lunes, 8 de marzo de 2010

ANÁLISIS Y ESTRUCTURA DE "RETAHÍLAS" de Carrmen Martín Gaite

Carmen Martín Gaite, Salamanca, 1925- Madrid, 2000

Carmen Martín Gaite nos da noticia de la génesis de “Retahílas” en la última página de la novela: “Empecé a tomar los primeros apuntes para esta novela en junio de 1965, en un cuadernito al que llamo, para mi gobierno, “cuaderno-dragón” por un dibujo que me había hecho en la primera hoja un amigo que entonces solía decorar mis cuadernos.
Terminé su redacción definitiva la tarde del 31 de diciembre de 1963, en mi casa de Madrid” .
No obstante la referencia más explícita a la composición de “Retahílas” la da la autora en una entrevista de 1970, donde habla de un doble argumento:”El de la ruina y el de la búsqueda de interlocutor. Nunca se escuchan historias mejor contadas que las que se cuentan a un interlocutor casual (…). Mi novela querría ser un diálogo muy difícil entre dos personas de distinta edad,(…) que se han visto obligadas a pasar juntas una noche con un pretexto casual. Poco a poco se van escuchando una a la otra (…), se van haciendo interlocutora la una de la otra” .
También el germen de esta novela estaría en un ensayo de la salmantina que da título a todo un libro:”La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas” de 1973. Así “Retahílas” sería una especie de aplicación novelesca de lo que allí se expone como un grave problema humano e intelectual y en ambos, artículo y novela, se usa la misma cita del P. Martín Sarmiento:”La elocuencia no está en el que habla, sino en el que oye; si no precede esa afición en el que oye, no hay retórica que alcance, y si precede, todo es retórica del que habla”(p.12).
Carmen Martín Gaite había publicado su última novela,”Ritmo lento” en 1962, así pues guardó silencio en lo que se refiere a la novela durante 12 años, renovada y mejor pertrechada para el oficio vuelve con “Retahílas”, que se publica por la Editorial Destino en la colección “Ancora y Delfín” en 1974.

Pero veamos cuál es su argumento: En el pazo familiar de Louredo, tía (Eulalia) y sobrino (Germán) coinciden cuando acompañan a la abuela y bisabuela respectivamente mientras agoniza. Conversan ambos durante una noche de agosto y se cuentan sus vidas y sus experiencias.
La novela está formada por seis capítulos centrales monologados alternativamente por cada uno de los dos protagonistas: Eulalia y Germán, a los que se añaden un preludio y un epílogo narrados en 3ª persona.
Cuenta el preludio la llegada de Germán al pazo familiar, donde no había estado desde los tres años, para acompañar a su bisabuela moribunda, Matilde, marquesa de Allariz. La anciana vivía en Madrid y su nieta Eulalia la ha trasladado a Galicia para que muera allí. Lleva siempre a su lado un baúl de recuerdos, su memoria. La hija de Matilde, Teresa, madre de Eulalia, tenía un carácter débil. Su marido la dominaba. Tuvieron dos hijos, Eulalia y Germán (padre). A la muerte de Teresa, el marido se despreocupó de sus hijos y se trasladó a América. Se casó de nuevo, pero mató a su mujer y se suicidó.
Eulalia tiene 45 años y está separada de su marido desde hace diez, pero lo recuerda constantemente. No tienen hijos. Germán, padre del sobrino, con quien habla, quedó viudo cuando sus hijos eran pequeños. Entonces se casó con la institutriz, Colette, con quien Eulalia no se llevaba bien y los hijos no la quieren.
A lo largo de la noche, en el salón del pazo, Eulalia cuenta a su sobrino los momentos más importantes de su vida. Le habla de las lecturas de su infancia, de la muerte de su madre, de la amistad con su cuñada Lucía, madre de Germán y de su hermano Germán. Sigue hablando del fracaso de su matrimonio con Andrés, de sus amigos y de su viaje a la India. Cansada por lo avanzado de la noche, se queda dormida sobre Germán.
En las retahílas de su sobrino conocemos cómo ha llegado a Galicia procedente de la costa catalana. Antes había estado en Londres, pero se aburría. Había pasado la noche anterior con su amigo Pablo y le llegó el telegrama de su tía Eulalia, tomó el avión para Madrid y después para Galicia. Habla de su madre, de su padre y de su madrastra, de su amigo, de su hermana Marga y de su novia Esther. Se siente feliz en la comunicación con su tía Eulalia.
Juana Failde, la criada, vive en el pazo desde los 7 años. La abuela pidió que la trataran como a uno más de la familia. Tiene la misma edad que Eulalia, pero está mucho más avejentada. Dispone de plenos poderes en la casa, pero no los usa. Cuando tía y sobrino se duermen después de sus retahílas alternadas, Juana entra para anunciar la muerte de Matilde . Son las cinco menos diez de la madrugada.
Este es el esquema de los componentes de la familia:

Ramón casado con Matilde (abuela-bisabuela), marquesa de Allariz
/
Teresa casada con marido innominado (difunto)
/
EULALIA (interlocutora) casada con Andrés (sin hijos)
Germán casado con Lucía (1ª mujer,difunta); 2ª mujer, Colette
/
GERMÁN (interlocutor)
Marga
Juana Failde, la criada.

ESTRUCTURA:En la novela hay un antetexto con una dedicatoria: “Para Marta y sus amigos”(…) y en la página siguiente se anotan las definiciones de la palabra “retahíla”, dadas por el diccionario de la RAE , por el de Joan Corominas y por la misma autora. “Yo debo añadir(…) el sentido figurado de “perorata, monserga o rollo” (…) con que he oído emplear esta palabra desde niña en Salamanca”. En la página siguiente vienen dos citas que hacen referencia a la comunicación, la primera de Fray Martín Sarmiento y la segunda en francés de Brice Parain.
A partir de ahí hallamos una disposición tripartita con un Preludio y un Epílogo que enmarcan el cuerpo central o diálogo de tía y sobrino. Este cuerpo central o cuadro consta de once retahílas pronunciadas por Eulalia (seis) y por Germán (cinco), ocupando el doble de extensión las de Eulalia. Ella es la que conduce el diálogo, porque tiene más que contar, más edad y por ende más madurez. Eulalia inicia y cierra el diálogo. La intervención de cada personaje se marca en el inicio de los capítulos con las iniciales del que habla: E y G, seguidas de un número en letra: E.Uno. G.Uno, de tal forma que llegan a G.Cinco y E.Seis, las once retahílas, la E.Seis muy breve.
Las retahílas empiezan con un guión en el párrafo inicial para marcar el cambio de interlocutor. Los capítulos (retahílas o parlamentos) están enlazados entre sí por una misma palabra, expresión o idea que se retoma como “hilo” que fuera hilvanando la historia, así termina E.Uno: (…) “arrugando la frente lo mismo que estrujamos un trapo” y así comienza G.Uno: –“Quítate la mano de la frente, anda no tienes arrugas”. Estos enlaces sirven para que un personaje dé entrada al otro, a la vez que encadenan los monólogos entreverados como fases de un diálogo .
En el Preludio se nos presenta a Germán, la causa de su viaje, el lugar al que llega y el momento del suceso. Interesa como fuente de información. Su estilo es decimonónico, costumbrista, parece como si estuviéramos leyendo una novela de doña Emilia Pardo Bazán: “Ya había atardecido completamente. Un resplandor rojizo daba cierto tinte irreal, de cuadro decimonónico a aquel paisaje” (p.16).
En el Epílogo, volvemos a la realidad conociendo la hora, los detalles del lugar y el aspecto de Eulalia. Con el cierre del baúl, Juana, la criada, cierra la novela. Entre ambos capítulos referenciales, el cuerpo central de las once retahílas será el ámbito de la memoria de Eulalia y Germán, tía y sobrino.
En el proceso narrativo de “Retahílas” hay tanto evocaciones como reflexiones de Eulalia y de Germán; así Eulalia reflexiona sobre el pasado, el tiempo y la muerte, sobre su soledad, sobre Juana, sobre su juventud junto a Lucía y sobre su vida matrimonial. Germán en sus retahílas habla de su soledad infantil y de Eulalia; de la comunicación ideal al evocar a su amigo pablo; de la amistad de Harry con su padre; del desamparo que sintió al perder a su madre y su necesidad de Eulalia.
Martín Gaite ha sabido crear dos personajes de carácter semejante pero con voces distintas, cuyas principales diferencias proceden de la edad. La madurez de Eulalia hace que sus reflexiones sean más numerosas y más profundas; pero lo más interesante es el cambio que se produce en el sobrino. Su discurso evoluciona, y lo que en las primeras retahílas son más bien, evocaciones de personas conocidas, en las últimas reflexiona sobre temas abstractos como el misterio de la vida, el poder de la palabra o la magia de la literatura.

ESPACIO: “Retahílas” se sitúa en una aldea gallega no identificada, aunque sabemos por la autora que es San Lorenzo de Prior, a cinco kilómetros de Orense, pueblo de la madre y donde Marín Gaite pasaba los veranos hasta los 25 años, que se vendió la casa. En la aldea se ubica el pazo familiar de Louredo, casi en ruinas, rodeado de un jardín y envuelto en un ambiente misterioso. Dentro de la casa, en el piso superior, al lado del dormitorio donde agoniza la abuela, está la sala que ocupan Eulalia y Germán en su vigilia. Estamos, pues, en un espacio interior propicio para el diálogo. Entre la alcoba y el salón hay una cortina de terciopelo en vez de una puerta. La habitación-salón no se describe hasta el final y los elementos que contiene son mínimos: un piano, libros por el suelo, un sofá y poca luz, para centrar la atención en lo que dicen los personajes: “aislados en su castillo inexpugnable de palabras” (p.190), en el cual permanecerán hasta que su conversación se apague.
Hay un espacio abierto en la novela el monte del Tangaraño (Endemoniado), donde se pierde Eulalia en su esfuerzo por huir de la muerte, que ronda la casa y la encuentra en el bosque en forma de jinete: “era un caballo negro,(…) y encima iba un jinete con un sombrero raro y unas ropas oscuras” (p.26). Su regreso precipitado al pazo nos indica que es imposible escapar del pasado.
También la alusión a la fuente del pueblo, construida por el abuelo Ramón, según en la inscripción:”A D. Ramón Sotero, la sociedad de agricultores de N…como gratitud. Año de 1898” (p.17), el lugar donde acaba la carretera se convierte en un símbolo de su destino.
La búsqueda de claves personales es la razón que lo empuja a regresar al paisaje de la infancia. Tras permanecer toda la noche en las sombras del pazo familiar, saldrán a la luz del nuevo día transformados con más conocimiento de sí mismos gracias a las retahílas pronunciadas.

TIEMPO: En “Retahílas”, la acción comienza un anochecer de agosto y termina al alba del día siguiente, unas seis horas (tiempo reducido, pues, como en “Cinco horas con Mario” o en “El Jarama”), con menciones precisas del paso del tiempo: “tuve que echarme al monte en plena tarde, a las seis” (22), “Es que es muy tarde está amaneciendo”(185), “sobre la mesilla el reloj marcaba las cinco menos diez”(188). Junto al tiempo objetivo que va avanzando, la cronología cobra un sentido metafísico de empujar hacia la muerte a la anciana, como anuncia su reloj: “la señora lo llevaba siempre consigo dondequiera que fuese (…) la esfera venía rematada en la parte superior por una figura de la muerte con manto y guadaña” (p.188).
Hay que considerar el marco temporal de la noche, porque la nocturnidad propicia la conversación más que el día, y además las horas pasan más lentas, no hay interrupciones y el plazo es más largo.
Además del marco temporal de una noche, tenemos que considerar el tiempo evocado, que se remonta hasta 1898, fecha de la inscripción de la fuente a la que llega Germán en el Preludio y en las retahílas el tiempo se expande hacia el pasado, de modo que tía y sobrino consiguen enhebrar una charla en la que el pasado les ayuda a interpretar el presente. Los recuerdos unas veces se remontan a tiempos lejanos y en otras a momentos más cercanos. Y si bien el tiempo presente que viven los protagonistas es muy reducido, el tiempo evocado se expande y así consiguen construir personajes reflexivos.

PERSONAJES: Tenemos, por una parte, los personajes secundarios que son: Doña Matilde, marquesa de Allariz, anciana centenaria que agoniza, casada con el indiano Ramón Sotero. Su hija Teresa se casó con un marido, que no se nombra y tuvieron dos hijos: Eulalia y Germán Orfila, que crecieron junto a una huérfana recogida en el pazo, Juana Failde, a la que luego abandonan como a la casa. El marido innominado de Teresa, al morir ésta, se largó a Venezuela con un dinero que no le correspondía, porque era de bienes gananciales, allí se casó, mató a su esposa y se suicidó. Eulalia se casa con Andrés y tras diez años de matrimonio sin hijos, se separan. Germán (padre) se casa con Lucía, tienen dos hijos Germán y Marga. Germán enviuda y se casa con la institutriz Colette.
Pero los dos personajes protagonistas de las novela son tía Eulalia y sobrino Germán.
Eulalia en el momento presente es una mujer madura de 45 años separada, que no encontró en su marido Andrés al interlocutor ideal. Germán con 20 años tampoco encontró a nadie con quien conversar, sobre todo desde que murió su madre y su padre se volvió a casar con Colette.
Ambos han regresado a la casona familiar, ella a enfrentarse con su pasado y él a recordar el lugar de sus veraneos infantiles; y mientras esperan la muerte inminente de su abuela y bisabuela, descubren que han encontrado el interlocutor ideal.
Eulalia es una intelectual, independiente, irresponsable, contraria a la maternidad, quería vivir libre; pero al hacer balance de su pasado reconoce sus errores y le confiesa a su sobrino: “llevo más de un año haciendo revisión de mis errores y aguantando a pie quieto la soledad; la tuya de esos años me duele como los hijos que me negué a tener y que ahora desearía, echo de menos todo lo que no he sido capaz de dar”(156).
A Germán le interesa escuchar, más que decir, y que alguien le cuente historias de su madre para llenar el vacío que le causó su muerte. Eulalia y Germán comparten la desorientación. En sus vidas ambos se han rebelado ante los patrones convencionales buscando ser auténticos, aunque el precio haya sido la soledad. Pretenden la salvación por la palabra, por el diálogo; y esta necesidad de comunicarse es lo les hace distintos a los demás: “Todo la noche en vela, (…) aislados en su castillo inexpugnable de palabras, un hilo de palabras fluyendo de Eulalia a Germán, volviendo de Germán a Eulalia, retahílas pertenecientes a un texto ardiente e indescifrable” (p.190).
Otro personaje que tiene cierta relevancia es la criada, Juana, por sus relaciones íntimas con Germán padre y por ser víctima del abandono de su familia de acogida. Lo que se destaca de ella es, sobre todo, los ojos: “son los ojos por donde se le sale todo lo que no dicho de veinte años acá, los ojos la traicionan y gritan por ella.”(85)

SIGNIFICACIÓN: “Retahílas” irrumpe en el panorama literario español cuando ya el movimiento realista estaba finiquitado por haberse politizado en exceso y por sus carencias estéticas. Luis Martín-Santos había dado el aldabonazo en 1962 con “Tiempo de silencio”: La misma Carmen Martín Gaite perteneció a aquel grupo de novelistas que dio un testimonio válido en su momento y aportó obras de evidente calidad: “Entre visillos”(1958) y “ Ritmo lento”(1963). La renovación formal de las técnicas narrativas presentadas por “Tiempo de silencio” se radicaliza y da lugar a una corriente experimentalista en la que los novelistas se centran en la novedad de la forma y olvidan la trama, el retrato de los personajes, el espacio y el tiempo concretos.. Fruto de ello surgió un tipo de novela poco atractiva para el lector medio, que no la entendía y que le aburría por el escaso hilo argumental de algunas novelas.
Pues bien, la autora consciente de la necesidad de nuevos modos de narrar presenta una historia que se entiende con relativa facilidad y que trata de asuntos de interés para los lectores. Aboga por una literatura que transmita reflexiones, emociones y placer estético de un modo claro, sin estridencias. En resumen la suya es una apuesta por recuperar a ese lector hastiado de los usos narrativos sociales y experimentalistas. La crítica es unánime al aceptar la calidad y la oportunidad de la novela y la buena acogida por el público lector.
“Retahílas” presenta una comedida renovación narrativa, adaptada a los tiempos y los temas que tratan son los que más preocupan al hombre: la vida, la muerte, la decadencia, el paso del tiempo, el amor, la soledad, las relaciones personales y la familia. Pero hay un tema clave que centra la novela: la comunicación, la búsqueda de interlocutor.
Ya el mismo título, “Retahílas”, que Martín Gaite glosa en el antetexto, es significativo, porque hace referencia a una comunicación insistente; así como las dos citas que le siguen: “La elocuencia no está en el que habla, sino en el que oye” de Martín Sarmiento y “Cada vez que estamos angustiados, es el lenguaje quien nos aporta la salvación necesaria” de Brice Parain. También hay que tener en cuenta el nombre de la principal protagonista, Eulalia, que significa bien hablar y Germán, cuyo significado hermano, será propicio para la confidencia; con todo esto Eulalia con más edad y más experiencia iniciará la conversación (las retahílas) para que su sobrino las continúe y complete.
La figura de Eulalia se erige como centro de la novela (protagonista principal). El contenido de su conversación versa sobre su pasado personal y el encuentro con Germán coincide con el fracaso de su matrimonio. Tiene 45 años y está en crisis.
Eulalia comienza la primera retahíla hablando de la ruina y compara su propia vida con las goteras, las grietas y la carcoma del pazo:”Son como las arrugas de la cara las grietas de una casa, que existen cuando empiezan a importar” (40). Las retahílas inciden en la decadencia de las cosas, de las personas, del lenguaje; sin embargo frente a esa decadencia la autora deja constancia de que es posible la comunicación interpersonal, la salvación por el lenguaje, y a pesar del tono melancólico de los diálogos, es una obra que transmite esperanza e ilusión.
Pero, ¿cuáles son los temas que Carmen martín Gaite va desgranado en la novela’ Pues principalmente el tiempo y la rememoración del pasado. Así Ricardo Gullón dice que el tema central de la novela “es el tiempo y su efecto sobre las personas” . Luis Suñén defiende que “toda la novela es indagación sobre la profunda necesidad de comunicarse” ; para Santos Sanz Villanueva el problema que late en el fondo”es el de la incomunicación, el aislamiento de la persona y la necesidad de realización fuera de sí mismo” .
En la novela Germán y Eulalia rememoran sus vivencias y el deseo de contarlas es tan elocuente, que casi llegan a volver a vivir sus antiguas frustraciones, sus sueños y sus desamores. “Retahílas” es una conversación sobre la familia, las relaciones humanas, el paso del tiempo y el amor. Ricardo Gullón dice: “El argumento de la obra pudiera resumirse en una breve frase: la vida como tema de conversación” (O.cit, p.83) y más adelante el mismo Gullón pronuncia su retahíla más brillante a “Retahílas, que dice así:”Fragmentación formal, disolución de la cronología en la continuidad del presente narrativo, clausura en el espacio verbal, consistencia del personaje (…), signos de modernidad (…).”Retahílas” es, sin duda, una novela de nuestro tiempo, inserta en la línea de cambio sin estridencias, de la alteración lograda con pasos de fieltro” (O.c.89).
Recapitulando la novela es una defensa del diálogo como medio de autodescubrimiento a partir de una conversación sobre las claves de la vida entre dos seres que anhelan una realización individual a través del conocimiento de sí mismos.
Eulalia y Germán buscan las claves que les ayuden a aclarar el estado en que están sumidos; y casi de modo inconsciente, uno y otro, “alter ego”, desdoblado de la propia Martín Gaite, convienen en establecer el método para conocerse a sí mismos y lo fijan en tres pilares. El primero el diálogo que es la base de cualquier entendimiento humano y ese diálogo debe producirse con el interlocutor adecuado y en condiciones óptimas. Segundo en ese diálogo se debe hacer una reflexión sobre los valores esenciales del ser humano: la comunicación, el amor, la maternidad, el tiempo, el olvido, la familia. Y tercero creen que toda persona es el resultado de su pasado, por lo tanto habrá que revisar y analizar el tiempo vivido.
Reflexiones y recuerdos próximos y remotos tienen su cierre en el simbolismo final. La llegada del caballo blanco en la retahíla “E.Seis”:”Quieto, ven, agacha la cabeza. Es el caballo. ¡Qué cerca se oye ahora” (p.187), el mismo que imaginó Eulalia en “E.Uno”: “era un caballo negro (…), y encima iba un jinete con un sombrero raro y ropas oscuras” (p.26), lo que concede a la novela una estructura circular donde todo queda hilvanado. Ese caballo de la muerte para la abuela centenaria será el ave Fénix para Eulalia y Germán. El tránsito de la abuela y bisabuela servirá para renovar la estirpe y orientar las vidas de tía y sobrino.
La novela fue muy bien recibida por la crítica y por el público lector, de tal forma que no ha dejado de editarse desde 1974.
La lectura 36 años, después de publicada, resulta gratificante y a mí me ha producido entusiasmo por la sinceridad de las reflexiones.

Ediciones de “Retahílas”:
Editorial Destino. Colección Áncora y Delfín, 1974 (1ª edición)
Destinolibro, 1979 (Prólogo de Emma Martinell)
Destino. Clásicos Contemporáneos Comentados (Comentado por Adolfo Sotelo), 1996
Círculo de Lectores, 1989 (Prólogo de Rafael Conte)
Editorial Planeta. Clásicos de nuestro tiempo) . Barcelana 1989
Bibliotex. Las 100 mejores novelas en castellano del siglo XX. (Prólogo de Paula Izquierdo). 2001
Editorial Siruela. ( prólogo de Manuel Rivas), 2009

Novelas de Carmen Martín Gaite:
El balneario (1955), Entre visillos (1958), Ritmo lento (1963), RETAHÍLAS (1974), Fragmentos de interior (1976), El cuarto de atrás (1978), Caperucita en Manhattan (1990), Nubosidad variable (199)9, Lo raro es vivir (1996), La reina de las nieves (1997), Irse de casa (1998) y Los parentescos (2001), inconclusa, editada por Belén Gopegui.

BIBLIOGRAFÍA:
Alemany Bay Carmen. “La novelística de C.M.G. Diputación de Salamanca, 1990
Jurado Morales José.”La trayectoria narrativa de Carmen Martín Gaite. Edit Gredos. Madrid, 2003
Martín Gaite Carmen. “Retahílas”. Bibliotex. Barcelona, 2001
“ “ Destino (Comentado por Adolfo Sotelo). Barcelona 1996
“ “ Crítica (Ed. De Montserrat Escartín). Barcelona, 2002
Martinell Emma. “Al encuentro de C. M. G. Homenajes y bibliografía”. U.de Barcelona, Facultad de Filología,1997


Madrid, 4 de marzo de 2010

Anastasio Serrano

1 comentario:

Unknown dijo...

Ha hecho un análisis maravilloso sobre el libro. Me encanta Carmen Martín Gaite, es junto a Dolores Medio, mis autoras preferidas.
La primera vez que leí Retahílas, tenía 20 años; la he vuelto a leer varias veces, y nunca me decepciona, todo lo contrario.
Felicidades por su análisis.