Buenos días Anastasio,
Quisiera disculparme, pero no he encontrado otra manera de contactarte que a través de los comentarios. Soy Natalia, de Paperblog. Me pongo en contacto contigo para invitarte a conocer el proyecto Paperblog, http://es.paperblog.com, un sevicio de difusión cuya misión consiste en identificar y dar a conocer los mejores artículos de los blogs inscritos ,que sino, se diluyen entre la masa antes de llegar a los oportunos lectores. "Erudición y crítica" se adapta a nuestros criterios y creo que tus artículos resultarían muy interesantes a los lectores de "Cultura, Literatura"
Espero que te motive el proyecto que iniciamos el mes pasado con tanta ilusión. Échale un ojo y Mientras, no dudes en escribirme para conocer más detalles.
Un saludo de todo el equipo, 
Natalia -natalia@paperblog.com
Responsable Comunicación Paperblog

Anónimo dijo...

Hola, me ha encantado el articulo. Estaba buscando algo asi, para ver si alguien tenia una opinion sobre la obra. No me la he leido, solo he visto su representacion teatral con Natalia Millan.
Pero creo que este articulo narra muy bien lo que quiso decir Delibes escribiendo la obra. Y tambien me ha servido para ratificar algunas cosas que pensaba y para aclarar otras.
Lo primero que voy a investigar es si tiene en su blog mas articulos como este.
Gracias por compartirlo en este blog

Antonio. F dijo...

Hola anastasio soy otro alumno del ies, me ha gustado mucho

Anónimo dijo...

Hola buenas
Me ha parecido un tema muy interesante pero bastante largo en el que se explica la posicion de Delibes sobre su obra

Alex dijo...

Hola anastasio soy un alumno del ies claudio sanchez albornoz que a leido "cinco horas con mario" y me a gustado mucho en la tercera evaluacion lo vamos a ver mas detenidamente, gracias.

Dori Buscandoanemo dijo...
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Dori Buscandoanemo dijo...

Hola !
somos dos alumnas del I.E.S. Claudio Sánchez Albornoz (El Tiemblo).
Nos ha parecido muy interesante este blog, ya que estamos muy interesadas en las obras de Miguel Delibes.
Ya tenemos las entradas para ir a ver esta obra tan maravillosa en Madrid.
Un beso a tod@s.

Dori Buscandoanemo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dori Buscandoanemo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Albiita dijo...

Hola!
Enorabuena por la entrada. Es muy útil para realizar comentarios sobre el texto, especialmente la parte de significación.

CiclismoTTT dijo...

este blog me a servido de gran ayuda...sigue asi!

Gordon Freeman Martinez dijo...

soy de ies C.S.A. me ha gustado mucho este texto y me ha servido de mucho. Gracias anastasio

fidel dijo...

gracias anastasio me ha servido de muxa ayuda. Soy del ies c.s.a

Anónimo dijo...

muy útil. Como profesora de literatura de bachillerato te felicito y te agradezco que lo compartas.

Anónimo dijo...

Te felicito por tu blog, me pudieras decir que libro o escrito utilizaste para citar el comentario siguiente de Delibes:
El mismo Delibes, asombrado ante la reacción de los lectores comentó a Javier Goñi (Ob. Cit. pp.84-85): “No sólo no tuve ningún problema con esta novela, sino, que, además, nadie se reconoció en ella, esto es lo que más me chocó, personas de las que yo había tomado frases enteras, discursitos, tics, pues nada, me decían lo bien que lo habían pasado leyendo mi novela, cuánto se habían reído, cuánta razón tenía, y yo no salía de mi asombro”. ¿Entonces?.

Anónimo dijo...

Genial análisis. Tenía que leer esta novela para el colegio, y después de leer los libros que me mandan, me gusta buscar críticas, para afianzar lo leído y asegurarme de que he entendido bien todo lo que me pueden preguntar. Sin duda, esta es el mejor análisis de la obra que he encontrado por la red. Gracias por compartirlo y felicidades por un trabajo tan bueno.

PD: Aún no entiendo como la censura dejó pasar una obra que vapulea de tal manera a los conservadores.